Jaime Rubio Hancock es uno de los periodistas más reputados del país (ignoramos cuál). Cofundador de la revista Playboy, fue director de The New York Times entre 1987 y 1992, cuando se convirtió en el primer menor de edad en dirigir una publicación diaria. Desde las páginas de ese diario se opuso a la guerra de Iraq, destapó la trama del Gal y predijo la Revolución Francesa. Actualmente publica en Libro de Notas cada jueves esta serie de entrevistas que, según nueve de cada diez dentistas, jamás tuvieron lugar.
A modo de presentación
Cuando la prensa internacional se hizo eco del por entonces futuro estreno de esta sección en Libro de Notas, mis monos secretarios recibieron millares de llamadas telefónicas y correos electrónicos de personas que solicitaban pasar a la historia gracias a una de mis entrevistas.
No en vano, mi brillante intelecto y mi ágil prosa han lanzado a la fama a personajes que de otro modo apenas hubieran visto reconocida su labor: Gorbachev, el Papa (uno de ellos, no recuerdo cuál), Tom Cruise, Margaret Thatcher, Bin Laden, Gandhi y Buda son algunas de las personas cuyas intervius recordarán los lectores más cultos de entre los que acuden en masa cada día a los quioscos a comprar este blog.
Sin embargo, cuando Marcos Taracido me recibió en su despacho con paredes de caoba, sillones de cuero y una copa de jerez amontillado, me pidió que tratara de ceñirme a la actualidad y que, en la medida de lo posible, no inventara cosas que jamás habían sucedido. Volví a casa usando mis superpoderes (no recuerdo si fue volando o teletransportándome) y decidí que, si de actualidad se trataba, lo más indicado sería comenzar por la entidad que, al menos hasta cierto punto, es responsable e incluso culpable de todo lo que viene a ser la actualidad: el gobierno.
La entrevista propiamente dicha
José Luis Rodríguez Zapatero me recibe en la Moncloa, en un ambiente informal, al tratarse de un paréntesis en sus vacaciones. Así, el presidente me abre la puerta de su despacho ataviado con unos frescos calzoncillos blancos, camiseta imperio, elegantes calcetines de lino y unas alegres sandalias.
Comenzamos charlando acerca de lo difícil que es ser jefe de algo —todo el día preocupándose, sin tener tiempo ni para trabajar— y, para ganarme su confianza, me permito algún comentario elogioso acerca de los ideales clásicos de la izquierda y su noble empeño en acabar con todos los jefes. “Putos comunistas”, contesta, dejándome boquiabierto. “Mira —añade— quiero aprovechar para aclarar un tema importante: yo en realidad soy de derechas. Muy de derechas. Facha. Facha del todo. En serio, soy de cantar el caralsol y desear que vuelva Franco a fusilar a quien yo me sé. Pero son cosas del marketing. Tuve éxito con esto del progreso y tal, y mis asesores me aconsejaron que siguiera con esta línea mientras las ventas funcionaran”.
Consternado, le pregunto cómo es posible estar al frente de un gobierno de izquierdas, siendo, cito textualmente, “más carca que un informativo de la Fox”: “Sí, bueno, es duro ir al trabajo. Más que para ti, incluso, que cada mañana tienes ganas de echarle insecticida al café. Pero, en fin, de algo hay que vivir. Suerte que Losantos me anima al despertarme. Ese es un tío como Dios manda: bajito, mal de la cabeza, con ínfulas de ombligo del universo… Quién pudiera ser como él”.
Obviamente, tengo que hacer referencia a políticas que su gobierno ha emprendido y que estarían en clara colisión con su ideología: “Lo de la tregua de Eta sí que fue duro. Claro, como soy de derechas, lo que yo haría para solucionar la lacra del terrorismo es entrar con los tanques en el País Vasco y matarlos a todos. A los terroristas, claro, no a todos los vascos. Los terroristas son los que forman parte de Eta, los que les ayudan, los que les financian, los que votan al Psoe y los que tienen apellidos acabados en orri o echea. Y los catalanes”.
La retirada de las tropas de Iraq también fue una decisión difícil: “Lo hice porque pensaba que Bush haría lo lógico: usar los misiles nucleares, que para eso están, digo yo, y me tocaba los cojones que los legionarios murieran por culpa de esos moros”.
