Jaime Rubio Hancock es uno de los periodistas más reputados del país (ignoramos cuál). Cofundador de la revista Playboy, fue director de The New York Times entre 1987 y 1992, cuando se convirtió en el primer menor de edad en dirigir una publicación diaria. Desde las páginas de ese diario se opuso a la guerra de Iraq, destapó la trama del Gal y predijo la Revolución Francesa. Actualmente publica en Libro de Notas cada jueves esta serie de entrevistas que, según nueve de cada diez dentistas, jamás tuvieron lugar.
Como sin duda ya sabrán los cultérrimos lectores de la edición española de Libro de Notas, el científico Craig Venter publicó la secuencia completa de su genoma, en un gesto que fue aplaudido por la comunidad científica, ya que permitiría profundizar en el conocimiento del ADN gratis y sin necesidad de torturar monos.
Sin embargo, Venter no había previsto los efectos secundarios de este gesto altruista en pro del conocimiento. “¡Me están haciendo vudú! —asegura, nada más comenzar la entrevista concedida en exclusiva para Dos puntos comillas—. ¡El genoma es la esencia del ser humano! ¡Es como el alma! ¡Y mis enemigos lo están utilizando para hacerme vudú y amargarme la existencia! Mi mujer me ha dejado, el otro día tuve un accidente con el coche, cada vez que me agacho se me rompen los pantalones y por las mañanas me dan unos pinchazos rarísimos aquí atrás… Ah, ah, duele”.
Venter es un científico, así que comprende mis risotadas: “Tengo pruebas. El otro día resbalé en el laboratorio y mis ayudantes se rieron mientras musitaban algo así como ‘funciona, funciona’”. Ante esta clara exposición de una causa y un efecto, dudamos. Pero, de todas formas, ¿el vudú no sería pura superstición, al contrario que la ciencia, que trata con hechos, y del catolicismo, que es la religión verdadera? “Al parecer, el vudú tendría fundamentos científicos que el genoma nos permite explotar —explica Venter—. Y eso es sólo el principio”.
¿Sólo el principio? “El otro día iba por la calle y vi a un bebé idéntico a mí: la misma calva, la misma barba, la misma mirada inteligente bajo una bruma de antipsicóticos… ¡Han creado un clon a partir de mi genoma! ¡Están fabricando un ejército de científicos superinteligentes y supergenerosos con la intención de dominar el mundo a través del vudú!”
“Y luego hay otro problema —añade, sin darme tiempo a salir por la puerta y buscar ayuda profesional—: yo he regalado felizmente mi genoma, pero ahora resulta que nadie me quiere dar uno de repuesto. O sea, cualquiera podrá dejar mi adn tirado en la escena de un crimen para implicarme, mientras yo estoy tan falto de una identidad propia que comienzo a emocionarme cuando veo una bandera”.
Tal y como están las cosas, no es de extrañar que Venter se arrepienta de haber donado su genoma: “Si pudiera volver atrás en el tiempo, lo subastaría. A lo grande, a través de Christie’s o de Sotheby’s. Quiero decir, si me van a hacer vudú y a usarme para crear clones, lo menos que puedo hacer es sacar provecho del asunto, ¿no? Esto de las licencias Creative Commons es un timo. Además, yo eso de secuenciarme lo entendí mal. Creía que tenía que ver con hacer una película sobre mí. Lo merezco, ¿no? El supercientífico. Y luego la segunda parte: El Supercientífico 2. Y luego la tercera parte: El Supercientífico 3. Y luego la cuarta parte: El Supercientífico 4. Y luego la quinta parte: El Supercientífico: el retorno. Y luego la sexta parte: El Supercientífico: episodio 1. Y luego la séptima parte: El Supercientífico Begins. Y luego la octava parte: El Supercientífico: episodio 2. Yo haría de Supercientífico. El papel me pega, ¿no?”.
Una vez he comprobado que ya he escrito líneas de sobra, me retiro sin hacer ruido, aprovechando que Venter tararea la banda sonora que John Williams compondrá para las películas.
2007-09-13 12:53
Jaime: genial artículo: me he reído en voz alta ¡estando sólo! ¡Qué pensarán de mí en los despachos vecinos! Creeme, eso en mí es raro. Hace tiempo que te sigo en la decadencia del ingenio y creo que tu fichaje es todo un hito para libro de notas. Enhorabuena a Taracido; no sé cómo lo hace, a este paso acabará de presidente de la Tercera República. O más.
2007-09-13 14:25
Ajá, así que eres tú el que me sigue. Y me llamaban paranoico…
2007-09-13 15:01
Yo tampoco sé cómo lo hago; de hecho, rechazo ofrecimientos como quien despeja moscas. En el caso de Jaime, ni te imaginas todo lo que llegó a ofrecerme con tal de que le diese un espacio; al final encontró mi punto débil, los chupas de fresa, y le di una columna; pero no sé, ya estoy arrepentido. Además, la remesa que me envió en ¡made in Corea! Y por ahí no paso, anticalanistas en LdN no.
Y Jaime, no te hagas ilusioenes que a Serradilla le pago yo por seguirte: está investigando tu edad porque, como bien sabes, no hay nadie mayor de 19 años en LdN, y el día que tuvimos la entrevista en el despacho juraría que llevabas gafas nariz postiza.
Saludos
2007-09-13 18:30
Yo también te seguía en La decadencia del ingenio, Jaime, y me reía un montón, y de pronto vengo a leer esta columna y me parto de risa.
Marcos, aunque sean de Corea, ha sido un buen trato; ya te compraremos algunos de los de verdad (que saben mucho mejor). Jaime, tiene razón Marcos, yo creo que los de por aquí no pasan de los 15, aunque digan que tienen 18 para poder manejar esto sin que tenga que firmar nada su mamá; pero todo tiene sus ventajas, a partir de ahora puede firmar Jaime, Marcos, que además sabrá ponerlo normal; ya está bien de tanta «peta» en vez de «puerta», hombre.
Un beso.
2007-10-02 16:22
Vaya yo también soy de los que te siguen, ahora entiendo tanto tipo con gabardina por aquí.. Qué poca convocatoria para lograr gente nueva :)