Jaime Rubio Hancock es uno de los periodistas más reputados del país (ignoramos cuál). Cofundador de la revista Playboy, fue director de The New York Times entre 1987 y 1992, cuando se convirtió en el primer menor de edad en dirigir una publicación diaria. Desde las páginas de ese diario se opuso a la guerra de Iraq, destapó la trama del Gal y predijo la Revolución Francesa. Actualmente publica en Libro de Notas cada jueves esta serie de entrevistas que, según nueve de cada diez dentistas, jamás tuvieron lugar.
Normalmente estas entrevistas están dedicadas a personas famosas, ya que si son famosas digo yo que será por algo bueno. Sin embargo, al ser la mía una mente privilegiada y abierta, de visión clara y profunda, en esta ocasión he decidido rebajarme a charlar con una persona que huye de los focos y de la atención de las masas, absorta como está en su dedicación a destapar las verdades oficiales de lo que se ha venido en llamar “ciencia” y que no es más que un conjunto rígido de prejuicios que impiden que el pensamiento sea libre.
Me refiero a José Manuel Hidalgo Recio, extremeño valiente que, según recogió la prensa, pasó dos días en la Uci por defender de forma práctica su teoría de que la amanita phalloides no es venenosa. “Yo sigo sin verlo claro —explica este buscador de la Verdad—. Al fin y al cabo, dicen que esa seta es mortal, ¿no? Y aquí estoy, vivito y coleando”. La versión oficial sostiene que el veneno provocó que su cuerpo se hinchara y se tiñera de amarillo. “Pff —arguye—, eso podría haber sido cualquier cosa. Igual algo que comí y me sentó mal y no fue la seta. Sólo digo que no hay que descartar todas las posibilidades que existen al respecto. Los huevos, por ejemplo. Un huevo en mal estado es malísimo para la salud. Y justamente la noche anterior comí... ¿Qué comí? No me acuer… ¡Pollo! Eso es. Y un pollo es una gallina. ¿Y las gallinas qué ponen? ¿Eh? ¿Qué ponen? No, en serio, ¿qué ponen? Yo es que de animales no sé mucho”. Ante la acusación de que estaba borracho cuando se comió la seta supuestamente venenosa, Hidalgo contesta que eso no es más que un argumento ad hominem: “El alcohol me hubiera afectado a mí y no a la seta, fuera o no venenosa. No tiene relación con el caso que estamos tratando. Bueno, igual, al ser alcohol, hubiera conservado sus propiedades por más tiempo. Ergo, más a mi favor”.
No es la primera vez que Hidalgo pone en peligro su vida por cuestionar las verdades establecidas. “Gracias a mí —explica—, hoy en día se sabe que las tostadoras sumergidas en una bañera duelen, pero no matan; que hay más de cinco litros de sangre en el cuerpo (diez o doce, calculo) y que, por desgracia, los niños no son inmunes al veneno de la serpiente de cascabel”.
Hidalgo explica que la razón de su éxito intelectual es que no da nada por sentado: “Lo discuto todo. No admito que nada sea válido hasta que lo he refutado, en cuyo caso deja justamente de ser válido, si es que alguna vez lo fue, que ya no me acuerdo porque esta frase es muy liosa”.
“He llegado incluso a discutir conmigo mismo —añade—. Hace un par de semanas creía que el aceite hirviendo no era bueno para el cutis y mantuve un rudo intercambio de algo más que palabras con mi propia persona, ya que también creía que dejaba la piel tersa, suave e hidratada. Pero, bueno, el caso es que tenía razón: fíjese qué quemaduras. Suerte que aquí no se ven. Claro que sentarse es complicado, lento y doloroso, pero en fin”.
Me mareo al ver la escena y abro una ventana. “¿Sabe lo que de verdad va bien para el mareo? —me dice—. Golpearse fuerte en la cabeza con un martillo”. Lo afirma muy serio, con las cejas muy juntas y todo, y me da que tiene razón, a pesar de lo que dirían algunos médicos pusilánimes al respecto. Es más, cuando despierto en el hospital, con el cráneo vendado, no siento ni rastro del dichoso mareo: apenas un fuerte dolor que me atraviesa la cabeza hasta que lo veo todo de color verde.
Por suerte, sólo me duele cuando respiro, cuando me muevo, cuando estoy tumbado y si toso. Maldita sea, tenía que constiparme justo esta semana. Por cierto, dice Hidalgo que el aceite hirviendo, además de ser relativamente malo para el cutis, si se frota contra el pecho, calma la tos. Habrá que probar. Sí, la experimentación es la base del verdadero conocimiento. Muchos científicos parecen haber olvidado tal cosa, con sus libros y sus papeles y sus batas blancas y sus aires de superioridad cuando me expulsan de los laboratorios con el absurdo pretexto de que lo pruebo todo y luego me sienta mal. Más cosas deberían probar ellos, científicos de pacotilla.
