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Edición LdN
Guía para perplejos por Antonio Martínez Ron

El programa de software avanzado A.B.E.R.R.O.N, desarrollado por la NASA a finales de 2003 y oculto bajo el pseudónimo de Antonio Martínez Ron (Fogonazos), rastrea sistemáticamente la red en busca de pequeños resquicios de irrealidad y vulnerabilidades del sistema. Con la Guía para Perplejos, los científicos pretenden ir más allá: estudiar el lado más oscuro del programa y enfrentarle a las paradojas de la creación literaria. Cada día 23, en LdN.

Veinte minutos en la vida de Eufrasia

Dicen que sólo las personas que han pasado por una experiencia traumática, los que han estado al borde de la muerte, aprenden a apreciar el valor del tiempo. Enfrascados en la actividad diaria, el resto de la humanidad pasamos por el día a día de puntillas, posponiendo las cosas importantes hasta que ya no queda tiempo de realizarlas.

Contaba Geoffrey Smith esta semana en La Vanguardia que los desactivadores de bombas que sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial quedaron profundamente marcados por la experiencia. Algunos alcanzaron más de noventa años de edad con una “lujuria insólita” por la vida, una actitud que Smith atribuye al resultado de haber arriesgado sus vidas a diario durante años. “Sabían que la vida era hermosa porque en cualquier momento se la podían haber quitado”, asegura, “sabían el valor de cada minuto vivo”.

En su libro “La isla de las cicas”, Oliver Sacks expone el caso de una de las habitantes de Guam afectadas por una extraña enfermedad neurológica que le recordaba a su experiencia en Despertares. Esta mujer, llamada Eufrasia, pasaba el día postrada en una silla, completamente paralizada, hasta que las enfermeras le suministraban su dosis diaria de l-dopa. Esta pequeña cantidad de medicina le proporcionaba sus únicos veinte minutos de vida normal en todo el día, que la mujer trataba de aprovechar frenéticamente para contar y hacer todo lo que había estado planificando durante las largas horas de parálisis.

“Catorce minutos después de haber recibido su l-dopa”, explica Sacks, “Eufrasia saltó de repente y se puso de pie con tanto ímpetu que tiró la silla hacia atrás, se precipitó hacia el corredor y empezó a hablar por los codos con todo el mundo; era una conversación animada, casi incomprensible, pues se atropellaba tratando de decir todo lo que deseaba manifestar, pero no podía, mientras estaba paralizada”.

“Pero aquella mujer que era un torrente de vida”, prosigue, “al cabo de veinte minutos, con la misma brusquedad con que había salido de su estado original, volvió a él, y tras bostezar repetidamente, quedó sumida en una completa parálisis”.

Lo angustioso del caso, y lo que nos pone los pelos de punta, no es sólo que Eufrasia tuviera el resto del día para planificar todo lo que iba a hacer y decir durante sus escasos veinte minutos de vida real, sino el hecho de que sus planes se vieran frustrados día tras día por la propia angustia de conocer que el tiempo para realizarlos era limitado.

Tal vez, salvando las distancias, nos ocurre un poco a todos como a Eufrasia, que nos pasamos la vida amontonando hermosos planes en la cabeza, sueños inaplazables que nunca realizaremos porque le faltan horas al día.

Antonio Martínez Ron | 23 de enero de 2009

Comentarios

  1. Ramón Ramos
    2009-01-23 11:46

    Y yo que me quejo de que no tengo tiempo para hacer nada… Protesto y protesto exigiendo que el día dure 25 horas mientras el suyo dura tan sólo 20 minutos. Mi asignatura pendiente: disfrutar el presente ;-)

  2. Cayetano
    2009-01-23 13:48

    Magnífica oportunidad este interesante artículo de Antonio para despedirme oficialmente como comentarista asiduo, que no lector, de LdN.

    Por si alguno no lo sabe estoy metido en varios asuntos que reclaman mi atención, uno de ellos es Durangaldea Cardio y el otro retomar algunas actividades que llaman artísticas,

    Durante los últimos meses, a raiz de coordinar la formación de asociación , he tenido la oportunidad de entablar relación con personas que, tras haber sobrevivido a un episodio cardiaco, confirman eso de que se aprende a apreciar el valor del tiempo.

    Así, poco a poco, uno va organizando su vida de otra manera y estableciendo prioridades. No comentar más aquí no tiene nada que ver con algún mal rollo, Todo lo contrario LdN me ha aportado más de lo que yo he podido ofrecer y me ha dado la oportunidad de conocer a gente que en muchos sentidos me ha enriquecido en lo personal …

    Pues eso, gracias a todos y estoy absolutamente seguro que el proyecto LdN continuará mejorando sobre todo porque hay muchas ganas e ilusión por parte de todos los que lo hacen posible.

    Un abrazo y hasta siempre

  3. Marcos
    2009-01-23 15:14

    Profundamente angustioso. Lo más curioso es que ella parece no perder las ganas de vivir; quiero decir que lo esperable sería, supongo yo, una profunda depresión y un dejarse ir.

    Un abrazo, Cayetano, y espero que hasta pronto.

