Ángel Arroyo y Oscar Calvo son integrantes del grupo de investigación AICU del departamento de Sistemas Inteligentes Aplicados en la UPM. Su investigación se centra en el estudio de modelos coevolutivos en los que el comportamiento inteligente global emerge a partir de interacciones entre las unidades autónomas constitutivas del entorno. Metaversos es una columna de opinión que se publica todos los 18 de cada mes con el objetivo de analizar las posibilidades tecnológicas y las implicaciones sociales de este tipo de entornos virtuales (un ejemplo actual es Second Life).
Como cantaba el comercial publicitario de turrones, al llegar el solsticio de invierno hay que volver a casa. Curioso término, la palabra “casa”. A los seres humanos, ya recién salidos de fábrica, se nos exige que definamos nuestro domicilio y durante el resto de nuestra vida necesitamos un lugar al que llamar hogar. Los más aventureros son capaces de, tarareando a Paul Young, afirmar que su casa está donde cuelgan su sombrero, pero siguen teniendo casa. Incluso las tribus nómadas beduinas deben montar sus tiendas en algún sitio. Obviamente no todo el mundo tiene un hogar, y este drama, estará usted de acuerdo, es un grave problema social.
Sin embargo permítame hacerle una pregunta: ¿dónde queda su casa en Second Life?
Ya, que no tiene casa ¿verdad? Normal, yo tampoco. Pero los señores de Linden Labs se han dado cuenta y no quieren dejar pasar la ocasión para subirse al carro del negocio del ladrillo, aunque sea virtual. Acaban de lanzar el servicio llamado, en un alarde de originalidad, “Linden Home”. El objetivo, que los usuarios “Premium” tengan su casa.
Si usted ya curioseaba por el metaverso Lindeniano en 2007 puede que recuerde su anterior iniciativa de “terrenitos baratos” para residentes. Aquello terminó en terrible fiasco con regiones caóticas, feas y descontroladas aparte de especulación a raudales. Linden Labs cometió el gran error de enfocar la necesidad de tener una casa como una simple venta de terrenos. En el mundo real es más sencillo, no es lo mismo comprase una parcela que poner una casa en esa parcela. Pues no se dieron cuenta de esto en Second Life. ¿Cuánta gente sabría construirse una casa en este metaverso?, incluso con una casa prefabricada no es fácil hacerlo en absoluto. El resultado no podía ser otro, al cabo de unos meses la iniciativa se canceló.
Pero de los errores se aprende y el tema de las casas rondaba por la mente de los jefes de Linden Labs. Y no es de extrañar, ya que esta dificultad para tener un lugar que puedas llamar “mi casa” cual simpático alienígena, está ahí en nuestros genes de primate, en nuestro cerebro más interno.
Y usted, amable lector, ¿qué piensa? ¿Realmente cree que “es necesario” tener casa en un metaverso? veámoslo fríamente. En el mundo real, ¿para qué sirve una casa? para poder descansar, comer, cobijarme cuando llueve o hace mucho calor, para guardar mis cosas y que nadie me las robe, etc.
Ahora traslademos nuestra perspectiva al metaverso. ¿Descansar? no tiene sentido, cuando no estoy conectado mi avatar desaparece del metaverso. ¿Comer? no hace falta. ¿Mal tiempo? no existe ese concepto. ¿Guardar mis cosas? En mi inventario tengo todo a salvo ¡y sin ocupar espacio! Vaya, nos estamos quedando sin razones para tener una casa virtual.
Pero nos hemos dejado algunas razones mucho menos prosaicas como: tener un lugar donde colgar un cuadro, poder pintar las paredes de un color bonito, decorar con muebles y complementos e incluso celebrar fiestas.
Estas razones si que valen. No solo eso sino que tienen ventajas sobre el mundo real, por ejemplo, puedes organizar una fiesta ¡y no tener que pasar horas limpiando después! Como siempre nos ocurre en los metaversos, hemos de buscar el sentido de estos mundos en la los más elevados y abstractos conceptos, abandonando lo físico y mundano.
Volvamos a Second Life. Ahora que ya sabemos para qué queremos una casa podemos pensar en si nos conviene lo que nos ofrecen. Como ya se equivocaron la primera vez al no vender casas sino parcelas esta vez se han aprendido bien la lección y han creado un nuevo continente de nombre “Nascera” que bien podría llamarse “Seseña la Nueva” (mis respetos para los afectados). Provistos de software generador de terreno y mucha imaginación los diseñadores de Second Life han creado verdes colinas rodeadas de lagos y ríos dignas de los teletubbies más bucólicos. Y en cada colina, una casita. Al más puro estilo americano.
Pero al menos han dado una vuelta al tema y no han fabricado réplicas del “chalecito estándar”. Existen, por ahora, cuatro zonas diferenciadas: fantasía, residencial típica, turismo rural con sus cabañas de tronco y todo y por último la zona oriental-japonesa.
Como siempre, si usted desea ver por si mismo lo que un servidor le está contando sólo tiene que iniciar su cliente Second Life y buscar en el mapa las siguientes regiones:
Fern (casas temáticas fantásticas)
Batry Park (arquitectura moderna)
Buckeye (pintorescas cabañas picudas)
Kagero (realmente bellas casas orientales)
Aquí les ofrezco una selección de fotografías que fueron el resultado de un paseo al atardecer por este nuevo continente. Lo que no puedo evitar pensar es que aquí falta una cosa muy importante: gente. De acuerdo, este continente funciona solo desde ayer y todavía no hay habitantes, pero ¿no sería simpático ver salir y entrar de las casas a solícitos propietarios que saludan a sus vecinos y organizan barbacoas en el jardín?