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El receptor por Jónatan Sark

Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.

Rocambolescas Finalizaciones Matt Smitheras Doctorandas


Three por fnarg

La promesa de acabar de una vez por todas con Amy Pond como compañera duró poco. Concretamente un episodio. La historia navideña de turno, The Doctor, The Widow And The Wardrobe, que esta vez era especialmente lacrimógena. Intentado hacer un homenaje al ciclo de Narnia de C. S. Lewis el resultado final es una tan confusa como excesivamente edulcorada fábula.

Tras este especial, emitido a finales de 2011, pasaron los meses hasta emitir los nuevos episodios con un formato ya adaptado del todo al gusto norteamericano. Un comienzo en septiembre, parón navideño —que no impidió la presencia de otro especial que esta vez no serviría como remate de temporada sino como punto intermedio —reanudación en marzo y de ahí hasta mayo. La asimilación había sido completada.

Los distintos rumores sobre la serie hacían temer lo peor de esta séptima temporada moderna o treinta y tres de las totales. Empezando por la marcha de los productores Beth Willis y Piers Wenger, los encargados de la producción junto a Moffat. Mucho se especuló sobre su marcha, y si bien en el caso de Wenger parecía claro que se debía a su marcha de la BBC para ocupar un puesto en Film4, en el de Willis empezaron a sonar voces preocupadas porque el trabajo con Moffat no fuera todo lo sencillo y fluido que debiera. Más aún cuando se les había dejado una serie que rondaba los 10 millones de espectadores y se encontraban ahora sobre los 7. Otras voces señalaban que se trataba de una discusión con la BBC que trataba de hacer más barata la serie, en cualquier cosa las pequeñas aventuras tumultuosas empezaban a recordad la etapa de John Nathan- Turner más que la de Russell T. Davies. De momento encontraron una productora de reemplazo en Caroline Skinner.

Si le añadimos que pronto se supo que la nueva acompañante del Doctor tardaría varios episodios en aparecer y mientras disfrutaríamos de los ya dos veces despedidos Williams – Pond, entenderemos las dudas de los espectadores habituales. De momento se empezó con Asylum of the Daleks que fueron lanzados con una serie de webisodios, Pond Life, sobre los problemas matrimoniales de los Pond. Por si alguien temía que la serie fuera de nuevo sobre el Doctor. En este capítulo, escrito por Moffat, se cambiaba la continuidad con respecto a… bueno… dos temporadas antes en Victory of the Daleks. Es poco habitual que durante una etapa de productor/ jefe de guionistas haya este tipo de contradicciones, pero tras mostrarnos a los nuevos Daleks de colores eliminando cualquier versión anterior por ser menos evolucionada, ahora nos los mostraban colaborando entre ellos y con muchas otras versiones en un homenaje a la historia de los temibles alienígenas. Claro que también contradecía el regreso de Skaro que orquestó RTD y frente a las tradicionales formas autoritarias de gobierno nos salía con un Parlamento de los Daleks al mando del cuál tienen un Primer Ministro, del mismo modo que frente a su tradicional beligerancia con los débiles nos creaban ahora un mundo-asilo. El capítulo en general tampoco tenía mucho más que ofrecer salvo la aparición de Jenna-Louise Coleman como Oswin Oswald. Y, por supuesto, la paz matrimonial de los Pond y su regreso, una vez más, como acompañantes del Doctor.

De modo que para la siguiente historia, esta vez de Chris Chibnall, ya había cierta suspicacia a la que ayudaba el título: Dinosaurs on a Spaceship. Y, efectivamente, iba de dinosaurios en una nave espacial. La historia resulta bastante simple pero tiene el acierto de presentar a Brian Williams, el padre de Rory, que demostrará tener madera para poder ser un acompañante excelente.

