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Dos puntos comillas por Jaime Rubio Hancock

Jaime Rubio Hancock es uno de los periodistas más reputados del país (ignoramos cuál). Cofundador de la revista Playboy, fue director de The New York Times entre 1987 y 1992, cuando se convirtió en el primer menor de edad en dirigir una publicación diaria. Desde las páginas de ese diario se opuso a la guerra de Iraq, destapó la trama del Gal y predijo la Revolución Francesa. Actualmente publica en Libro de Notas cada jueves esta serie de entrevistas que, según nueve de cada diez dentistas, jamás tuvieron lugar.

Muammar al-Gaddafi: "Quiero que Pío Moa escriba mi biografía"

Con la intención de entrevistar a Muammar al-Gaddafi, me presento en la jaima* que ha montado en los jardines del palacio de El Pardo, donde de noche todos los gatos son redundantes. Allí se me asigna un guía, que me conduce, montados ambos a camello, por el complejo organizado para que el dirigente libio —que no dictador— se sienta como en casa, más que nada porque se la ha traído entera.
Así, pasamos por entre las tiendas en las que se alojan las trescientas cincuenta personas de su séquito y por entre el parking donde descansan los doscientos Mercedes y los setecientos doce camellos. Paramos para hacer unas compras en la jaima de souvenirs, donde adquiero una bonita figurita que representa a Gadafi vestido de Elvis… Je, je, je… La tengo justo delante mientras escribo esto… Je, je, je, es muy gracio… Arg, ya me aburre, será mejor que la tire.
Durante el segundo día de nuestro viaje cruzamos el famoso desierto de la jaima, donde por suerte hay estratégicamente instalados unos cuarenta Starbucks, donde nos tomamos unos refrescantes y siempre deliciosos frapuccinos. A mí guía le gusta el de moka, pero a mí me va más el de expresso. Ah. Lo mejor del café y lo mejor del… er… hielo, supongo, unidos en un cómodo envase de plástico.
De hecho, nos gusta tanto el Starbucks que renunciamos a dar un rodeo para visitar a las treinta amazonas vírgenes: así tenemos tiempo para tomarnos otro frapuccino, esta vez acompañado de un muffin de chocolate blanco. Al fin y al cabo, sólo son treinta. Y a repartir. Vírgenes. Muffins hay más. Y de varias clases.
Pasamos noche en el llamado oasis de El Pardo y a la mañana siguiente llegamos a Las Vegas Libias, donde jugamos unas fichitas antes de llegar, ya a media tarde, a la jaima que usa Gaddafi para recibir a las visitas. Allí dentro, me hacen pasar por una puerta que me lleva al despacho de Gaddafi, en el interior del palacio.
“Es que ahí fuera mete una rasca que te cagas”, explica.
Quiero ir al grano, ya que llego completamente agotado del viaje. Y es que los camellos le destrozan a uno los riñones. Sobre todo si haces como yo y los llevas a ellos en lugar de dejar que ellos te lleven a ti. El maldito guía no me dijo nada hasta después de cuatro horas. Le parecía gracioso, dijo. Claro, de ahí las risas. Y yo no entendía nada: que hará este tipo, me preguntaba a mí mismo, carcajeándose durante casi cuatro horas sin pausa; se va a ahogar.
Pues eso, que quería ir al grano, desde un punto de vista ajeno a la dermatología, así que le salté directamente al cuello. Metafóricamente hablando, claro, que uno no se la juega con según qué guardaespaldas. En definitiva, que finalmente y tras un par de digresiones fui al grano y le pregunté si eran ciertos los rumores que indicaban que ya no era un dictador. “Pues sí, son ciertos —contestó—. Apenas dicto. Yo tomo notas y se las paso a mi secretaria. Es que si dicto mucho me quedo afónico”. Qué risa. Sólo de pensarlo, aún se me saltan las lágrimas.
“No, en serio —añade—, yo nunca he sido lo que se dice un dictador. Piensa: yo no soy Sadam, ni Castro, ni amigo de Castro, ergo, no soy un dictador, como por ejemplo Chávez, el dictador que pierde referéndums. Referendos. Referenda. ¿Cómo se dice?” Como no sé árabe, soy incapaz de responder a su duda y, en consecuencia, uno de los guardas se ve en la lamentable obligación de cortarme un dedo. Al hilo de este acto de violencia gratuita que espero que no haya leído ningún niño, le pregunto por las acusaciones de violaciones de derechos humanos.
“Hombre —explica—, matar, matar, lo que se dice matar, he matado poco. Ya lo han dicho los del PP : unos miles de personas, ni punto de comparación con Franco, que mató a decenas de miles. No, espera, no quería decir Franco, me refería a… Pol Pot. Eso, a Pol Pot y a Stalin, que mataron a cientos de miles. Franco no era en absoluto un dictador. Salvó España del comunismo. Lo leí por ahí. De hecho, hablando de leer, te voy a confesar una cosa: he venido a España a buscar a Pío Moa. Quiero que Pío Moa escriba mi biografía. Así quedará claro de una vez por todas que yo soy un liberal, como demuestra el hecho de que no soy Castro”.
Le pregunto por sus relaciones, al menos pasadas, con el terrorismo, que desmiente con un ingenioso y hábil argumento: “¿Cómo voy a ser yo terrorista, si no soy ni vasco ni catalán? Pero, en todo caso, qué más da, si traigo contratos para todo el mundo. ¿Quieres uno? Tengo de gas, de petróleo, de lana de cabra, de misiles de todos los colores y de arena para relojes de arena. Contratos traigo, oiga, tres al precio de dos, me los quitan de las manos, los franceses se han llevado frotocientos mil millones de euros en contratos, me los quitan de las manos, señora”.
La verdad es que a veces se me ocurren unas tonterías que no sé yo de dónde las saco. Paso seis años en una cárcel de Trípoli, la Interpol consigue canjearme por tres cabras y un contrato de Repsol, y vuelvo a casa convencido de que Gaddafi es el tipo de político que hace falta. Valiente, democrático y con estilo. De estos que un presidente o un ex presidente se puede llevar de cena y quedar como un señor.

