Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.
Podemos echarle la culpa a casi cualquier cosa, como hemos hecho siempre. Pero este año parece que lo más sencillo es simplemente mirar lo que tenemos alrededor y comprender que los canales han decidido que no sacan de la programación los programas que fulminan —y es que, puestos a ser sinceros, poco tienen de fulminación —, de manera que si no se hace sitio no pueden entrar novedades. Por eso este año tenemos con la suma de octubre y noviembre menos novedades que el año pasado sólo en octubre.
Por suerte estamos hablando de la televisión estadounidense, que lleva todo el año en un estado letárgico aburridísimo. Por suerte, también, los ingleses con sus extrañas costumbres — ahí están ellos recuperando Peep Show y Red Dwarf — han proporcionado oxígeno y carnaza a la sala de máquinas.
La parte buena, en realidad, es que esto ha significado una mejora general de la calidad. Es decir, de la global, la americana sigue perdida para el mundo. Por otro lado las series con mejor pinta, Cult, Zero Hour o The Following, se unen a las series en desarrollo como Crossbones de Neil Cross ( Luther, Spooks) para hacer algo más prometedor 2013.
Pero si tenemos que esperar a que alguien cambie las listas de Lo mejor del año volvemos a estar en manos británicas. Pero eso será más adelante; de momento vayamos poniéndonos a tono con las fechas, y vamos al turrón:
Angry Little Asian Girl
Lo primero que hay que explicar sobre esta serie de animación es el canal que la emite. MNet America es un canal teóricamente para cable —pero más sencillo de localizar por internet— que se centra en la cultura asiática, especialmente la coreana. Motivo de sobra para contactar con Lela Lee para hacer una versión de sus Angry Little Girls más asiática. Aunque no mucho. El resultado, más cercano al corto animado que a una serie en sí, resulta así más comprensible: breves momentos cómicos protagonizados por niños terribles sin demasiada trama.
Arrow
Me lo estoy pasando en grande con ésta, y mira que no esperaba yo algo así. Frente a un nuevo Smallville me he encontrado con que, efectivamente, se vieron la serie del Li’l Clark y tomaron nota de lo que funcionaba y lo que no: Fuera los cinco primeros años, los tres primeros con la ingenuidad y los monster of the week por poner kriptonita hasta en los cereales; de los dos siguientes, el desastre que supuso tener a Loeb de guionista y los intentos de sacar réditos sexuales. Aquí el único personaje sexualizado es el protagonista, y ya te pueden gustar los cachocarnes porque el pobre poco más puede hacer; eso sí, la finalidad secundaria de sacarle tan desnudito al pobre es que veamos tatuajes, marcas y otros accidentes de su cuerpo. Algo en apariencia irrelevante pero que según se va descubriendo en la serie tiene a cada cual con su propia historia. De momento que van para las temporadas 6 a 10, con sus líos entre personajes, su estructura de culebrón extremo y sus escenas de acción. Incluso esto lo han mejorado en la serie nueva; las escenas de pelea en, por ejemplo, el capítulo del arresto domiciliario son mejores que las de prácticamente cualquier otra serie en emisión. Por lo demás, los otros tres tonos que toma son los de la enorme Revenge para organizar su culebronismo y el retorcido transfondo de muchos de sus personajes, mientras que nuestro héroe se distancia de los supes con una creación torturada entre el nolanismo y el Punisher que ríete tú de Walker Texas Ranger. Todo ello con algunas pequeñas gotas de ingenuidad o de naïf tan diluidas que casi hacen sentir nostalgia de ese entrañable desastre que fue The Cape. Todo ello mientras van creando un mundo en el que no hay supers, sólo héroes y antihéroes, y la marca de lo que es un villano o un vigilante se va difuminando. Todo ello mientras los guiones van construyendo cada vez más y mejor una trama. Esperemos que tuvieran algo pensado más allá de los primeros 13 capítulos porque están logrando lo inesperado: Que sea una de las más interesantes series de su semana.
Beauty and the Beast
Aquí, sin embargo, la CW ha logrado justo lo contrario. Desde el interesante entorno de la serie original con su inframundo hemos pasado a un rutinario —hasta el aburrimiento— policiaco de consultor, sólo que aquí el ayudante es indeseado y se trata de un tipo peculiar, un médico que puede bestializarse y que, en fin, tratar de definirlo es caer en el mismo ridículo detrás de la serie. Porque eso es lo que lo representa mejor, frente al papelón de Perlman en la original construyendo esa especie de deforme hombre-león, aquí tenemos a un guapo modelo con una cicatriz. En serio, incluso Beastly lograba construir una Bestia más creíble en lo que a ser rechazado por la sociedad se refiere. Y luego está el problema secundario de Kristin Kreuk, quizá la recordéis por su papelón como Lana Lang en Smallville, que aquí es protagonista y marca el nivel. No hay ningún personaje femenino más atractivo ni tampoco ningún implicado que sea mejor actor que ella. En ambos casos por lo que parece un sorprendente proceso de casting, no porque ella logre destacar de ninguna de las maneras en alguno de los dos campos. Así que imaginad el nivel. Uno de los desastres del año. Y sólo es divertido de ver a ratos.