2007-11-08 12:49
Y quizá no conoce a fondo los modelos de comprobación probabilísticos, ya se sabe que de cada 100 veces 95 no es venenosa y 5 sí. Igual le da por volver a probarla para demostrar que este sólo había sido un caso de esos del 5%.
2007-11-08 13:20
Sí que los conoce, sí. Publicó un artículo al respecto. Bueno, una carta al director de El Periódico de Extremadura: “Los modelos de comprobación probabilísticos son completamente absurdos y no tienen ningún sentido, ya que se basan sólo en la SUERTE. ¿Qué clase de ciencia se basa en la SUERTE? ¿Es que acaso nuestros científicos son crupieres de casino? No me extraña que la ciencia no avance. Si se procediera de acuerdo con mis teorías, la ciencia mejoraría tanto que se repartirían tres o cuatro premios Nobel al año. O más”.
2007-11-08 13:45
Hola, soy “Yo también soy Al Gore”, presidente de 17 asociaciones ecologistas y secretario de 81 más. Os escribo porque quería contactar con el tipo este: es la prueba irrefutable y ejemplar de que se puede acabar con la experimentación con animales. Los científicos deberían experimentar con ellos mismos o con este hombre. Y ya.
2007-11-08 15:34
Sí, totalmente de acuerdo con él. Los modelos probabilísticos son nefastos para la ciencia, pero son muy buenos para el científico porque tienen la ventaja de que siempre te dan la razón, pase lo que pase.
2007-11-08 16:05
ni setas mortales, ni experimentos cientificos ni nada!! este hombre es de otro planeta, alguien como superman pero sin salvar a la gente, solamente que nada ni nadie lo mata.
Esta es la primera noticia que sale a la luz de este hombre pero los que lo conocemos sabemos que no es la primera vez que se rie de la muerte. Todos los años en las capeas de su pueblo el sin miedo ninguno, salta al ruedo con su capote rojo, el cual luego no le da tiempo a utilizar, frente a la vaquilla y año tras año revolcón tras revolcón demuestra que los cuernos no son peligrosos, incluso llevandose la ovación de toda la plaza como si fuera el juli o el fandi burlandose de la vaca. Un hombre de vida intensa siempre burlando a la muerte haciendo caso omiso a la ciencia. Tanto es su valentía ante la muerte que más de una vez se ha ido al cementerio del pueblo por la noche a relajarse, porque según él es donde más tranquilo está porque nadie lo molesta ni el molesta a nadie. Es una persona diferente, sin miedos, para algunos un loco, para otros una persona segura de sus ideas, en fin una leyenda en su pueblo por sus acciones inverosimiles.
2007-11-09 00:24
¡El más burro alcalde!
2007-11-09 01:52
Lo que soy es un incomprendido. Llevo 15 años comiendo amanita phalloides y tan fresco. La pulpa de amanita con JB da un subidón, eso sí, pero desde luego que el subidónno es por el JB. Está claro que lo que me sentó mal fueron LAS PALABRAS que pronunció el presidente de la asociación. ¿No pueden envenenar las palabras? Pues eso.
Os dejo que me llega baja la señal de la wifi del hospital.
2007-11-09 12:51
Es triste, lo reconozco, pero es así, tal y como lo cuentas.
Todos deberíamos experimentar de todo, y si vivimos para contarlo,…pues no contarlo. Al menos eso es lo que yo creo mientras experimento con el hecho de ser capaz de escribir este comentario teniendo como tengo los pies atados a una biga, las manos metidas en un cajón de cemento y ligeramente despeinado. Lo único que percibo de todo esto es que me molestan un poco los pelillos de la nariz al teclear, me hacen una cosquillas que son ligeramente desagradables, aunque tampoco tanto.
Eso sí, una vez conseguido no se lo pienso contar a nadie.
¡Gnómicos besos!
Jordi
2007-11-09 19:24
Lo que pasa es que el primo de este hombre trajo a los diez científicos más importantes del mundo. Y ninguno le supo decir que esa seta era venenosa. Y lo que le dijesen los científicos a él le daba igual, total no entendía nada, todos eras extranjeros. Lo que realmente le importaba es que se lo dijese su primo, porque si empezamos a desconfiar de la familia que nos queda, eh ¿que? ¿que?
2007-11-12 18:14
Ja! Burlense ahora que pueden. También se rieron de Newton cuando se tiraba manzanas a la cabeza.
De hecho creo que este hombre tiene pensado repetir el mismo experimento pero con un metro cúbico de hormigón. Para asegurarse tan solo.
2007-11-16 01:52
Tonto a la 1ª, tonto a las 2 ,tonto a las 3—- Todo el dia.
Actuaciones de esta indole son las mas venenosas .
2008-11-22 21:04
Lo que ha demostrado este señor es que es gilipollas. Se ve que tiene ganas de llamar la atención