Ciencias y letras, trata de acercar las dos culturas , favorecer su mestizaje. En realidad, sólo es una cultura que nos puede acercar más a nosotros mismos, a las complejas relaciones humanas, al mundo y a sus interrogantes. El autor, ingeniero y físico, es editor de La bella teoría. Publica los días 1 de cada mes.
Crecemos en un mundo educativo en el que apenas recibimos unos esbozos sobre las teorías científicas. Unas cuantas fórmulas y una serie de conceptos básicos, generalmente desligados de la época y las personas que los elaboraron. A diferencia de lo que ocurre con las obras literarias, que las estudiamos desde la escuela y el instituto en los libros de texto de literatura que profundizan y seleccionan las enseñanzas contenidas en esos textos, no recibimos una formación equivalente relativa al conocimiento científico y tecnológico. Estudiamos la vida, las obras y la época en que vivió William Shakespeare, la influencia de ésta en su obra y la repercusión de su obra en aquella sociedad, pero de Newton apenas sabemos que era inglés y su fórmula relativa a la fuerza de la gravedad. Con las matemáticas todavía es peor, nos enseñan unas serie de expresiones matemáticas y procedimientos con unos nombres extraños, sacados de todo contexto y de la historia, que parecen inventados a propósito para atormentarnos. Cuando se nos enseñan no sabemos ni de donde vienen ni para qué sirven, aparte de fastidiarnos.
En un mundo tan tecnológico como en el que vivimos estamos perdiendo dos bazas importantes para poder transmitir bien la ciencia. Una es descubrir al estudiante y al hombre de la calle la base científica de los objetos tecnológicos que maneja, otra tratar de explicar la parte humana de la ciencia como el que explica una obra clásica de la literatura.En este sentido, el profesor José Manuel Sánchez Ron, distinguido historiador de la ciencia y miembro de la Real Academia Española ha dirigido una interesantísima colección sobre los Clásicos de la Ciencia y la Tecnología, un “canon científico” de textos con los que todos deberíamos estar familiarizados, que trata de acercarnos a la ciencia y la tecnología y ayudarnos a acceder a la esencia de su historia. Como Harold Bloom en su libro sobre clásicos de literatura, “El canon occidental”, Sánchez Ron pretende “aislar las cualidades que convierten a estos autores en canónicos, es decir, en autoridades de nuestra cultura”.Recordando las sabias palabras de José Ortega y Gasset, sorprendentemente, llenas de actualidad: “Nuestra generación, si no quiere quedarse de espaldas de su propio destino, tiene que orientarse en los caracteres generales de la ciencia que hoy se hace, en vez de fijarse en la política del presente, que es toda ella anacrónica y mera resonancia de una sensibilidad fenecida. De lo que hoy se empieza a pensar (investigación científica básica) depende lo que mañana se vivirá en las plazuelas”. Es necesario tener una mínima cultura científica para poder considerarnos personas formadas. La lectura de las grandes obras es similar a una conversación con las mentes más brillantes del pasado, como escribía René Descartes en su célebre Discurso del Método, y nos hace en general mejores.
En esta columna, de la mano del profesor Sánchez Ron, daremos un paseo por los clásicos de la civilización griega y romana, por el alba de un nuevo mundo con Copérnico, Vesalio, Brahe, Kepler y Galileo, por el mundo de Descartes, o recordando al grande entre los grandes, Isaac Newton.
Conoceremos a un gigante de la química como Lavoisier y la época tan convulsa que le tocó vivir, el siglo del electromagnetismo con Faraday y Maxwell, Darwin y el origen de las especies, las nuevas teorías atómicas en química y biología o los nuevos mundos matemáticos… Recordaremos al personaje del siglo XX, Albert Einstein, del que ya hemos esbozado sus teorías de relatividad especial y general, y el canon cuántico o el protocanon genético. Por el camino de la historia se ha ido perdiendo la unidad del saber tal como se entendía en la antigüedad y hasta el siglo XIX. Hasta entonces, la ciencia todavía era la filosofía de la naturaleza.Iremos dando estos paseos y otros, más relacionados con la actualidad científica, tratando de mostrar la parte humana de la ciencia. Como decía recientemente en una entrevista, el profesor e historiador de la ciencia en Harvard, Gerald Holton: “ Tal vez mis colegas sonrían, pero creo que igual que algunas personas están enamoradas del dinero y otras se enamoran del arte, los científicos están enamorados de la química o de la física o de las matemáticas… El científico se enamora muy joven y deja todo de lado por ese amor”.
Detrás de un gran descubrimiento científico hay tanta emoción, o más, que detrás de la más grande de las obras de arte.
2007-10-01 16:06
Esto suena estupendo; ya leía esta columna, pero el anuncio de este repaso histórico me tendrá más atenta si cabe los próixmos meses. Gracias.
2007-10-06 02:12
Gracias Noni, espero no defraudarte. Un saludo