Chicago Fire
Esperaba más de Dick Wolf — ese hombre — incluso cuando decidió hacer una serie de bomberos y lo llenó de cachocarnes; claro que debí sospecharlo cuando le dieron el puesto principal al blandito Jesse Spencer. El resultado está más cerca de Turno de guardia que de Rescue me, más aún, está más cerca de un Anatomía de Grey con bomberos que de cualquier otra presentación de bomberos. Claro que tampoco es que yo fuera a creer que fuesen a rescatar Llamaradas, así que, bueno, si quieren ver la primera serie de televisión que parece la adaptación de un calendario…
DTLA
Me duele la cabeza sólo con tratar de explicar esto. Veamos… El canal Logo, especializado en temática gay, acabó acogiendo la serie sobre un grupo de amigos, sus problemas cotidianos, su vida y amores, que parece rodada poco menos que con coste cero. Y entonces es cuando descubres que la serie utilizó el método del crowdfunding para financiar su rodaje Kickstarter mediante. Que lo mismo os interesa una serie casi amateur pero es que yo estoy muy mayor ya.
Emily Owens M.D.
Terminemos con la CW con una serie agridulce; no es el enorme desastre de Beauty and the Beast ni el acierto de Arrow, sino una serie con mejores intenciones que resultados, notablemente fallida. Las buenas intenciones de hacer una serie sobre médicos jóvenes y con un punto de ingenuidad y sueños, con un tono ligero, parecían que la alejaría del ya clásico culebrón médico o de las series de procedimiento médico y gran intensidad. El resultado, sin embargo, era algo casi más cercano a una serie juvenil de Nickelodeon que, a estas alturas, ya ha sido incluso cancelada en USA. Buen intento, mal logro.
Falcón
Cuando vean esto anunciado como una serie española recuerden que es una coproducción. Valores de producción europeos, eso sí, pero una trama bastante tirada. Claro que los libros en que se basan tampoco daban para mucho más.
Full English
¿Recuerdan ustedes ese espanto de inspiración entre Los Simpsons y Padre de familia que produjo Emilio Aragón para Tele5 hace un par de siglos? Bueno, vale, era 2001 y la serie se llamaba ¡Qué bello es sobrevivir!. Pues ahora a los británicos se les ha ocurrido hacer ¡LO MISMO! No creo que nadie pueda soportar el visionado de más de dos episodios de… esto.
Hebburn
He aquí una comedia británica cuya mejor definición es agradable. No hay mucho más que se pueda decir, no por falta de entusiasmo, claro, sino porque todo suena más o menos visto —una pareja joven regresa al pueblo de uno de ellos después de una boda sorpresa para convivir con los padres y vecinos, imaginad —, de manera que aunque los actores dan lo mejor de sí, especialmente Jason Cook, que para algo es el creador y coguionista de la serie, la sensación de que necesitaba una vuelta para sorprender está ahí. Una lástima, porque no es en absoluto una mala serie.
Hunted
Una buena serie de espías. Y de manera totalmente inesperada porque todo parece deliberadamente sencillo a primera vista: Una mujer, parte de un operativo, sufre un atentado contra su vida del que logra escapar pero que le hace sospechar que alguno de los miembros de su equipo quiere quitársela de enemedio, la búsqueda de la respuesta a quién y por qué, que incluye mucha paranoia y un cierto suceso de su infancia. Todo ello orquestado por Frank Spotnitz, conocido guionista de Expediente X. Inicialmente una coproducción de la BBC con la estadounidense Cinemax, la primera pronto se desvinculó de la serie por sus bajos resultados británicos, quedando los americanos con la intención de continuar la serie moviendo por distintos países europeos la trama. En cualquier caso, y pese a lo ligero que pueda parecer el reparto y la trama —especialmente ahora que tienen que vivir a la sombra de la siempre magníficamente desquiciada Homeland — la serie merece, por lo menos, un poco de confianza.
