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Cartas desde Brasil por V.V.A.A.

Cartas desde… es un intento por recuperar el espíritu de las corresponsalías epistolares de la prensa decimonónica, más subjetiva, más literaria, y que muestre una visión distinta y alternativa a la oficial de Agencias.

Terra Brasilis, semper incognita

Filipe Diez

Cuando los mapas informaban de los monstruos que habitaban el mar, cuando los imperios llegaban en naos, creyeron los navegadores portugueses haber descubierto, de este lado del océano, una especie de paraíso terrenal. Una tierra virgen, de aguas abundantes y exuberante naturaleza, de gentes pacíficas y clima ameno. Una tierra que, después de diversas peripecias —en las cuales me detendré otro día—, acabaría llamándose Brasil.

Hasta hoy, esa imagen de paraíso terrenal sigue formando parte del imaginario nacional brasileño, a pesar de tanta y tan cruenta tozuda realidad. Sin embargo, esa idílica representación no agota, ni mucho menos, el análisis del acontecer de esta sociedad. Lo cierto es que Brasil necesita ser descubierto aún muchas veces, diríase que a cada día.

El último episodio notable de esta sociedad ocurrió el pasado domingo día 23: fue realizado un referendum para ratificar la prohibición del comercio legal de armas y munición en el país. Háganse una idea: Brasil es un país de 180 millones de personas, lo que da una cifra de 50 millones de hogares (pues la media actual, según datos de 2003, es de 3,6 personas por domicilio); y en 15 millones de esos hogares, existen armas de fuego. O sea, hay el doble de armas que de conexiones a Internet.

Al mismo tiempo, todos los años mueren en Brasil 36 mil personas por disparos de armas de fuego. Una media de 99 personas por día, bastante más que en los peores días de terror en el Irak ocupado. En la inmensa mayoría de los casos, las víctimas ni siquiera consiguen ser noticia en los medios de comunicación locales, de modo que la violencia no trasciende por esa vía. A menos que estén vistiendo la camisa de un equipo de fútbol y sean asesinados por hinchas de algún equipo rival: exactamente una semana antes de la votación, un aficionado del Palmeiras y otro de la Ponte Preta (equipos de São Paulo) fueron asesinados por fanáticos rivales. En fin, el panorama de violencia crea un clima de inseguridad difusa, de baja magnitud pero extremamente poderosa y constante, que hace que la sensación de falta de seguridad se extienda por toda la sociedad: no solo entre quienes la padecen, que son casi siempre los pobres, sino también entre la clase media, que rara vez sufre la violencia en carne propia, pero que se escandaliza cuando la ve retratada en la televisión.

Pues bien, en ese clima de opinión, Brasil votó en el referendum. Y pásmense: casi un 64% votó contra la prohibición, por lo tanto a favor de que el comercio de armas continúe siendo legal. El voto ‘no’ venció en todos los estados de este país federal, y solo en la región Nordeste el resultado fue más o menos igualado. En el resto del país, el ‘no’ ganó por goleada, incluso en lugares tan civilizados como Rio Grande do Sul, sede del Forum Social Mundial, donde el voto ‘no’ obtuvo más del 86% de apoyo.

Si alguien piensa que se trata de un reflejo del lejano oeste, seguramente se equivoca: el voto contrario a la prohibición obtuvo los mayores índices de adhesión entre la clase alta y media, en las regiones más desarrolladas, entre los más jóvenes y, sobre todo, entre las personas con más escolaridad. En conclusión: la quiebra del Estado, como resultado de más de una década de política neoliberal y de la dejación de sus funciones de carácter social, ahora es un hecho sancionado por la sociedad. Quien puede pagar una arma legalizada (al precio de unos €1.100, en un país donde el salario mínimo es de €110 y la media salarial es €220), prefiere defenderse a sí mismo antes que dejar esa función en manos del Estado; y quien no puede pagar, en muchos casos tampoco quiere renunciar a lo que, eufemísticamente, se denomina “autodefensa” —legalizada, o no.

Quien definió el Estado moderno como detentor del monopolio de la violencia, ¿cómo definiría Brasil? Lo dicho, Brasil es una terra semper incognita, salvo mejor opinión en contrario.

Pero no todo fue referendum durante la semana pasada: llamaron mi atención otros dos hechos curiosos, que me gustaría compartir con los lectores.

El primero: el jueves, día 20, la Cámara Municipal de Foz do Iguaçu aprobó el cambio de grafía del municipio, que a partir de ahora pasará a llamarse Foz do Iguassu. El motivo podría ser resumido en una sola palabra: Google. Y es que, en un municipio que vive del turismo y en una época en que Internet es una herramienta fundamental de acceso a la información, no hay cabida para grafías peculiares, poco comunes en el ámbito internacional y, sobre todo, no anglosajonas. Y es que, hoy en día, los imperios ya no navegan en naos, pero siguen navegando.

Paradójicamente, desde hace unos meses es posible introducir en las direcciones de Internet símbolos gráficos antes no aceptados (p.ej., vocales acentuadas, ç o incluso ñ). Esperpénticamente, la Academia de Letras de la región se opuso radicalmente, por considerar que con esta medida se atenta contra la lengua portuguesa. Irónicamente, nadie parece haberse acordado de que Iguassu no es palabra anglosajona, ni portuguesa, sino guaraní, por lo que los argumentos deberían pasar por la historia de esta palabra y el modo de representación gráfica más coherente en la lengua original. En fin, el guaraní sigue siendo tratado como una lengua subsidiaria, cuya grafía se hizo depender primeramente de la del portugués, ahora de la del inglés. Sobredosis de colonización.

Por cierto, no estaría de más que las autoridades de la lengua española hiciesen una reflexión sobre este asunto, pues en el guaraní paraguayo se produce la misma subordinación gráfica al español que la aquí criticada respecto al portugués.

La última. El sábado, en la víspera de la elección, el presidente Lula presidió la entrega de diplomas, en Rio de Janeiro, a los alumnos de los cursos de alfabetización para adultos. El presidente obrero llegó en helicóptero, mientras una voz en off, a modo de locutor deportivo, proclamaba, “Brasil!!! Brasil!!!” para mayor euforia de los presentes. Y aun hay quien defiende que la educación es una arma cargada de futuro… La educación siempre ha sido y sigue siendo conservadora, en su misma esencia, que es la de la inculturación: ello no impide la existencia de núcleos de educación alternativa, pero en términos generales y como factor social, la educación es un instrumento de dominación.

Es más, según el presidente Lula, aquello no fue solamente una ceremonia cívica, sino que poseía un profundo sentido religioso: cualquier ateo que allí estuviese, se convencería de la existencia de Dios, pues solo la fe en Dios lleva a las personas a superar sus límites. Lula dixit.

Por mi parte, continúo a la espera de pruebas más convincentes. Saludos desde Salvador, Bahía, Brasil!!!

Filipe Diez | 26 de octubre de 2005

Comentarios

  1. Craso
    2005-10-27 23:28 Muy buena, aportando informaciones que nunca llegan por aquí; y críticamente. ¡Bravo!

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