El siguiente guionista al que tocaba probar suerte era Toby Whithouse que regresaba al western tras el pequeño desastre que había sido The Gunfighters a mediados de los sesenta, lo hacía con una historia que pretendía explorar el concepto de monstruo, así como el de culpable, lamentablemente quedaba algo farragoso, en parte por el propio guión y porque el orden de capítulos hacía referencia a un hecho que aún no se nos había contando. En general la temporada parecía más un cúmulo de historias mientras se esperaba a un gran acontecimiento que no estaba claro cuál era. Aunque en el exterior de la serie se empezaba a rumorear sobre un gran cambio para la serie aprovechando su especial 50 aniversario, algunos incluso hablan de la marcha de su protagonista o de la del productor y jefe de guionistas e incluso de la de ambos. Tanto la BBC como los rumoreados salen rápidamente a desmentirlo.

En cuanto a The Power of Three, no sólo significa el segundo guión de Chris Chibnall de la temporada, también el regreso de Brian Williams y la presentación de Kate Stewart, un personaje que ya había aparecido en la producción de Reeltime Pictures Downtime y que aquí hacía su entrada oficial como miembro de UNIT y, más importante aún, hija del Brigadier. También tiene un punto interno al tener que explicar a Brian el destino habitual de sus acompañantes, reflexionando sobre las maneras en que dejan de serlo. Un adelanto de la marcha —una vez más— de Rory y Amy de la serie. Concretamente en el siguiente episodio.

The Angels Take Manhattan volvía a estar guionizado por Moffat y a centrarse en los Weeping Angel, además, claro, salía River Song. Y, por supuesto, dentro de su americanización, tenía lugar en Manhattan. El resultado, por otro lado, era difícil de defender. Los ángeles pierden el misterio y el respeto, la aparición final de una estatua de la libertad / Ángel puede recordarnos a Los Cazafantasmas pero destroza las reglas sobre los ángeles y, además, acaba siendo uno de los momentos más embarazosamente ridículos de la nueva serie. Y la despedida de los Pond resulta absolutamente lamentable, tras lo establecido en el anterior episodio deciden que no quieren dejar de viajar con él y, desde luego, Moffat no tiene intención de matarlos. Así que les envía al pasado. Fuera del alcance de un Doctor que parece que ha olvidado que no sólo puede viajar en el tiempo sino que él mismo fue transportado, en Blink, y pudo ser rescatado. Todo esto en un ejercicio de marysueismo final que parece diseñado para enfrentarse a muerte con el de Rose Tyler, aunque por fortuna no logre igualarlo.

La nueva edición a la americana significó que el episodios especial navideño cayó en mitad de la temporada, tal y como comentábamos antes, y siendo Moffat como es decidió usarlo para reintroducir a Clara Oswin Oswald, la que parecía nueva compañera del Doctor, interpretada por Jenna-Louise Coleman, además estrenaban una nueva secuencia introductoria que recuperaba la clásica aparición de la cabeza del Doctor perdida desde el final de la época de Sylvester McCoy . Aunque antes de eso y como mini-episodio antecedente en Childreen on Need se emitió The Great Detective, un especial en el que se nos presenta al Doctor en la Inglaterra victoriana actuando —o, mejor dicho, no haciéndolo— como apoyo de ese The Great Detective que resultará ser Madame Vastra, la siluria a quien habíamos conocido en A Good Man Goes to War, y que es asistida por su ayudante, y ahora esposa, Jenny Flint, —logrando dar por fin algo de diversidad, si no racial sí al menos sexual, a esta etapa—, y su mayordomo sontaran Strax en lo que parece una precuela de lo que estaba por llegar pero que también sonaba a prueba para realizar un nuevo spin – off.

Así llegaríamos a The Snowmen, otro especial navideño de baja intensidad cuyo aspecto más interesante es lanzar la historia con el regreso de Oswald logrando reemplazar a una jovencita mona blanca con mote estratosférico por otra como centro de la obsesión del Doctor. A partir de ahí será La Chica Imposible la que le moverá en la serie. Pero, mientras tanto, este episodio tendrá un segundo interés, la colaboración de Sir Ian McKellen poniendo la voz de La Gran Inteligencia, el villano clásico del Segundo Doctor, aquí sin el acompañamiento de sus encantadores Yetis, y la aparición como villano secundario —es decir, mentalmente controlado— como el Dr. Walter Simeon de Richard E. Grant, que había interpretado al Doctor de manera no oficial en la parodia The Curse of Fatal Death y puesto voz a su versión animada de Scream of the Shalka, además de haber sido considerado para interpretar el papel un par de veces.