  4. Antonio Martínez Ron
    2009-01-23 17:44

    Marcos: la pena es que Sacks no da mucho más datos sobre el caso, me habría gustado conocer más detalles.

    Vuelve pronto, Cayetano. Un abrazo :)

  5. AsDePiqas
    2009-01-23 18:27

    Esa última reflexión me ha puesto todos los pelos de punta. Tocado y hundido.

  6. Pink
    2009-01-23 18:41

    En cierta manera, una historia triste pero al final un recordatorio que la vida dura poco, y son las ganas de vivir lo que hace que cada minuto valga la pena…

    Creo que con esto basta para tener que reorganizar mi vida…

    Se trata de “vivir”… no “sobrevivir” =)

  7. joseluis
    2009-01-23 19:32

    El caso contado es inolvidable, sí. Impactante. Sacks sabe contar, por demás.

    Al margen, Cayetano, con quien tanto discutí en tiempos, cómo eres de malo: te despides y te despides en mitad de un tema que nada tiene que ver. O, ¿hay relación?. Qué malo eres.

  8. Sergio
    2009-01-24 05:12

    ¿qué es vivir? ¿hacer muchas cosas? la vida no es más que tiempo y espacio, el tiempo pasa igual mirando una pared que hablando por los codos… ¿carpe diem? bueno, pues también, ni mejor ni peor… queremos lo que no tenemos

  9. Sofi
    2009-01-24 11:16

    Tienes toda la razón, no sabemos valorar el tiempo presente, donde está la esencia de la vida. Hace tiempo que he llegado a la conclusión de que mejor que hacer planes, que casi nunca llegan, mejor aprovechar ese presente que seguro que nos trae cosas maravillosas. Pensar en el futuro bloquea todas las posibilidades de disfrutar de ese presente. Un saludo

  10. DemasiadoLiterario
    2009-01-24 12:08

    No es por desdeñar a Sacks, pero dudo que Eufrasia estuviera en estado consciente durante su letargia, pensando. En cuanto a su comportamiento al recibir la levodopa, levantarse sin más, andar y hablar es algo que haría de una forma atropellada. Posiblemente fuera incapaz de seguir un hilo lógico: la activación produciría una tormenta de actividad neuronal.

    La historia no debió durar demasiado, la levodopa dejar de hacer efecto pronto, en 2 años a lo sumo.

    Que nadie piense que Sacks escribe ciencia. Pero es admirable el trato que da Sacks a los enfermos en sus escritos: los reviste de dignidad. Sólo éso justifica sus licencias literarias.

  11. Nico697
    2009-01-25 12:39

    Es con estas cosas, con las que nos damos cuenta del tiempo que desperdiciamos, en los planes que tenemos y que muchas veces posponemos indefinidamente esperando un momento mejor; te das cuenta de que podrías optimizar de alguna forma tu tiempo e intentar vivir haciendo todo aquello que nos gustaría…

  12. Sergio Meza C.
    2009-01-27 17:18

    Debió naberse convertido en autora de aforismos; con 20 minutos al día habría podido al menos escribir uno al día; 365 al año, al cabo de tres años tendría un volumen inmenso. Acaso démosle un aforismo cada dos días, ya acaso cada tres.

    No creo en la falta de tiempo; con la debida inteligencia, astucia y precisión en las metas…

  13. Moderranner
    2009-01-27 21:00

    Intentar vivir haciendo de ello un compromiso consciente con la vida. Saborearla incluso. Sí. Una enseñanza clara que el despertar de Eufrasia nos lega. Pero qué historia terrorífica. Pensar que en esos minutos tan cortos de vida consciente, los pase hablando atropelladamente. Está bien lo de los aforismos, estaría genial aprender una canción, salir a dar un paseo, se me ocurren montones de cosas. Curiosamente cosas todas que pudiendo hacer no hacemos por pereza. Eufrasia pensaré en tus veinte minutos. Lo prometo.

  14. nuri1983
    2009-03-03 12:52

    Es algo increíble..yo hubiera aprovechado esos 20 minutos para compadecerme. Hay que aprender de estas cosas

  15. diego
    2009-12-28 21:47

    Hola, solo queria agregar que me encanta el blog y que a proposito de esta nota, hay un libro de Claudia Piñeiro (escritora argetnia) que se llama Elena Sabe, en donde cuenta la historia de una mujer que sufre Parkinson. Durante todo el relato, la escritora hace una descripcion impresionante sobre la vida de esta mujer (Elena) que necesita de la levodopa para poder moverse, porque sino, quedaria paralizada durante su viaje.

  16. Vigo
    2010-07-24 22:33

    Bueh Antonio no sé si leerás comentarios a entradas pasadas, pero ya que tengo ahora la oportunidad de comentarte algo pues lo hago (estos días estoy repasando muchos de tus artículos).

    Dices “la pena es que Sacks no da mucho más datos sobre el caso”

    Diablos!! ¿Es que ninguno de los que se ha pasado por aquí ha visto la película Despertares con Robert de Niro y Robin Williams?

    Supongo que hay mucha ficción en la historia, pero no creo que sea muy difícil seguir tirando del hilo si uno comienza a bucear en ese guión.


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