*La jaima no es familia mía, a pesar de las apariencias.

Jaime Rubio Hancock | 20 de diciembre de 2007

Comentarios

  1. Alberto
    2007-12-20 11:11

    Muffins de chocolate blanco. Tú si que sabes rodearte bien, ladrón.

  2. Carlos Alonso
    2007-12-20 13:32

    Qué decepción: ni una pregunta sobre la marca de espuma rizos perfectos… ni una observación sobre su camisa beige con caras encenefadas de Patrice Lumumba y Biko…

    Uno de los dictado… (perdón, digo, dirigentes) con más estilo y nos quedamos sin conocer sus secretos de imagen.

    Fatal, Jaime.

  3. Jaime
    2007-12-20 13:54

    Sí, Carlos, lo que tú digas, pero ya llevamos tres comentarios y nadie me ha despedido.

    (Soy consciente de que esto se puede interpretar erróneamente como una petición.)

  4. nesquick
    2007-12-20 17:41

    ¡Setecientos doce camellos! epa…¿Quién se encarga de limpiar sus ..er.. “necesidades”?

  5. Ana Lorenzo
    2007-12-20 17:42

    Buena elección la de seguir en el desierto, por lo del Starbucks con sus muffins (a mí me gusta el brownie, pero sin calentar, aunque no esté tan rico como el de Helen’s): ¿invitaba el dic… dirigente?, ¿eran Starbucks gratuitos? Puede que sea eso lo que haya hecho que le reciban tan bien aquí, más que los contratos.
    Como siempre, un periodismo de calidad, así que no entiendo por qué esta vez no le han despedido, como siempre.
    Ánimo, puede ser que se hayan olvidado con eso de que es Navidad, o que esta vez le manden una cesta.
    Un beso.

  6. joseluis
    2007-12-20 20:59

    Inverosímil todo. A ver quién es el guapo (o la guapa, casi se me olvida, en qué estaría yo pensando) que se cree eso de que no aparezca el exlíder Aznar por ahí, entre jaimas y camellos, sus sedosos cabellos al viento. Pst. Dado es navidad, sugiero se despida al trigésimo quinto camello.

  7. "QUIMÉRICAS" x QUIM#
    2007-12-21 19:51

    pero…hubo alguna vez treinta amazonas vírgenes? :-)

  8. Otis B. Driftwood
    2007-12-21 21:36

    Jaime: está despedido. Aquí se está perdiendo la seriedad.

  9. tbone
    2007-12-30 13:44

    Ciertamente asi es.Me gustaria saber de que c*** va esto.Pio Moa es un tipo bastante serio y poner en jaque las versiones sectarias y falsas sobre la segunda republica han cabreado a la secta liberticida de izquierdas,valga la redundancia.Leanlo y si pueden refutarle,como ya ha pedido el autor en debate publico,hagase y dejemonos de idioteces.Ya sabemos que todos los medios de intoxicacion estan en manos de la panda de liberticas e incompetentes que tenemos por gobierno,pero por favor,pensaba que usted era inteligente.Me equivoque.En uso de la poca libertad de que disponemos,he decido no volver por aqui.

  10. tbone
    2007-12-30 13:57

    liberticidas queria decir ,aunque que mas da.

  11. Otis B. Driftwood
    2007-12-30 14:13

    Sí, yo quería dos kilos de boniatos y tres de merluza, por favor.

  12. Tbone
    2007-12-30 14:25

    Mi partido está en la legalidad mientras ésta le permita adquirir lo que necesita; fuera cuando ella no le permita alcanzar sus aspiraciones (...) nosotros hemos llegado al extremo de considerar que antes de que S.S. suba al Poder debemos ir hasta el atentado personal.
    Pablito Iglesias,1933.
    ¡Y dos huevos duros!

  13. Jaime
    2007-12-30 14:56

    Efectivamente, Tbone. Por eso Gaddafi necesita los servicios de Moa. Para explicarle a todo el mundo lo que sólo Aznar entiende: cómo es posible que un dictador financiador de terroristas sea ahora considerado prácticamente un reformista liberal.

    Lo hizo muy bien con Franco.

  14. Marcos
    2007-12-30 15:31

    Esto es una vergüenza. Otra vez (y van 308) LdN restringiendo las libertades y abusando de su posición de poder. Fíjense ahora: Tbone expresó su deseo (#9) de utilizar su libertad para no volver por aquí, pero se ha visto obligado a volver (#10, #12): un flagrante atentado contra la libertad personal. Exijo la presencia de Pío Moa y de alguna de las 300 vírgenes de Gadafi. Ya.

    Saludos

  15. Otis B. Driftwood
    2007-12-30 15:55

    Y no se olviden de mis boniatos, hoygan.

  16. Francisco
    2007-12-30 19:44

    Ustedes platiquen con Pio y repartan las 300 virgenes entre los lectores comentaristas.

    Y todos felices.

  17. Ana Lorenzo
    2007-12-31 13:00

    Yo prefiero un muffin, gracias.


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