Pero este punto de partida para los episodios que quedaban fue rápidamente empañado al anunciarse en marzo que Caroline Skinner dejaba el puesto de productora en el que no había llegado a aguantar un año, oficialmente para ocupar un cargo en Londres, extraoficialmente por —de nuevo— diferencias con Steve Moffat que en sus tres temporadas había visto salir por piernas ya a Tracie Simpson, Peter Bennett, Sanne Wohlenberg, Beth Willis y ahora Caroline Skinner. En esta ocasión Faith Penhale, la Jefa de Drama de la BBC Gales decidiría tomar el puesto de productora, al menos para lo que quedaba de temporada.

Que comenzaría en The Bells of Saint John, escrito pro Moffat y que volvía a usar a La Gran Inteligencia como villano, esta vez con Richard E. Grant poniéndole voz. Además de eso tenemos a Clara poniéndose en contacto con el Doctor —que había estado buscándola infractuosamente— y regresando así en su vida, no al revés.

Peor aún resultaría The Rings of Akhaten, el primero guionizado por Neil Cross, creador de Luther, cuyo flojo guión —que comienza con el Doctor acechando la vida de Clara — sería rematado por la espantosa dirección de Farren Blackburn que ya se había encargado de The Doctor, The Widow And The Wardrobe y que ahora había logrado crear el caos en el que probablemente sería el peor episodio de esta temporada.

Por fortuna este punto bajo significó que el capítulo inmediatamente posterior, Cold War, supondría una mejora. Además del regreso de Mark Gattis a los guiones y de la reaparición tras casi cuarenta años de los Ice Warriors en una historia similar a la de su primera aparición en The Ice Warriors, además de usar de nuevo el truco de un humano ataca a un alienígena en lugar de dialogar con él y eso precipita los acontecimientos que ya se había usado tanto con la nueva carne como con los Silurians, una vez cada temporada de Moffat. Se beneficiaba, además, de las magníficas actuaciones de los invitados, Liam Cunningham como capitán de submarinos y David Warner como científico.

Hide, el siguiente episodios, volvería a contar con guión de Neil Cross, mejor realizado esta vez. Lo más destacable es la breve resolución o así de una trama general según la cual la TARDIS no soporta a Clara, sin un motivo real por su parte como vemos en este capítulo.

La TARDIS sería también figura central en la siguiente historia, Journey to the Centre of the TARDIS, una historia que pretendía explorar no sabemos si la TARDIS o sus problemas temporales internos gracias a Steve Thompson, que ya había guionizado The Curse of the Black Spot. La historia en sí no tiene demasiada transcendencia, sobre todo con un final que sirve para eliminar todo lo que había sucedido durante el capítulo. Pero la discusión sobre la representación de la raza de los antagonistas, presentados como una suerte de ladrones de basura espaciales, que se unía a la discusión ya existente por la futura aparición de un libro llamado Doctor WHo and the race en la que varios autores expresarían sus puntos de vista sobre el tema y, según los avances, la serie en general no salía muy bien parada pero, sobre todo, la actual etapa de Steve Moffat se llevaba parte de las críticas. Esto había desatado un debate sobre la serie y sobre la representación de otras razas, culturas, creencias religiosas e, incluso, sus posiciones en el postcolonialismo. Una discusión interesante —aunque algo radicalizada en alguno de sus participantes, inevitable— que impactó sobre un capítulo del que poco más se podía rascar para convertirlo en un punto de discusión central.

The Crimson Horror volvía a ser de Mark Gatiss, con Madame Vastra, Jenny y Strax además de una villana excepcional encarnada por la enorme Dame Diana Rigg, capítulo entretenido que vuelve a parecer una historia de los spin off juveniles del Doctor. Lo mismo que se podría decir del siguiente, Nightmare in Silver, nueva colaboración de Neil Gaiman en un estilo similar al que el autor usara para su Stardust, además, claro, de evolucionar a los Cybermen desde su anterior aparición si bien son muchas las apariciones anteriores referenciadas directamente en imagen o palabra, y el capítulo sabe aprovechar también la aparición del actor Warwick Davis.

