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Cartas desde el exilio guineano por José Eburi Palé

Cartas desde… es un intento por recuperar el espíritu de las corresponsalías epistolares de la prensa decimonónica, más subjetiva, más literaria, y que muestre una visión distinta y alternativa a la oficial de Agencias.

Señores: el petroleo está servido

José Eburi Palé

Este artículo es una addenda, por mor de la actualidad que supone el interés del Gobierno español y de la empresa Repsol en el petróleo de Guinea, a las Cartas desde el exilio guineano que vengo publicando. En una de ellas, El petróleo que fue español: EEUU y nuestra huida de Guinea, se da cumplica cuenta del proceso de pérdida y abandono de la población y del petróleo.

La tormenta
El primer dictador de Guinea Ecuatorial, Francisco Macías Nguema, llegó al poder porque el gobierno de “nuestro” dictador en 1968 así lo decidió cuando Guinea era territorio español y habitado por 400.000 españoles de derecho, blancos y negros.
Si el miedo a Franco era mucho, libre y respetable, teniendo en las manos la tutela de las vidas de ciudadanos españoles, lo honesto era dimitir; cosa que no hizo nadie entonces y razón por la que fueron y son claramente cómplices de la amarga trayectoria guineana desde entonces.

Esa deshonestidad costó un número incalculable de víctimas españolas negras y blancas, que algunos estiman en muchos miles. Sr. Juez: se me ocurre, que tiene usted mucho trabajo que hacer.

En 1979 llega al poder en Guinea tras apresar y ejecutar a Macías, Teodoro Obiang Nguema, familiar cercano suyo y del mismo “clan”, la saga continúa. En ese momento, España pierde otra oportunidad con Guinea, tras despreciar una petición de ayuda de Obiang que no se supo manejar a pesar de haber fallecido ya “nuestro” dictador.
Se dejó pasar la segunda oportunidad histórica, de haber llevado a España al primer puesto del progreso económico, de una manera honesta. Por añadidura y con un sentido moral por delante, nos habría permitido estar presentes en la construcción de una Guinea mejor que la actual y de paso saldar una asignatura pendiente con un trocito de cultura española en el corazón de África
La comprensión del problema guineano es pues imposible sin el conocimiento de la crónica reciente de su catastrófica independencia.

Los lodos
En el contexto de la España de 2006 y tras la férrea opacidad impuesta en el conocimiento público de esa crónica, la lectura de noticias acerca de ella en los medios de comunicación es cuando menos sorprendente. Esa opacidad cumplió su misión y consiguió romper el cordón umbilical que desde siempre nos mantenía unidos a ella.
Los errores de Estado siempre pasan factura, y han de darse estadistas excepcionales para que puedan ser subsanados. No parece que ese sea nuestro caso actual respecto a Guinea. Así, me temo que cuando menos resulta poco elegante —por no decir patético— el intento, de Aznar primero y Moratinos después, de recurrir a Guinea a estas alturas para tratar de meter la cuchara en la gran olla del petróleo, que antes de ayer, era simplemente nuestro.

En el caso del ministro Moratinos, como solución al problema de los cayucos del Senegal y Malí, tiene la genial idea de dar dinero a sus presidentes, consiguiendo solo salir en los medios y aumentar el problema. Cualquiera entiende que esa no es solución en África; es infinitamente mejor enseñar a pescar, que dar peces al hambriento.

De cajón
Sorprende el hecho de que el petróleo sea hoy el único argumento para las apariciones de Guinea en los medios de comunicación, habiendo tantos otros.

Es una lacra de nuestro país, que los políticos pretendan ser expertos en todo lo que emprenden, sin serlo. Si no se entiende de un asunto hable usted con quienes sí entienden, que los hay en España, pida usted consejo y déjese asesorar. Para relacionarse con países africanos hay que tener una experiencia que se adquiere exclusivamente a través de una trayectoria consolidada al respecto. En nuestro país, los políticos no poseen ese bagaje y por eso, solo damos palos de ciego en África.

Según el diccionario español:

Dictadura:
Gobierno que, invocando el interés público, se ejerce fuera de las leyes constitutivas de un país.

No puede ser más exacto, preciso, y aplicable a más casos de los que imaginamos a primera vista, aunque ese sería otro debate.
Todo lo escrito estos días acerca de la dictadura guineana, por Sáenz de Ugarte (I y II y
Juan Varela, es cierto absolutamente, e incluso hay más, mucho más, que contar.
El 80% el petróleo mundial, se extrae en países con dictaduras y nadie se rasga las vestiduras; nuestro rey, departe con el feudal dictador marroquí como si tal cosa, y el “pueblo” cubano son gente encantadora sin duda, pero no su gobierno dictatorial. Luego es posible, tener relaciones con “pueblos” regidos por dictaduras, dependiendo de cómo y porqué..
Aunque suene fuera de contexto en nuestros días —por lo desacostumbrado— hay veces que las relaciones políticas con determinados países deben regirse por un componente moral, que en el caso de Guinea, es una obligación y una deuda histórica.
Saber hacerlo es aquello por lo que pagamos a nuestros políticos.

España abandonó Guinea en 1968, cuando estaba en pleno proceso de desarrollo y luchando por pasar del neolítico al siglo XX bajo nuestra tutela y eso no fue justo para nadie. No caigamos en el fariseismo de imaginar por tanto que los guineanos podrían haber esquivado una dictadura con esa lacra en su/nuestra historia. Trabajemos con ella para intentarlo ahora, sin aspavientos y con generosidad, ya que nosotros tardamos mucho más en lograrlo, vuelta a la memoria histórica.

