El presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, me recibe en las oficinas de su nueva empresa, una galera con capacidad para más de doscientos galeotes, con turnos de remo de doce horas, que ejercen a cambio de pan no demasiado duro, agua no demasiado fresca y una onza de chocolate los domingos. “Yo soy un tradicionalista —explica—, a mí eso de los ordenadores, internet, la jornada de ocho horas y los sueldos, no me va. Yo creo más bien en el secuestro de indigentes y su estímulo gracias a este tambor que va marcando el ritmo”.
Este galeote es el primer paso en su plan para reflotar Air Comet. “No necesito a esas sanguijuelas que se hacían llamar trabajadores. Ofreceremos viajes en barco low cost, que pueden ser aún más low cost si el viajero se anima a remar. Una nueva experiencia en turismo”. La empresa establecerá una primera línea llamada Classic Ferry que hará el trayecto Madrid-Barcelona por el alcantarillado navegable a lo largo de la ruta.
En lo que respecta a su papel como responsable de la patronal, Díaz Ferrán espera que las negociaciones con el gobierno permitan una reforma laboral moderna y atrevida, a la par que tradicionalista, que le ayudaría en sus proyectos. “Yo le pido al gobierno que sea valiente. Ya está bien de esa manía que tienen los comunistas de querer cobrar. ¿Usted sabe lo que yo perdí en mi empresa por culpa de los sueldos? ¿Es que no hay nadie dispuesto a sacrificarse por la economía española y por el tejido empresarial del país? Así no hay forma de ser una primera potencia económica”.
El empresario tiene claro que la forma de acabar con el paro es “obligando a la gente a trabajar, que mucho vago es lo que hay. Se coge a los parados y se les dice que para estar en el sofá tirados, os vais a la fábrica. Mantas, que sois unos mantas. Es lo que hice yo aquí en la galera”.
Según Díaz Ferrán, hay muchos trabajadores “que se inyectan los virus del cáncer para coger una baja injustificada o incluso tienen niños que abortan al cabo de uno o dos años para disfrutar de la baja de maternidad”. En definitiva, al empresario le parece indignante pagar a los trabajadores y a la seguridad social “para que luego la gente vaya y se ponga enferma o coja vacaciones. Por eso procuré no pagar”.
El presidente de la patronal explica también que “en los buenos tiempos de la Edad Media no había fines de semana, así que no entiendo por qué ahora tiene que haberlos, sobre todo cuando la mayor parte de la gente trabaja sentada y no se cansa”. También recuerda que hoy en día cualquier persona puede hacerse rica. “Yo me hice a mí mismo —recuerda—: primero los pies, porque un hombre se viste por los pies, y así hasta arriba. Cuando llegué a la cabeza me quedaba poco material y por eso soy calvo. Luego me hice rico a mí mismo, haciendo ver que trabajaba y dejando de pagar lo máximo posible. Parece mentira lo que uno se puede ahorrar después de pasar catorce años sin pagar la Seguridad Social".