Jack Irish
Volvamos a lo básico con esta serie / miniserie / telefilmes que han creado en Australia (con apoyo de la alemana ZDF, así que cualquier día la vemos por aquí) alrededor del personaje del australiano por adopción Peter Temple. Ejemplos de una sólida y clásica intriga criminal con todo su peso centrado en Guy Pearce interpretando al personaje principal. Bien, sin más.
Last tango in Halifax
Es curioso lo de esta serie, no ya su retraso un par de meses sino que lo que a primera vista parecería simplemente la crónica de un reencuentro entre dos antiguos enamorados y la clásica historia en la que la familia (de él, de ella, de ambos) se interpondría antes de que el amor pudiera triunfar acaba convertida en algo diferente. Y no será porque Anne Reid y Derek Jacobi no hagan bien sus papeles. Pero parece que algún productor avispado debió de pensar que el sex… romance entre sexagenarios no interesaba, así que le pegaron unas tramas extrañas en las respectivas familias, desde una historia de suspense con posible asesinato a otra sobre un igualmente ambiguo lesbianismo, quizá buscando que cada tipo de espectador tuviera algo que le llevara a ver la serie y ,en realidad, haciéndola más ajena con cada trama que no parece tener intención ni planificación. Pero bueno, al menos la trama principal y las interpretaciones son, a su manera, interesantes.
Malibu Country
Buf. ¿Recordáis Reba ? Se trataba de una suerte de sitcom protagonizada por Reba McEntire, actriz y cantante de country, que tenía suficiente éxito como para durar 6 temporadas, hasta que su cadena, la WB, se convirtió en la CW y la nueva responsable decidió que daba igual su alta audiencia, ella buscaba jovencitas y la edad de Reba era demasiado alta. Ah, Dawn Ostroff, es que no dabas una. En cualquier caso, esto parece Reba: La venganza. Lamentablemente parece que se quería vengar de los espectadores porque es mucho menos interesante, quizá al dar entrada a su faceta como cantante de country frente a su serie anterior en la que era clase trabajadora. La nueva serie, centrada en una mujer que trata de reconstruir su vida tras un divorcio desastroso, tiene además demasiados toques dramáticos y muchas actuaciones estereotipadas en las que sólo consigue evitar el naufragio, pese a su lamentable papel y una apariencia realmente extraña como la madre sarcástica y porrera de la protagonista, la siempre enorme Lily Tomlin.
Me And Mrs. Jones
Otro programa agradable. Sarah Alexander (Coupling) es una madre superviviente. A sus tres hijos, a su divorcio y a su trabajo… Pero ahora parece, además, el objetivo de los hombres: desde un pomposo padre de una de las compañeras de sus dos pequeñas hijas hasta su propio exmarido —quizá más celoso de ella de lo que debiera—. Y, por si no fuera suficientemente problemático, resulta que su hijo mayor —fruto de un embarazo adolescente con otro señor completamente distinto— viene de vuelta de un viaje para encontrarse y lo hace acompañado por un amigo que hizo durante su ruta, nada menos que un Robert Sheehan absolutamente encantador y maduro en lo que parece el negativo social de su personaje de Misfits. Así que si no pide mucho más a una serie que contiene algo de humor y bastante de romance, quizá le interese ponerse con esto.
Mockingbird Lane
Bueno, aunque no sea una serie es un piloto, ¿no? De hecho, resulta interesante lo que esto pueda ser o no ser. Casi tanto como la idea —brillante, sin lugar a dudas— de la NBC de gastarse una enorme suma de dinero en algo para no pasar del piloto. Un movimiento muy propio de la cadena, por otro lado. En cualquier caso los que se preguntaran por el cambio de nombre de La familia Monster a este Mockingbird Lane sepan que existe un motivo más que razonable: Bryan Fuller —que tanto ha hecho por la televisión con sus series Pushing Daisies, Dead Like Me o la mitad de Wonderfall— logra aquí un giro diferente, tanto que estamos más cerca de una Familia Addams que de Los Monsters, porque la sátira a partir de la idea de los monstruos que intentan encajar en nuestro mundo está en constante lucha con la idea tan Addams del orgullo de la diferencia. Algo que de manera secundaria representaba el Abuelo en la vieja serie y que aquí un enormísimo Eddie Izzard lleva al plano principal, junto con el cambio de registro estético vampírico al mostrarse hilarantemente más cercano al Gary Oldman de Coppola que al Lugosi de Browning. Y mientras la habitualmente despampanante Portia De Rossi está aquí a la vez hermosa pero contenida, el habitualmente desastroso Jerry O’Connell logra hacer creible la reinvención de Herman Munster, que podría vivir sin problemas en la sociedad. Toda esta dinámica nueva, esta revisión de personajes y este intento de mostrar una nueva sensibilidad se queda, sin embargo, en tierra de nadie. Una lástima.
