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Ciencias y letras por Salvador Ruíz Fargueta

Ciencias y letras, trata de acercar las dos culturas , favorecer su mestizaje. En realidad, sólo es una cultura que nos puede acercar más a nosotros mismos, a las complejas relaciones humanas, al mundo y a sus interrogantes. El autor, ingeniero y físico, es editor de La bella teoría. Publica los días 1 de cada mes.

El tiempo, ¿sólo una ilusión?

Así expresó Einstein su pésame, a la hermana y al hijo de su gran amigo Michele Besso: “Para nosotros físicos convencidos, la distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión, por persistente que ésta sea.”

Einstein, en realidad, estaba generalizando los sucesos reversibles de la física newtoniana y relativista, y tomaba la reversibilidad como un universal al que, realmente, no están sujetos la mayoría de sucesos complejos de nuestro universo.

Una trayectoria ideal, el movimiento de un péndulo sin rozamiento y la mayoría de los sucesos de los que se ocupa la física clásica newtonian y posterior, incluso la relativística y cuántica, son reversibles. En ellos tiene poco que ver una magnitud, extraordinariamente importante en los sucesos complejos y, sobretodo, los relacionados con la vida y nuestra experiencia cotidiana: la entropía.

Sobre el año 1850 Rudolf Clausius aplicó el concepto de entropia, que había acuñado anteriormente, en la elaboración de la llamada segunda ley de la termodinámica, que afirma que “La cantidad de entropía de cualquier sistema aislado termodinámicamente tiende a incrementarse con el tiempo, hasta alcanzar un valor máximo”. En un sentido general, afirma que las diferencias entre sistemas en contacto tienden a igualarse.

El Universo considerado como un sistema aislado tiende, pues, a aumentar su entropía, su desorden, a equilibrar las diferencias de temperatura, presión, etc. Al final, cuando se alcance el equilibrio, la máxima entropía, se producirá la llamada muerte térmica: todas las formas de energía acabarán en forma de la energía más degradada, la energía térmica, y todo el Universo quedará a la misma temperatura. En un sistema así, sin desequilibrios ya no se pueden utilizar estos para extraer energía y con ella realizar un trabajo.

Pero el hecho de que se tienda a un equilibrio general no significa que no haya sistemas que se encuentren lejos de ese equilibrio. Y es, precisamente, en estos sistemas en los que ocurren cosas sorprendentes. Tan sorprendentes como la misma vida. Si llevamos a un sistema lejos del equilibrio, entra en estado inestable con relación a las perturbaciones. El punto exacto en que esto sucede se llama punto de bifurcación. En este punto, al volverse inestable la solución primitiva del sistema, se producen nuevas soluciones que pueden corresponder a un comportamiento muy distinto del aparentemente inerte y anodino de la materia. Dos componentes de distinto color de una mezcla que, en condiciones cercanas al equilibrio, tenderán a formar una masa de coloración uniforme, lejos del equilibrio pueden llegar a producir coloraciones generales alternas en el sistema. Si uno de los colores de la mezcla era el azul y el otro el rojo, en un momento determinado todo el sistema será azul e inmediatamente después será rojo. “Esto demuestra que las moléculas se comunican a grandes distancias y en tiempos macroscópicos, y además cuentan con medios para señalarse recíprocamente su estado”.

Simples moléculas reversibles, atemporales, son capaces de crear en condiciones lejos del equilibrio, con la aportación de energía del entorno, lo que se llama un reloj químico, creado gracias a la irreversibilidad y al azar que introducen los puntos de bifurcación.

Ilya Prigogine, Premio Nobel de Química de 1977 por su teoría de las estructuras disipativas, a las que se refiere el párrafo anterior cuando se habla de sistemas lejos del equilibrio, ha contribuido más que nadie a responder a la cuestión que plantean las palabras de Einstein sobre el tiempo. La inmensa mayoría de los procesos reales que se producen están sujetos a una variación de su entropía, a un cambio en su orden o desorden, que determina una flecha del tiempo, una irreversibilidad que experimentamos en nuestra vida cotidiana con la sensación del paso del tiempo. La verdadera ilusión son los sucesos reversibles y la no existencia del tiempo.

Libro recomendado: ¿Tan solo una ilusión”. Una exploración del caos al orden. Ilya Prigogine. Tusquets Editores S.A. Barcelona 1997.

Enlaces:
Revista de filosofía, Universidad Complutense
Ilya Prigogine, al orden por el azar

Salvador Ruiz Fargueta | 01 de julio de 2007

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