De manera que sólo quedaba un capítulo para terminar la temporada: The Name of the Doctor, de nuevo con el trío hannahbarberesco de Vastra, Jenny y Strax y, como Moffat no puede evitarlo, con River Song que a estas alturas es, junto al Doctor el único personaje que ha estado en TODOS los finales de temporada de la era Moffat. El resultado se pretendía transcendente y buscaba explicar el personaje de Clara, el resultado es solo aceptable pero al menos sirve para recordar al resto de los Doctores en el año de su 50 aniversario. Y preparar las cosas, con la aparición sorpresa de John Hurt, para ese especial que se emitirá el 23 de Noviembre, marcando la fecha especial que eso significa. De manera que así terminó la temporada, la primera en la que todos los capítulos fueron autoconclusivos.

Mientras se preparaba este especial, y se realizaban todo tipo de comentarios y habladurías de lo que en él sucedería y por qué parecía que Moiffat había decidido contar sólo con Smith y Coleman además de con Tennant y Pipper obviando, si había que creer las filtraciones, al resto de Doctores y acompañantes de las épocas moderna y clásica. Comentarios sobre si habían sido los actores —en el caso de Ecclestone o Tate — o si era cosa de Moffat los que habían decidido que permanecieran fuera. Mientras múltiples participantes en la serie como John Barrowman o Peter Davison hablaban de su ausencia, sin que realmente se pudiera saber si era algo más que una extraña forma de promoción.

En ese ambiente volvió a tomar fuerza el rumor de que se iba a anunciar un cambio en la serie, una partida, y que sería más importante que las clásicas huidas de productores asociados. Finalmente, y para evitar que uno de los tabloides sacara la exclusiva, la BBC confirmó en julio que Matt Smith dejaba el puesto, aunque Jenna-Louise Coleman permanecería al menos un año en el mismo. Si bien la BBC aún no había clarificado cuál sería el calendario para la nueva temporada. La marcha de Smith volvía a abrir los rumores sobre sucesores y, más fuerte que nunca, sobre la necesidad de que fuera una persona de una minoría o una mujer la que se hiciera con el puesto. Una vez más se comentó la posibilidad de que múltiples actores estuvieran siendo considerados para el papel, varios de ellos no-blancos, aunque una semana antes de que la BBC revelara el nombre surgió con fuerza que su relevo sería Peter Capaldi.

Cuando se hizo público que efectivamente así sería, convirtiendo al actor acostumbrado a mostrar fuerte carácter, conocido sobre todo por The thick of it y tan seguidor del Doctor Who que ya había tenido un papel en un capítulo anterior —Un punto en común con Colin Baker*— quedó claro que se pasaba de un extremo a otro, del actor más joven en encarnar al *Doctor al segundo mayor, sólo superado, precisamente, por William Hartnell, el Doctor original.

Pero sería otro Doctor el que se alzaría en las semanas anteriores al aniversario. Un episodio on line subido por la BBC mostraba a Paul McGann de nuevo como Octavo Doctor, durante las Time Wars, decidiendo finalmente entrar en ellas en lo que sería el antecedente directo de The Day of the Doctor, el especial 50 aniversario que se emitirá el 23 de Noviembre de 2013, en la fecha de su 50 aniversario, emitiéndose por televisión y proyectándose en cines en medio de un festejo global.

Jónatan Sark | 18 de noviembre de 2013

Comentarios

  1. Miguel
    2013-12-02 02:20

    Me he leído de un par de tirones toda la serie de artículos sobre el Doctor y me ha parecido magnífica aunque me da la sensación de que hay un hueco entre el penúltimo artículo y éste, como dejando de lado las temporadas tras la pandórica, con la presencia del Silencio, y se pasa directamente a hablar de la marcha de los Pond. ¿me he saltado algo?


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