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Uso y abuso por Pedro Palazón

Pedro Palazón es uno de los máximos adalides de la usabilidad y los estánderes web en castellano. Además de editar kusor.net, está enfrascado en el desarrollo de la herramienta de publicación web Textpattern. Uso y abuso dejó de actualizarse en octubre del 2005.

Me estoy quitando

Sin más remedio. No me queda mucho tiempo libre desde que me impliqué de modo oficial al desarrollo de Textpattern y, ya se sabe, lo del software de código abierto no da para mucho económicamente, pero si toma su tiempo.

Como no puedo irme de la boca y contar aquí en que ando envuelto y por qué creemos que es algo necesario para que Textpattern alcance la madurez suficiente como para lanzar la versión 1.0 —sé la fecha prevista y, por supuesto, no la voy a decir— quería aprovechar este mes para contaros un pequeño experimento al que me estoy sometiendo.

Últimamente he dejado de publicar con frecuencia en mi web. No se trata de crisis, ni nada parecido. Sólo estoy pensando en cambiarla de servidor – por cierto, tengo que anotar esto en alguna parte – no en dejar de escribir.

La cuestión es que, del mismo modo que entendí hace años que leer más o menos es cosa de épocas, entiendo que escribir más o menos no deja de ser una necesidad que viene y va con el tiempo.

Si a esta no necesidad de escribir le sumamos que me divierto mucho más escribiendo código que prosa —raro que es uno&mdash, me encuentro en una situación óptima para llevar a cabo algo que venía planeando desde hace un tiempo.

Veréis, de un tiempo a esta parte mi consumo de contenidos de internet se había visto diferenciado en dos bloques importantes: cualquier tipo de material relacionado con mi trabajo como desarrollador, y un buen montón de weblogs/bitácoras.

Del primero no puedo prescindir, (realmente, de lo que no puedo prescindir es del trabajo), pero ¿y del segundo?.

Con los lectores de Feeds el consumo de contenidos sindicables ha crecido a niveles muy superiores a los que nos permitía, hace unos años, el método de navegación tradicional: uno se iba abriendo sus favoritos —cuando llegó Mozilla fue una bendición poder abrirlos por grupos en las pestañas— e iba comprobando si había algo nuevo.

Lo de los lectores de feeds es mucho más cómodo, sin duda. Pero tiene un peligro. Antes nadie guardaba una web por si acaso —y, mucho menos, la recordaba de memoria— pero ahora si que acumulamos suscripciones sin el más mínimo coste energético. Consecuencia: 2412 noticias sin leer dice en lo más alto de la ventana de mi página de Feedness, y sólo en 14 días.

Contando que, cuando me pasé a Feedness, ya reducí considerablemente mis elecciones de lectura, dejándolas en 142 de un total de más de 1000 que acumulaba, el número me parece ciertamente enfermizo.

¿Realmente necesito ese contenido?, ¿Realmente me resulta todo tan interesante como para realizar un seguimiento periódico?.

Pues no. Después de 14 días sin abrir ni una sóla de esas noticias por medio del lector de Feeds, me he dado cuenta de que sólo he visitado 9 de esas 142 webs y que, salvo en un caso, todas han sido por motivos relacionados con el trabajo, y buscando cosas que ya sabía que estaban allí.

Me he sentido tentado en alguna ocasión de marcar todas como leidas, pero he sabido contenerme a tiempo para continuar con el experimento: un mes sin weblogs o, más exactamente, un mes sin visitar webs así porque sí, simplemente porque el contenido es nuevo.

En estos 14 días he descubierto que —además de no estar enfermo de bitacorismo— llevo un par de años tragando más información de la que realmente necesito, no sé si por inercia, no sé si por curiosidad. Y ninguna de estas dos razones es uno de mis motivos usuales a la hora de hacer las cosas en el resto de mis actividades, así que no veo por qué ha de serlo en el caso del consumo de contenidos web.

