Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.
Durante este mes de Agosto la columna pasará a centrarse en algo de temporada que permita toc… dar buenas ideas para la gente de vacaciones y, de paso, continuar con la labor de reivindicación de la ficción pasada y de criba de la actual. Modestamente, claro.
Reconozcamos que todos tenemos series pendientes, piezas para el verano que, en el mejor de los casos, están ahí esperando un hueco. Yo tengo a la espera darle una segunda oportunidad a Park & Recreations y revisionar Hamish Macbeth. Así que me planteé otro asunto:
¿Por que se habla tan poco de las series cortas? Miniseries, algunas casi telefilmes encadenados, pero autoconclusivos. Sí, la inclusión de series inglesas sería difícil de separar de la de miniseries. Por eso no voy a privarme. Pero como podría escribir una lista más larga que mi… brazo… creo que tendré que poner un número simbólico cada semana.
Por lo tanto habrá que hacer selección. Así que fuera series clásicas como Yo, Claudio o Brideshead, fuera también las que son directamente películas, ya habrá tiempo de hablar de An englishman abroad y The naked civil servant en otro momento, lo mismo que alguna serie que saldrá cuando hablemos de su creador, como Edge of darkness o de algún creador del que ya hemos hablado y que quizá merezca una recuperación con columna propia, como Dennis Potter. Y no tengo intención de hablar de Luther que es serie serie y para eso hablo de Spooks. Así que ya sabéis, he elegido las cinco siguientes, pero la verdad es que podía haber sacado una formación completamente distinta:
House of cards (1990, BBC)
Hay todo tipos de series, algunas logran su fama por la organización o por le momento, otras por los actores o por el tema, en este caso estamos ante un acierto total, hasta el punto de que la adaptación de una novela de Michael Dobbs, Jefe de Personal con Margaret Thatcher, en el que se juega con los conceptos de intriga política y con los lazos de la tradición shakesperiana de Macbeth o Ricardo III. Ian Richardson compone a uno de los villanos más grandes que la televisión haya visto, el siempre divertido y maquiavélico Francis Urquhart que a lo largo de esta mini —y gracias al éxito de la misma en dos más que completaban una trilogía To play the King y The final cut— en la que usa todo tipo de trucos sucios para hacerse con el poder en una Inglaterra post-*Thatcher* . Como si el Diablo nos contase sus planes, será Urquarht, rompiendo la cuarta pared, el que irá comentando las diferentes jugadas para apartar rivales o manipular aliados, todo con un partido Conservador mostrado como un nido de víboras sedientas de poder y tantos paralelismos con el momento histórico que se vivía que el éxito fue instantáneo.
Our friends in the north (1996, BBC)
Christopher Eccleston… Perdón, esa no es manera de empezar el texto… Esta serie sigue las vidas de cuatro amigos a lo largo de los nueve capítulos que la componen. Durante 31 años, de 1964 a 1995, seguimos los avatares de estos cuatro chicos, amigos de la infancia en un pueblo del noreste de Inglaterra, Newcastle. Los cuatro amigos, ahora sí, son Dominic Nicky Hutchinson, Terry Tosker Cox, George Geordie Peacock y la única chica, Mary Soulsby. En 1964 Nicky acaba de regresar de Estados Unidos, de trabajar en los movimientos civiles, regresa para reincorporarse a sus estudios universitarios y volver a ver a su novia Mary y a su mejor amigo Geordie que está montando un grupo con Tosker. Como podéis imaginar el paso de los años y de las situaciones hace que esos inicios positivos e idealistas vayan siendo triturados por intrigas políticas, señores de los bajos fondos, disputas sobre lealtades y todos esos divertidos sucesos de la historia reciente de UK, del terrorismo a las huelgas mineras. Claro que el reparto siempre ayuda y si tener a Malcolm McDowell interpretando a un jefe de los bajos fondos es un lujo el resto del reparto no se quedaba atrás. Quizá sea la chica, Gina McKee, la menos conocida por el gran público por su carrera principalmente escénica, pero no es por ello la menor. Lo que pasa es que compite con gente como Mark Strong, muy popular, especialmente por su sobreabundancia de papeles villanescos en el cine, ahí está en nuestra cartelera haciendo de Sinestro en Green Lantern como antes hizo de Sir Godfrey en Robin Hood, de Frank D’Amico en Kick-Ass o de Lord Henry Blackwood en _Sherlock Holmes, quizá una tendencia que tuvo que ver con su personaje lleno de grises de Tosker, claro que aquí todo son grises, también el personaje que inicialmente parece central, Nicky, se beneficia del fuerte carácter de —ahora sí— Christopher Eccleston. Pero es que ninguno puede bajar la guardia o los otros actores se lo comerán, como en el papel del más desgraciado de los amigos, Geordie, que llenó de furia y desesperanza un magnífico Daniel Craig aún lejano a lograr la licencia para matar. Así que ya sabéis, repaso sentimental, melodrama y suspense, un poco de todo. Y todo bueno.
Mad dogs (2010, Sky)
Vacaciones, playa, sol, Mallorca… Parece un momento idílico para reunirse con los amigos. Por eso Alvo ( Ben Chaplin ) lleva a la isla a Baxter ( John Simm ), Rick ( Marc Warren ), Woody (Max Beesley ) y Quinn ( Philip Glenister ) para que vean cómo es jubilarse temprano. Pero hay trabajos de los que sólo te pueden jubilar ellos. El resto de la historia navega entre la comedia negra y el thriller psicológico con el tema de la hermandad, de la amistad masculina como fondo. Ya hablé de esta mini el año pasado, tendré que volver a hacerlo por sus creadores y, además, el éxito fue tal que se pidió que la continuaran de alguna forma. Así que, ¿no es perfecto aprovechar ahora y rescatarla en vacaciones?