Nashville
Ésta es complicada. Probablemente una de las mejores nuevas series del año y, a la vez, llena de pequeños detalles que la hacen difícil de soportar. De entrada, el situar la acción en la doble vertiente de la ciudad como centro de música y centro político podría dar una idea de por dónde van los tiros; el problema es que la parte principal se la lleva la intriga musical que, francamente, me interesa bastante poco. El country o country pop que aquí se gastan y que ocupa parte del metraje semanal logra, en el mejor de los casos, que tarde un rato antes de darle al FFW, cuando no que me lo salte del todo. Las luchas de divas tampoco parecen muy apetecibles desde el momento en que la pobre Hayden Panettiere hace un papelón como una mezcla de Taylor Swift y Miley Cyrus que destaca por una interpretación tan lamentable que uno sólo puede suponer que es parte del papel que le toca interpretar, mientras que Connie Britton —estupendísima como ella siempre está— sólo logra hacer medio-tragable su papel como reina del country que inicia su decadencia. Por suerte tiene unos secundarios magníficos entre los que destaca, sin duda, J. D. Souther como el productor y creador de canciones Witty White. Es difícil recomendar esta serie sin suponer que a la mayor parte de los que la vean no les va a pasar lo mismo, dándoles un poco lo mismo lo que en ella pasa. Pero no puedo dejar de hacerlo.
Primeval: New World
¡Canadienses! ¡Haciendo una versión de una serie inglesa! ¡Y logrando un resultado… estadounidense! Si habéis visto Primeval —que tiene título a la española, espera que lo busco… Invasión jurásica o Mundo primitivo, tacatá — posiblemente os preguntéis a qué me refiero. Pues bien, se trata de una versión más orientada a la acción sin mucha complicación y menos a los personajes, casi como si la hubiera desarrollado el canal SyFy. Ni más, ni menos.
The Secret Of Crickley Hall
Una encantadora historia de fantasmas y dos líneas temporales con la consiguiente aparición de elementos de época que parece inevitable en una serie británica. Adaptación de uno de los últimos libros de James Herbert, lo que le da un sabor a serie clásica, tanto en planificación como en temas, de modo que aunque no ofrezca ninguna novedad real sí que merece el buen rato que se pasa con ella en su cómoda y familiar compañía.
Secret State
Otra buena, sólida, interesante serie que podría haber sido más. Y mira que Gabriel Byrne lo da todo por su papel como segundo del Primer Ministro británico, que se encuentra entre las manos con la gestión de una explosión en una plataforma petrolera estadounidense en el Mar del Norte que ha causado graves daños a pueblos y personas ingleses; una situación complicada cuando los poderes fácticos y ominosos empiezan hacer de las suyas para evitar que la verdad salga a la luz o que se tomen medidas y represalias. Lamentablemente este comienzo, cercano a grandes clásicos como State of Play o Edge of Darkness, cae en ciertas repeticiones y lugares quizá no comunes pero sí ya transitados haciendo que lo que podría haber sido grandioso se quede solo en magnífico.
See Dad Run
Explicar quién es Scott Baio, su comienzo en Happy Days, su propio spin-off, su serie propia en Charles in Charge, que terminara como secundario en las dos primeras temporadas de Diagnóstico asesinato … Por lo menos éste no le echa la culpa de todo a ser republicano. En cualquier caso, la serie que nos presenta ahora para el canal Nickelodeon trata de un actor que se ha hecho famoso interpretando durante una década al padre ideal, una comedia amable televisiva, y que ahora ha decidido cerrar la serie para dejar que su mujer —actriz de culebrones— vuelva a su trabajo mientras él cuida a los niños. Creo que el resto de lo sucedido os lo podéis imaginar desde 1973. El padre-diva tiene que adaptarse a no ser el centro de atención y a vivir una vida no televisiva que, además, le demuestra lo complicado —a nivel Nickelodeon, claro— que es ser padre. Una historia vieja que quizá hubiera podido funcionar en, ahm, no sé… ¿una sitcom más canalla en la FOX con Bob Saget? En fin, al menos no es un drama.
Some Girls
Hablando de lo cuál: La vida de unas cuantas muchachuelas británicas, sus problemas, sus líos, sus amores. Si yo estuviera más lejos del público al que va dirigido esta serie posiblemente sería un dinosaurio nazi pirata. De verdad que me gustaría destacar algo, pero no he encontrado en guión ni actuaciones nada más reseñable que un intento tan obvio por ser étnicamente variados, lo que incluye a una chica —supongo— en burka.
