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El receptor por Jónatan Sark

Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.

Funcionales

La semana pasada —que serán ya dos cuando leais esto— se emitió el episodio Modern Warfare de la serie Community. No voy a contaros de que va porque es uno de los mejores y más espectaculares episodios de entre todos los emitidos este año. Más aún, aparecería a buen seguro entre lo mejor de la década.
Lo vieron cuatro millones y medio de espectadores. Un tercio de la audiencia del concurso de éxito Supervivientes, la mitad de lo que reunió el nuevo capítulo de Bones y, eso sí, sólo 250 mil menos que Flash Forward.

Según empezó la temporada las críticas crearon una rivalidad ciertamente inextistente entre Modern family y Community una especie de competición por el título de mejor nueva comedia que no tenía mucho sentido pero en la que pronto se impuso la mucho más familiar y sencilla Modern Family. La misma semana que se emitía Modern Warfare el episodio Airport 2010 lograba doblar con mucho los datos de audiencia.

Ahora que ya os tengo convencidos de que va a ser otro post de la audiencia es tonta o, en el peor de los casos, de los problemas consustanciales a hacer una serie referencial de ceja alta debo confesar que la inspiración real del asunto fue William Goldman.

¿Qué creemos que hace triunfar una serie? Acabamos de ver que no es el nivel de escritura. La calidad siempre ha sido un factor secundario en la valoración de las series. Por eso han cancelado a la vez Better off Ted tras poco menos que dos docenas de episodios y la espantosa ‘Till Death que estaba cerca de llegar a la centena. Tampoco podemos sacarnos de la manga lo del momento justo y la época adecuada ya que las comedias han funcionado bien o muy bien toda la temporada. Ambas van incluidas en la noche de comedias de sus respectivas cadenas, Community antes de la casi siemrpe floja —de audiencias y de lo otro— Parks and Recreations cuyas bajas audiencias pegan un bote al pasar a The Office y luego 30 Rock. Modern Family es lo más visto, con una audiencia que duplica la posterior Cougar Town y que saca mucha ventaja a la anterior The Middle.

Alto ahí, justo a continuación de Cougar Town la noche de comedias de la ABC termina y llega uno de los estrenos de la temporada. Anunciado hasta la extenuación, con una pasta en publicidad y toda la maquinaria de la cadena detrás: Happy Town. Quizá no sea la mejor de las noches pero el bloque está consolidado y no hay grandes rivales a esa hora. Debería haber logrado fácil por encima de los seis millones.

¿Qué es lo que ha ocurrido? Pues que aún se escucha el eco del batacazo que se han pegado. La primera semana superó los cinco de milagro, la segunda había caido hasta los tres, para la tercera ya estaba sentenciada: La mandaban al verano a llenar hueco. Todo ello sin que sus directos competidores subieran sus datos e, incluso, con los programas anteriores de la noche aumentando los suyos.

Es cierto que el nivel de escritura de la serie resultaba un tanto idiota, más aún, los supuestos secretos del pequeño pueblecito tan diseñados, tan a la Stephen King, habían logrado que la crítica les pegara un buen vapuleo pero eso no ha servido nunca contra, pongamos por caso, Dos hombres y medio. De hecho, la labor comercial había sido tal y tan intensa que en España se estaba emitiendo con una semana de diferencia en Calle 13; otra cadena que ha debido de pensar que nunca más distancia 0 viendo que no fue suficiente el aviso de V en TNT.

Recordemos que V ha estado bordeando la cancelación por los malos datos que llevaron a ponerla en parón antes de tiempo. El parón ha servido para que la reubiquen detrás de Lost de manera que los últimos episodios de la serie anteceden a la de los extraterrestres permitiendo frenar la huida de espectadores, a punto de bajar de los 5 millones, y subir hasta los 6. Está claro que como audiencia es decepcionante igual que está claro que cuando Lost termine realmente la audiencia de V será algo digno de contemplar, pero eso no ha impedido a la cadena ABC renovarla para una segunda temporada, que ya es más de lo que ha logrado la irrescatable y ya cancelada FlashForward —lo que nos lleva a que en Cuatro también debe tener a alguien contento— que pese a tener el mismo tratamiento de anticipación y publicidad termina la temporada a trancas antes de desaparecer.

Así que tenemos que no es la crítica, la ubicación, la temática, las series antecedentes, la publicidad y, desde luego, tampoco los actores. Sí, todo eso puede ayudar pero como salga que no ni hacer el pinopuente con las orejas servirá. Del mismo modo que una serie puede funcionar, como Modern Family contando con sólo algunas de estas ventajas.

Volvemos ahora a Goldman, guionista de media docena de clásicos, de varias buenas películas y de otras… menos memorables. Regresamos a él porque dejó escrito hace años una máxima que es lo único que puede ayudarnos a analizar estos éxitos y fracasos tan aleatorios. Él dijo “Nadie sabe nada“. Es cierto, esta temporada —como la anterior y las anterioers y la próxima y las siguientes— veremos que de forma aleatoria crecen las audiencias, que géneros enteros se ponen y se quitan de moda y que algún bombazo de la temporada salta por los aires. Porque, en realidad, nadie tiene muy claro cuáles son los mecanismos del éxito, por más que traten de acumular todas las situaciones favorables como quien recopila patas de conejo.

Nadie sabe nada y ahí está Community para demostrarlo. A ver si hay suerte y Modern Warfare se convierte en algún tipo de viral.

Jónatan Sark | 17 de mayo de 2010

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