El nuevo chip
Perdimos nuestra oportunidad y nuestra dignidad en Guinea en 1968; mantengamos al menos la segunda y cambiemos el “chip” para tratar de recuperar la primera, en base exclusivamente a una cuestión “moral”. Abramos el baúl, saquemos la mejor de las Españas a pasear y seamos justos, imaginativos y fuertes en esta ocasión, tal vez la última. Nunca es tarde, nos lo merecemos los españoles y los guineanos.

El caso de Guinea es o debería ser, diferente y especial; es “nuestra gente” y muchos así lo sienten aún. Los vacíos en nuestra relación con Guinea son infinitos y nuestros amagos de relación con ella y con África en general, son torpes e interesados a todas luces. En Senegal y Mali, por la alarma social de las avalanchas incontroladas de inmigrantes, que inundan los telediarios y restan votos. En Guinea, porque nuestros políticos son, obviamente, mensajeros de intereses clarísimos de Repsol.
Aprendamos la lección, pongamos los motores en marcha por el bien del pueblo guineano y de la tierra misma que siente en español; solo por eso, que no es poco.
Planteemos nuestras nuevas relaciones con Guinea, con honor, “firmeza”, generosidad e “inteligencia” (?).

Colaboremos “nuevamente” en sus infra-estructuras públicas.
Ayudemos a “devolverle” el nivel médico-sanitario que ya tenía en 1968.
Erradiquemos el paludismo, como “ya ocurría” en 1968.
Potenciemos el uso del idioma español, “está en las calles” y no costaría gran cosa.
Potenciemos el “intercambio humano” y formemos aquí técnicos guineanos competentes, como ya ocurría también en 1968.
Nombremos un embajador experto y potenciemos “nuestra embajada” en Malabo.
Proveamos a Guinea de “libros de texto” en español.
Vendamos en Guinea “nuestra tecnología”.
Rehabilitemos el “casco antiguo de Malabo y Bata”, joyas de arquitectura española.
Fabriquemos en Guinea la “necesidad” de España, “estando presentes” allí.

Consigamos una “masa crítica” bien formada, de guineanos de a pie, con gratitud y sensibilidad hacia lo español, lo agradecerán pese a quien pese, porque el pueblo guineano es una cosa y sus gobernantes, otra, como en todas partes.
Después, y no antes, de todo esto, el petróleo y el destierro gradual de la dictadura, también vendrán. Saldemos deudas, abramos ventanas y levantemos alfombras, hagamos limpieza general y dejemos correr el aire fresco, no hay alternativa, si no… más de lo mismo señores.

José Eburi Palé | 07 de noviembre de 2006

Comentarios

  1. Trinidad
    2006-11-13 22:03

    De Guinea, sabemos poco.
    De la política exterior de España, en general, tampoco.
    O tal vez, no hay política exterior de España, ni nunca la hubo.
    Puede ser.

  2. Trinidad
    2006-11-16 19:19

    En este mundo traidor…?
    La visita de Teodoro Obiang Nguema a España, ha sido una auténtica “opereta”; no tanto por el personaje, como por lo que ha tenido de revelador, acerca de nosotros mismos.
    Guinea Ecuatorial lleva solo 38 años de historia como Estado.
    España 500 años y señores, solo 31 de democracia (?).
    Teodoro Obiang es un dictador sanguinario.
    Vale.

    Para los Srs. Rajoy y Gallardón
    Ojo Srs. Rajoy y Gallardón.
    La situación actual de Guinea Ecuatorial es responsabilidad absoluta del gobierno del general Franco, incluyendo en particular a D. Manuel Fraga Iribarne, que era ministro de “aquella” dictadura tan ominosa como la de Obiang, como todos sabemos.
    Como también sabemos, Don Manuel es uno de los puntales y prócer-ahora democrático- de su partido.
    De aquella independencia deleznable, tuvo la responsabilidad el “Estado” español y las consecuencias trágicas, las está pagando el “pueblo llano” guineano, que es en quién debemos pensar.

    Para todos nuestros intachables próceres.
    Muy señores míos.
    Hacer alardes de remilgos democráticos, cuando en ese ejercicio somos absolutos primerizos, es una exhibición de engreimiento y fariseismo puro y duro. No nos vendría nada mal una cierta dosis de humildad y mirar alrededor de nuestro “tinglado”, no vaya a ser que nuestro examen de ingreso en democracia, nos depare alguna sorpresa (nada más ver la que está cayendo).
    La dictadura no consiste solo en no encarcelar a la gente a capricho, en manipular elecciones o en matar a la gente por la calle, hasta ahí vamos bien, consiste entre otras cosas en:
    La existencia de un estado de derecho, a saber:

    -Justicia “ágil” e independiente (suspenso, ni es ágil, ni es independiente).
    -Prensa libre (suspenso, no existe, está vendida al poder ejecutivo absolutamente)
    -Democracia interna en los partidos políticos (suspenso, los partidos políticos funcionan con un esquema vertical hermético, a modo de tribus)
    -Leyes electorales puestas al día (suspenso, no hay listas abiertas y el voto del ciudadano, por tanto, está diezmado aritméticamente).

    Guinea Ecuatorial no mantendría su régimen dictatorial, si la “primera democracia” del mundo, no estuviera empeñada en ello. Hace escasos días Doña Condoliza Rice, se hizo una foto preciosa con Obiang.
    Y que la farsa continúe.
    Como dría Forges, me borren oiga,

  3. Enrique Baltanás
    2006-11-18 10:00

    Estupenda serie. Desde luego, qué mal lo hemos hecho, y lo seguimos haciendo. Pobre Guinea, pobre España.
    Espero que sigan sus crónicas, que contravienen el espeso silencio de los “media” españoles sobre Guinea.


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