Jaime Rubio Hancock es uno de los periodistas más reputados del país (ignoramos cuál). Cofundador de la revista Playboy, fue director de The New York Times entre 1987 y 1992, cuando se convirtió en el primer menor de edad en dirigir una publicación diaria. Desde las páginas de ese diario se opuso a la guerra de Iraq, destapó la trama del Gal y predijo la Revolución Francesa. Actualmente publica en Libro de Notas cada jueves esta serie de entrevistas que, según nueve de cada diez dentistas, jamás tuvieron lugar.
Admitámoslo sin más: la semana ha sido más bien tirando a sosa y no había personajes que estuvieran de actualidad y que al mismo tiempo merecieran ser entrevistados por Jaime Rubio, quien por cosas de la vida vengo a ser yo. De hecho, el gran notición político ha venido protagonizado por Manuel Cobo: el segundón del alcalde de una ciudad llena de gente y que no le importa a nadie como es Madrid.
Por supuesto, me presenté en las oficinas de Libro de notas dispuesto a exigir un permiso semanal. Marcos Taracido me recibió en su despacho-jacuzzi después de hacerme esperar las tres horas de rigor (la dichosa pedicura de los martes). Fui franco e incluso Obama con él: yo así no puedo trabajar, necesito personajes de entidad, con cierto empaque, yo no puedo ir a entrevistarme con el tal Cobo, por ejemplo.
La respuesta de Taracido fue la habitual en un líder de su dignidad humana, capaz de comprender los motivos y razones que llevan a Dos puntos comillas a ser un faro de esperanza y dignidad en el triste panorama periodístico español. Es decir, amenazó con despedirme y me soltó a Rufus, un fiero y sanguinario chihuahua, recién retirado del mundo del toreo.
Me presenté en el despacho de Cobo unas horas más tarde, con la pernera del pantalón roída y dos dedos menos en el pie izquierdo. El vicealcalde (que es un cargo superimportante, como bedel adjunto, lo menos) me recibió en mangas de camisa, bebiendo un vaso de lo que parecía whisky y que gracias a un examen posterior pude comprobar que se trataba de Nestea. Pero el tío lo bebía en vaso ancho y poniendo boca así de ah, cómo quema, me están saliendo pelos en el pecho, oh, ah.
Obviamente, quería preguntarle por las declaraciones en las que dejaba de vuelta y media a Esperanza Aguirre, pero un bostezo me dislocó la mandíbula. Vamos, hombre, que yo he entrevistado a Sarkozy, no estoy para chuminadas. Cuando conseguí reencajármela, le admití que no me interesaba mucho ese juego de a ver quién la tiene más larga y el que la tenga más larga se la corta a Rajoy. “Ah, no te preocupes –contestó Cobo—, si yo estoy supercrecido. Pregúntame por quien quieras, que lo mando a la mierda en un suspiro”.
Intrigado, hice la prueba y le pregunté por Rajoy: “Ese es un pichafloja. Ni presidente ni hostias. No le hace caso ni la Cospedal. ¿Qué dice ahora, que quiere sancionarme? Que lo intente. Le agarro de la barba y se va llorando a casa”.
Parece divertido. Pruebo con Aznar: “Aznar se volvió loco con lo de Iraq y vive en su mundo desde entonces. Un día vendrá diciendo que hay que montar una cruzada y los palmeros de siempre le reirán las gracias. Como Losantos. Losantos es de vómito. Si España fuera un país normal, Esperanza estaría en la cárcel y Losantos en un manicomio. La gente es cruel: en lugar de reírse del pobre trastornado, deberían darle dos duros a condición de que no se los gastara en vino”.
Fernando Alonso: “Fernando Alonso es un llorica, una nenaza. Cuando las cosas van bien, es gracias a él; cuando van mal, es culpa del equipo”.
Silvio Berlusconi: “Qué vergüenza. Lo suyo es de vómito. Parece un quinceañero de hace cincuenta años. Está claro que las pastillas de viagra tienen efectos secundarios y todos en el cerebro. Fernando, eres un moñas”.
Shakira: “Está buena, la verdad. La pena es que cante. Yo veo sus videoclips sin sonido. Y me toco. Pero cuando me toco, pienso en Esperanza”.
Su majestad el Rey Don Juan Carlos I: “Ese merluzo trabajó un 23 de febrero y desde entonces lo único que hace es lesionarse esquiando. De vómito, vamos. Yo siempre digo que cuando algo no funciona, hay que cortar por lo sano. A la altura del cuello”.
Espinete: “No me jodas. Un erizo rosa gigante que habla. Y los niños a jugar con él en lugar de salir corriendo. No, en serio, ahora sale en Lost y se caga hasta Locke. Me gustaría saber qué se había tomado el guionista”.
Risto Mejide: “Bah, a mí lado es un mierdas. Mira lo que digo, mira: Esperanza es una bruja; De la Vega, pírate a casa; Fernando Alonso, llorica”.
Emilio Botín: “Coño, Jaime, no me jodas. El señor Emilio Botín preside uno de los principales bancos del mundo, cuyos éxito y solvencia son motivo de orgullo para todos; no en vano su actividad y desempeño sin parangón han proporcionado pingües beneficios a clientes y accionistas. Y lo mismo va por don Francisco González y esa entidad tan bien llevada como es el BBVA. No, no estoy llorando… Es que se me ha metido algo en el ojo… ¿Lo ves? Un piano de cola… Es que tengo la ventana abierta y entra de todo. Vale, igual sí que estoy llorando un poco también, pero es que cuando se habla de banqueros, yo me emociono. Qué tíos, qué sacrificios, qué humanidad. Y Botín justamente… Botín es un gran tipo. Yo tengo acciones del Santander. Su política de dividendos es superinteresante”.
Ahí tiene razón. Además, de Botín se comenta que es de trato cercano y agradable, y que a pesar de todo el dinero que posee, siempre que tiene oportunidad se acerca a Casa Venancio, que es donde almorzaba cuando apenas tenía dinero para calcetines.
2009-10-29 10:18
Pues podrías haber entrevistado a Botín, pero claro, siempre estás con “me dan miedo los calvos, me dan miedo los calvos”. ¡Sé un hombre, joder!
2009-10-29 10:44
Exijo que el comité disciplinario de LdN abra expediente a Alberto por injuriar gravemente a uno de sus miembros; y con “miembro” me refiero a la persona entera, ¿eh? que no salgan los listillos a decir que “miembro” es ahí sinónimo de pene porque no, ya digo yo que no, y como lo digo yo que soy el que habló de “miembros” y de “pene”, pues ya está.
Saludos
2009-10-29 15:51
Alberto, no es calvo: tiene entradas.
Marcos, por eso Bibiana Aído puso lo de miembra, así se entiende bien. Y, como somos todos iguales, le dices miembra y ya está, hombre, y no tienes que andar pensando en los listillos, que seguro que hay más de uno que ya lo estaba malpensando.
2009-10-29 18:41
¡Ya sé que no es calvo! ¡Pero Jaime le tiene miedo igual! Lo que me lleva a reparar en ese comentario del tal Marcos, que habla de miembros, lo que me lleva a reparar que Jaime se apellida Rubio PERO TAMBIÉN Hancock que significa “hanmiembro”, como todo el mundo sabe.
Así que Jaime, estás despedido.