Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.
Termina agosto y con el mes termina también este breve monográfico a las series inglesas que rondaron a Doctor Who, de manera que parece razonable terminar con la más exitosa de ellas en lo que a público se refiere.
A finales de los años sesenta Roger Price trabajaba en televisión mientras preparaba su propio programa infantil, un campo en el que acabaría destacando, la premisa juntaría ciencia ficción y aventuras con un reparto fundamentalmente infantil y juvenil. Incluso tenía un nombre para designar lo que eran los protagonistas: Homo Superior. Esta definición, asociada generalmente con los X-Men de la Marvel, acabó también en una canción de David Bowie — Oh! You Pretty Things —por una charla mantenida entre ellos en el que Price le explicó su idea para la serie.
Hasta 1973 no se llegaría a estrenar la serie, tras ser ofrecida primero a Granada, ser rechazada y presentada entonces a Thames que la vio como su posible respuesta al éxito de Doctor Who. Price no tenía esto en mente cuando la creó sino crear una serie familiar dirigida principalmente a un público juvenil pero sin tomar por tonto a nadie. Desde el momento en que se estrenó fue un enorme éxito de público, y también de parte de la crítica, todos ellos deseosos de saber qué era lo que iba a suceder con los héroes del título: The Tomorrow People.
Los chicos y chicas son el siguiente escalón de la evolución, hijos de padres humanos que en un momento dado tienen una explosión evolutiva que les dota de poderes, fundamentalmente mentales. Es imposible predecir quién será uno de ellos ni a qué edad se producirá el salto ni, por supuesto, qué poderes vendrán asociados, si bien la telepatía es general entre ellos, y la telekineses es bastante habitual.
Su cuartel general —secreto, claro— es The Lab, en el que está la computadora biotrónica sentiente TIM, que les ayuda con los teletransportes. Actúan de forma secreta para los seres humanos normales, a los que llaman sap —de sapiens—, pues saben que son odiados y temidos por la mayor parte de la humanidad, que no les entiende, y que habrá personas que quieran aprovechar sus capacidades para su propio beneficio. Precisamente por ello tratarán de localizar a los nuevos Homo superior según se produce esa explosión.
Eso no quita para que tengan amigos humanos pero no precisan de ninguno de ellos para organizarse igual que la cercanía de la fecha en que se empezaron a producir estas explosiones hace que no tengan un adulto al cargo. —Si bien la voz de TIM la pondría Philip Gilbert, que estaba al inicio de sus cuarenta— De manera que lo más cercano que habría a un control parental serían las apariciones de la Federación Galáctica, una organización cósmica con la que el mayor del grupo, John, habría contactado y que se dedica a colaborar y apoyar a los organismos con capacidades mentales avanzadas que habitan en el universo.
La serie podía mostrar a los chavales metidos en un asunto de alienígenas o de seres fantásticos pero también oponerlos a organizaciones criminales de humanos o cualquiera otra de las caracterísiticas aventuras juveniles. Porque frente al Doctor aquí puedes ser no sólo un amigo de los protagonistas sino, quizá, un Homo Superior a punto de explotar.
Además, el cambio continuo de actores, con entradas y salidas todas las temporadas, permitía no sólo ofrecer la imagen de cambio continuo y renovación, también ayudaba a demostrar que cualquiera podía acabar siéndolo.
Mientras tanto, Roger Price, que había sido ayudado la primera temporada por la productora Ruth Boswell —que tenía experiencia al haber trabajado en series como Timeslip—, el autor dramático Brian Finch y el director Paul Bernard —que venía de trabajar precisamente en Docto Who —, se encontró más libre tras la segunda con sólo Boswell involucrada, si bien más como agente de la cadena para impedir que Price hiciera algo indebido como matar a un actor principal.
Porque Price quiso darle un aire más inocente y cómic pronto pero se encontró con que eso no funcionaba en el contexto creado, de manera que fue perdiendo interés rápidamente e intentando cerrar la serie para trabajar en otros proyectos que le interesaban más. La ITV, viendo el éxito que tenía entre manos, llegó a un acuerdo con él: Temporadas más cortas para que tuviera tiempo de dedicarse a otros proyectos pero sin cerrar este y ya se encargarían ellos de decirle qué hacer para que siguiera siendo una serie de éxito.
Su primera idea brillante fue la inclusión de una estrella adolescente nacional, Mike Holoway, como nuevo Homo Superior, para reemplazar al personaje de Stephen, que había sido lo más cercano que había tenido la serie a un protagonista las anteriores temporadas. Además, la edad de John y de la maternal Elizabeth había entrado poco a poco en la veintena así que le daban vueltas a como hacerles parecer más jóvenes de lo que eran, algo a lo que no ayudó el embarazo de la actriz Elizabeth Adare durante la sexta temporadas, que llevó a Price a enviar a Elizabeth de embajadora especial para disimular.
La conjunción de problemas de producción, hastío de Price , los actores principales queriéndose dedicar a otra cosa y las conocidas huelgas de la ITV acabaron logrando que en 1978 se grabara la última y mínima temporada, la octava, consistente en un sólo serial que se emitiría a principios de 1979 y no sería continuado pese a un par de tímidos intentos por parte de la ITV.
Richard Price, por su parte, logró así pasar por fin a un proyecto más de su gusto, un programa de sketches
Aunque los Homo Superior hubieran sido tratados por los mutantes de la Marvel antes, el estilo diferente de The Tomorrow People le hacía más cercano al desarrollo que tendrían cuando Chris Claremont llegara a guionista y, después, los Nuevos Titanes de Marv Wolfman y George Perez, toda una anticipación que, una vez pasado su enorme éxito, dejaría un poso en la memoria de serie de culto que serviría para ser revivida en un telefilme y tres temporadas cortas de 1992 a 1995 y, finalmente, una continuación en radioteatro por parte de Big Finish que les permite reunir a algunos de los actores habituales y continuar con cinco temporadas más, aunque una sexta parecía preparada pero quedó en pendiente.
En el recuerdo queda The tomorrow people como un clásico, que este mismo año verá una versión estadounidense en el canal The CW que, desde luego, mostrará a unos protagonistas más… mayorcitos, como es norma del canal. Aunque no lo veremos en el Pilotos Deathmatch de la próxima semana sino, al menos, en el siguiente. Pero deja clara la importancia de la serie.
Como hemos visto durante todo este agosto, la televisión inglesa aprovechó para oponer a Doctor Who o crear a su sombra toda una variedad de series de género fantástico —al que podríamos añadir títulos tan conocidos como los de Gerry Anderson de quien ya hemos hablado por aquí — que permitió cimentar y continuar con una tradición de fantástico durante las siguientes décadas en su televisión.
2013-08-26 15:18
Estos eran los que usaban sus poderes para viajar por el tiempo buscando el Nidus ¿no?