The Strange Calls
Una serie con más buenas intenciones que grandes logros y, sin embargo, la potencialidad de acabar siendo de culto. Un vejete especializado en sucesos extraños, un policía con mucha paciencia y todo tipo de peripecias paranormales. Todo ello con un sentido del humor al borde de lo socarrón en esta peculiar serie australiana que se mueve en lo que su estrecho presupuesto le permite por los límites de las ficciones de Edgar Wright o de Gravity Fall. ¿Cómo no apreciar este esfuerzo del bajo presupuesto?
Switch
Son jóvenes, son brujas… pero me temo que no son Jóvenes y brujas. Como esto es una serie inglesa la parte fantástica queda supeditada a la construcción e indagación en los personajes, mucha muestra de relaciones no desde el culebrón —aunque algo haya— sino desde un cierto aspecto psicológico bastante más… ahm… aburrido. Imaginad Embrujadas menos orientada a la acción o la recordada Hex, reconvertida en una suerte de Degrassi; pues eso es lo que tenéis aquí.
Underemployed
Jóvenes preparados que trabajan muy por debajo de sus posibilidades, una realidad que la MTv trata de convertir en una serie que, por sus signos externos, podría tratar de ser una comedia. Cabe incluso plantearse que como respuesta al —jamás entenderé— éxito de Workaholics en Comedy Central y, como en ésa, el teórico humor tampoco acaba de llegar. Un desastre.
Wedding Band
Otro actor desaparecido, Brian Austin Green, reaparece en esta sitcom sobre una banda de bodas que parece reunir ideas de Party Down uniéndolas con The wedding singer para lograr un más de lo mismo de sitcom sobre grupo de música con gags que ya parecían viejos cuando los usaban en The Monkees. Que habrá a quien le guste.
Wizards vs. Aliens
Pues… ¿Qué hace falta explicar? Serie británica para niños con un grupo de chavales que son magos en secreto tratando de evitar la llegada de unos malvados alienígenas que se nutren de la magia y… esas cosas… Muy poco memorable.
The Work Experience
Terminamos el repaso con esto. Y digo esto porque pese a tener una parte de ficción importante lo que tenemos es, fundamentalmente, a una panda de hijos de puta. Es duro juzgar un trabajo de ficción desde un punto de vista moral de manera que no lo haré: La serie en sí es la mezcla de una serie sobre lugar de trabajo, una oficina de relaciones públicas orientada al mundo de la moda, historias pasables y no muy distinto de casi ninguna comedia aleatoria de oficina. A eso se añade, además, el concepto en sí. Dentro de esta empresa ficticia y chalada meten durante la semana que dura la grabación a dos becarios que no están al tanto en una suerte de cámara oculta de larga duración. El puteo a estos becarios ocupa buena parte de los capítulos, a costa de acortar su trama. Cierto es, eso sí, que al acabar la semana les dan una recompensa monetaria razonable y les facilitan un mes de prueba como internos en otras agencias de relaciones públicas, pero no deja de haber una idea subyacente de que en estos momento la gente está tan desesperada por conseguir un trabajo que se les puede humillar sin mayores problemas. En eso se han centrado la mayor parte de críticas al producto, quizá porque la mediocridad general de la serie no daba para mucha más discusión.
Terminamos con esto los dos últimos meses, aunque no el año. Imagino que al final de diciembre aún se podrá hablar de algunos de los estrenos —británicos en su mayoría, de nuevo— que quedan para completar el año. Aunque la verdad es que ya estoy con un ojo puesto en el año nuevo porque éste parece bastante condenado. Y menos mal que tuvimos un buen verano.
2012-12-03 05:45
Jona, ¡no me puedo creer que me hayas hecho esperar hasta este post para enterarme de que existe Switch! Por tu crítica no sé si te mola o no, pero voy a echarle un vistazo.
2012-12-03 10:54
“Falcon: the blind man of Seville”????????
2012-12-03 12:48
Be ;
A mí no me pareció gran cosa, aunque no soy precisamente su público. Échale un ojo y ya me dirás.
Alberto ;
Sí, eso es, el personaje de Javier Falcón de las novelas de Robert Wilson (Editadas en España por RBA) es un policía andaluz que tiene cierto éxito —aunque yo no me lo explique— dando pie a esta coproducción de la británica SKY, la alemana ZDF y la española Canal +. De momento las novelas que ha editado del personaje son cuatro, esta serie se dedica a la primera El ciego de Sevilla y se supone que seguirá con la segunda Condenados al silencio para así producir 4 capítulos. A mí me parece todo muy rutniario pero lo mismo a los de allí…