Me gusta hacer webs; me gusta leer cosas interesantes e informativas —esta web es un buen ejemplo— o divertidas, como 4Colors, que es esa web no relacionada con el trabajo diario que comentaba antes, pero empiezo a estar un poco cansado del contenido porque sí, de que ese contenido se parezca tanto la mayoría de las veces, de que las novedades reales se puedan medir con cuenta-gotas entre el montón de paja que me toca filtrar cada día. Y todo porque yo me lo he buscado.

Nadie me manda tener más suscripciones que las que realmente me interesan. Y en eso consiste el experimento: un mes sin hacer caso de las suscripciones para reducirlas a las que realmente me resultan interesantes. Y, siendo objetivo, no creo que superen las veinte.

El resultado, en número, que no en nombres, el mes que viene.

Es 2 de Mayo y no sólo me esperan Los Caballos del Vino, sino que hace exactamente 8 años de mi historia en común con la mujer más maravillosa del mundo —mejorando lo presente ;-)— un buen modo de que no se me olvide para cuando el artículo para Libro de Notas, ¿eh?. Así que no sé qué hago aún aquí.

Me voy de fiesta, y a continuar con el experimento no-blog. Nos leemos.

Pedro Palazón | 02 de mayo de 2005

Comentarios

  1. Marcos
    2005-05-02 12:40 Muy inteligente propuesta. Sería extensible a toda la prensa y los informativos: ¿qué ofrecen? ¿En qué nos enriquecen?
    Ah, ser capaces de prescindir de todo este aluvión inacabable y retórico de letras y sonidos. Prescindir, al cabo, de nosotros mismos.

    Saludos.
  2. corsaria
    2005-05-03 00:48 Una interesante reflexión que me he hecho más de una vez. Demasiada información no conduce a nada. Poca y bien seleccionada sí. :)
  3. joseluis
    2005-05-03 19:12 Leve objeción : ¿por qué no empezar con la tele (toda), la radio (casi toda), el cine (menor de 20 años, por ejemplo)?
  4. Pedro Palazón
    2005-05-04 01:08 Escépticos sois ;-).

    Con la tele ya hace tiempo que empezamos. Es más, yo apenas si me siento delante, y ha sido después de un periodo de no sentarme a ver la tele en absoluto.

    ¿Noticias?, las de la 2; me gusta el tono amable – además de lo que me joden los anuncios en mitad de las noticias, no he conseguido que deje de parecerme una frivolidad.

    Cuando digo filtrar, digo filtrar, echar de menos ciertos contenidos, ya sea porque te hacen reir, o te resultan agradables por cualquier otra razón.

    En mi caso, y pasando sentado al ordenador un mínimo de 10 horas diarias – los fines de semana no menos de 6 al día – la sobredosis viene evidentemente de internet. Y es en lo que estoy.

    ¿La radio?; no es medio de mi devoción casi nunca; lo curioso es que lo poco que sé de fútbol me gusta que sea por la radio, tiene un toque especial. De todos modos, últimamente no me hace mucho tilín.

    Y el cine,..., bueno, a ver si lo ponen un poco menos caro. La afirmación deja intuir que todo el cine de menos de 20 años no merece la pena, ¿me equivoco?.

    Si es así, yo me lo hacía mirar, que no se puede meter a tanta gente en el mismo saco.

    Geek habemus y, con todos mis respetos, no me toquen ustedes El Señor de los Anillos, que me transfiguro.
  5. joseluis
    2005-05-04 13:55 ... te transfiguras en Mr. Hyde, Pedro? Bueno, bueno, no son santo de mi devoción la trilogía de los anillos, pero no vamos a discutir por eso.

    Cuando decía cine menor a 20 años, “por ejemplo” era refiriéndome a cierto curioso fenómeno : tanto cine contemporáneo que desaparece a los tres meses. O sea, tropecientas películas, yanquis casi todas, de las que no se vuelve a tener noticia, sin echarlas en falta. Viene a ser cómoda esa autodestrucción fílmica, sí.

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