En cambio, no se arrepiente de una de sus iniciativas más polémicas: “Lo del matrimonio entre homosexuales me parece bien. ¿Qué es eso de vivir en pecado? A casarse y por la iglesia. Hay que sentar cabeza, tomar responsabilidades. Y no como los gayers, que lo único que quieren es drogarse y pervertir a la juventud”.
Zapatero añade que no es una excepción en esto de renunciar a sus ideales por un buen puesto de empleo: “Rajoy es anarquista, Pepe Blanco es ingeniero de caminos, Zaplana es okupa, Carme Chacón es un futbolista profesional y Esperanza Aguirre es un loro enfermo con peluca. En serio. Un loro. Un animal. Lo compraron aquí abajo, en esa tienda de ahí. Tiene algo en los pulmones. O en lo que tengan los loros en lugar de pulmones. Branquias, ¿no? El caso es que la mercadotecnia lo domina todo. Ep, pero como decimos los fachas, el mercado manda, y está bien que sea así. Si no mandara el dinero, igual mandarían las personas, y como para fiarse de según quién”.
Sonriendo, sirve dos copas de Soberano y me tiende una de ellas. Brindamos por España y por la Cope, que, según explica, vienen a ser lo mismo. Al despedirnos, me regala un cassette de Manolo Escobar. “No es nada —me dice— si me lo compré en cedé el otro día”.
2007-09-06 11:20
Desde luego, ya no puede uno fiarse ni de los loros…
Empezamos suaves :)
2007-09-06 12:11
Bueh… vaya comienzo. Está lleno de incorrecciones y de partes manipuladas y falaces. Cito algunas:
Esperanza aguirre es un grajo, no un loro. Dice lo de loro porque es más comercial y a sabiendas de la de gente que busca loros desnudos en google.
Todo el mundo sabe que Zapatero se descarga cosas de Manolo Escobar del emule y me parece bastante ladino por parte del entrevistador hacer entender que la cinta era original, cuando claramente estaba grabada en un equipo con doble pletina.
La más gorda: ni una referencia al batín rojo de Marcos Taracido, ni a su gato blanco de angora, ni al anillo de diamantes del dedo corazón de su mano derecha, ni a su risa sardónica siempre que termina una reunión… ¿miedo al despido tal vez, Jaime? ¿Por qué no te pasaste a verme a mí si mi despacho estaba al lado? ¿eh? ¿so malo?
2007-09-06 12:39
¿José Luis Rodríguez Zapatero? ¿Ese no era el que cantaba eso de niano nianoooo, noniaaa?
2007-09-06 13:19
Se veía venir, jajajaja!
2007-09-06 14:23
Efectivamente Conrado. También se le conoce como El Puma.
2007-09-06 22:27
No sé, Jaime, esto no va bien… yo jamás te ofrecí una copa de jerez amontillado como aseguras; me duele que lo digas, porque sabes que soy el presidente de la Asociación Para Acabar de una Vez por Todas con el Jerez Amontillado. Lo que te ofrecí en esa reunión fue un oporto, primero; porque después vino un coñá, al poco un Whisky de malta, y dos, y tres… Y este es el punto que me hace sospechar de que hay algún aspecto de la entrevista que te has inventado, como cuando dices que te ofreció Soberano, muy poco creíble, sabiendo como sabemos todos que odia el te.
Saludos
2007-09-06 23:03
Si, bien, Marcos, bien matizado lo de whiskys y barricas de amontillado. Pero, mmmh, ¿qué cosa o cosita estabas suavemente acariciando con la mano izquierda, más libre por menos provista de diamantes que la mano derecha? Me digas.
2007-09-06 23:42
Hoygan, creo que se están tomando este documento histórico a cachondeo. Bien, bien, ya sé a lo que atenerme. O lo sabría si supiera qué significa ese verbo.
2007-09-06 23:48
Tienes toda la razón, Jaime… es más, estoy investigando, pero casi puedo asegurar sin temor a equivocarme que todos los comentaristas menos tú y yo son del grupo PRISA y del Planeta, que, muertos de la envidia, intentan boicotear tu entrevista. Un asco.
2007-09-07 00:24
Por lo que veo no ha perdido ese toque tan especial para mostrarnos el perfil más humano del entrevistado que sin duda le caracterizo en su etapa como cronista de las chicas del Interviu.
2007-09-07 03:17
Una pregunta:
El Soberano que le ofrecio era Carlos I, Felipe II o Juan Carlos !? Gracias