0.- La ciudad está llena de mierda porque la huelga ha parado la recogida de basuras. La basura en la calle transmite una sensación de desgobierno, una ausencia de estado. La basura es un síntoma de lo que es imprevisible.

La huelga, por el contrario, no es un dispositivo imprevisible. Desde hace 30 años las huelgas en España vienen con manual de instrucciones, salen mejor o peor, pero tienen un punto de rito. Los intentos de codificarlas de otra manera suelen fracasar porque la huelga española soporta mal las anomalías.

Pero esta huelga ha sido especial, rara, diferente. Un amigo la ha descrito como “una marabunta”, otro hablaba de que se sentía “despistado”, que se ha pasado el día sin saber muy bien como habitar la huelga.

La basura remite a una ausencia. ¿La ausencia de lo que está por venir o la ausencia de lo que se deshace?

1.- Discusión sobre si debemos twittear o no durante la jornada de huelga. Escucho argumentos interesantes tanto a favor como en contra, pero hay uno que me llama poderosamente la atención. “La de mañana es una huelga contra el poder de mando. No exactamente sobre la producción de valor”. El pivote de lo importante en la huelga se mueve. Lo que mide el conflicto no es la capacidad de parar la producción, sino el grado de orden de la huelga. Como de “normativa” es la huelga que se lleva a cabo. La cualidad de la huelga, entonces, no se mide a través de los paros, sino a través de la forma en la que la huelga se expresa en la calle. La forma de los piquetes, la forma de las manifestaciones, etc.

CCOO y UGT no se juegan solo el destino de la huelga, sino también su capacidad de gobierno sobre la misma. El fino hilo de plata de la gobernabilidad europea permite huelgas (ya lo dijo Rajoy en Bruselas como un destino asumido) pero se examina la capacidad de dominio del gobierno y los agentes sociales sobre la sociedad al completos. Los aparatos de control de la ciudadanía se expresan de forma transparente a éste respecto.

A.- Portada de la razón del día 29 “Trabaja por España”. No molestes a los mercados. La “marca España” está en peligro por la huelga. No es, por tanto, un problema de producción, sino de orden.

B.- La Soberanía Nacional reside en el parlamento Lapsus linguae de la ministra de Empleo, pero como todo lápsus rebela un pensamiento. El problema no es de producción y paro, sino de control y soberanía.

C.- El ministerio de interior prepara su plan de control en la huelga poniendo especial cuidado en “los elementos anómalos” Se refiere al movimiento 15M. Al que describen como “imprevisible” y que “puede aparecer en cualquier parte”. Un elemento, en fin, desestabilizador.

2 .- Las tormentas son fenómenos climáticos y en 2008 se hablaba de la crisis como una “tormenta perfecta”, una unión de elementos descontrolados, aparentemente dispares, que puestos en conjunción colapsaban el sistema. Haciendo un resumen muy rápido recordemos que aún no se cumple un año del mes de acampadas que vio nacer al 15M; del nacimiento del movimiento Occupy Wall Street, de la Marea Verde por la educación pública, de la movilización internacional del 15 de Octubre, de la primavera valenciana (ya con el gobierno del PP) de las huelgas estudiantiles de Valencia, Cataluña, etc. Son pedazos de un puzzle en recomposición, nubes que nos dicen pasajeras, pequeñas fotografías que parecen no tener rastro alguno, pero quizás sin tienen rastro, quizás tienen recombinaciones y posiciones nuevas que se trasladan en el espacio y el tiempo. Que solo aperecen cuando se abre un espacio a lo imprevisible.

Por otro lado, las cuestiones materiales y las “espirituales” no están desunidas, sino que se complementan. Sin condiciones materiales para la existencia, la alegría se va volviendo más afilada, el conflicto que se ha expresado como afirmación de una potencia creativa muta y se convierte también en rencor y nuevas formas de resistencia colectiva. Lo que ha sucedido hoy en Barcelona no entra en las interpretaciones que tradicionalmente le hemos dado a la violencia política. Cuando 20 personas queman un cajero es una cosa, cuando miles resisten las cargas de la policía haciendo barricadas, rompiendo escaparates, etc. es otra.

No es casual que sea en Cataluña dónde los focos de violencia son más intensos y más colectivos, ni tampoco que la respuesta policial sea, con diferencia, la más salvaje y desproporcionada. Allí los recortes empezaron antes. Allí llevan más tiempo viendo como las operaciones de los hospitales se cancelan, los deshaucios se aceleran, la juventud pierde poco a poco el futuro. Allí viven en una ciudad dónde la basura no está en las calles solo porque haya huelga, sino porque los servicios de limpieza ya no dan abasto con los medios que tienen.