Boys from the Blackstuff (1982, BBC)
Dentro de la tradición de obras adaptadas o telefilmes creados expresamente para la televisión uno de los más importantes fue The black stuff, una obra de Alan Bleasdale (The monocled mutineer, The sinking of the Laconia, No surrender) que seguí a aun grupo de desempleados que aceptan trabajar en el asfaltado. La repercusión fue tan grande que le encargaron que la continuara como miniserie, de modo que el grupo de cinco jóvenes desempleados — notable selección de los que más sufrieron durante la época de Thatcher en el poder—pasan a ser durante 6 episodios los Boys of the blacstuff, centrándose cada vez la serie en uno de ellos. Gracias al magnífico casting original, todo ello tras un primoroso primer episodio que unía el drama inicial con la serie gracias a la labor de Peter Postlethwaite ( En el nombre del padre) como Danny Duggan, el jefe de cuadrilla culpable de fraude a la seguridad social que reunió a los chicos y que ahora se halla en aprietos judiciales. A él le seguían Chris Darwin como Snowy Malone en una historia que les envuelve a todos haciendo de nuevo trabajo en economía sumergida para reparar un edificio sin que se enteren los agentes de la Seguridad Social; Tom Georgeson (Un pez llamado Wanda) como Dixie Dean que hace chanchullos en su nuevo empleo de guarda de seguirdad, Michael Angelis ( The liver birds aunque habitualmente un actor de voz) como Chrissie Todd, al que vemos junto a su amigo Loggo Logmond ( Alan Igbon, más conocido por su papel en Scum) tramando ambos pequeños fraudes para poder llevar si no dinero por lo menos comida a sus casas con su mujer Angie como el personaje femenino más importante de la serie dando con un papel tan pequeño un buen empujón a Julie Walters que pasaría a Educando a Rita gracias a él — aunque ahora sea más conocida por sus papeles en Mamma mia o como la matriarca Molly Weasley en las películas sobre Harry Potter —
Sin embargo la más emotiva y recordada de las historias sería la de Yosser Hughes en una interpretación de Bernard Hill que termina con los calificativos positivos de cualquiera, un pobre hombre que ha perdido su trabajo, a su mujer, y ahora puede perder a sus hijos; una persona que trata de trazar un escudo de masculinidad pavoneante porque todo en lo que creía, del trabajo duro al apoyo familiar se ha derrumbado colocándole al borde de una depresión a la que intenta escapar para seguir tirando adelante. Sus dos coletilla: Gizza’ job! (give us a job o danos un trabajo) and I can do that! (¡Yo puedo hacer eso! referido generalmente a cualquier trabajo que se estuviera ofreciendo) calaron profundamente en el ideario inglés y de la misma manera que los políticos hacían referencia al You might well think that; I couldn’t possibly comment de Francis Urquhart los trabajadores gritaban el Gizza’ job! de Yosser Hughes. Una interpretación histórica que le valió al actor una aparición continua en tablas y estudios así como apariciones solventes en papeles secundarios, ya sea como el Capitán E.J. Smith en Titanic o el Rey Theoden de El señor de los anillos entre otras muchas películas.
La historia cierra con George Malone (con Peter Kerrigan dándole vida), cuyo pasado como activista político contrasta con su situación actual sin empleo y sin esperanzas, en una espiral que llevará a reunirse de nuevo a los amigos. De esta manera se cierra la historia y se repasan los ángulos políticos de la historia, una en la que se han mostrado al público los costurones de la Seguridad Social, los problemas del paro, la picaresca de la economía sumergida y, sí, todo desde un punto de vista de fondo cómico pero, ah, terriblemente amargo en cualquier reflexión. Una serie que habría que emitir cada crisis o enviar a nuestros gobernantes.
State of Play (2003, BBC)
Paul Abbott es una gloria nacional inglesa. Lo que pasa es que muchos de ellos no lo saben. Nosotros le veremos en extenso, en algún momento, ya hablaremos de Shameless o de Touching Evil, del mismo modo que el director David Yates está de actualidad al haber estrenado su cuarto film centrado en el universo de Harry Potter. Pero no vamos a hablar de ellos, ni de la película que hizo una versión para los americanos un par de años después. Mejor hablemos de la perfecta maquinaria construida por engranajes, de las brillantes interpretaciones de David Morrissey John Simm, Bill Nighy o James McAvoy entre otros, del análisis que realiza delas relaciones entre medios de comunicación y empresas, de ambos con los políticos y de todos con el dinero. Quizá el paso lógico desde House of cards y la aparición de Edge of darkness —en septiembre hablaremos de ella, tranquilos—, con una trama poderosa que busca la confrontación y la revelación, más sucia que la muy shakesperiana antecedente, más capaz de descender a terrenos turbios y mostrarlos como cierto. De manera que es mejor, por proximidad temporal y por los resortes de al intriga, que me limite a señalar una vez más su importancia y os anime a darle un ojo, que para estas cosas está el verano.
Así que ahí tenéis el primer repaso, id decidiendo si la carta os interesa y no dudéis en aprovechar el tiempo libre que tengáis: Todas estas minis se lo merecen. Y vosotros también.
2011-08-01 21:32
Britain, tan cerca, tan lejos…