Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.
Cuanto más lo pienso menos sentido le veo a esta columna que voy a escribir hoy. Es decir, sí, cierto, el asunto está más que justificado por lo lamentable y escandaloso que… Espera, he empezado por donde no debía. Mejor retroceder un poco.
Aprovechando el Festival de San Sebastián —aunque lleva sellos también de la Generalitat de Catalunya y la de Valencia así como de las filmotecas de sus respectivas comunidades— se ha publicado el volumen Very Funny Things, una obra que reúne artículos sobre eso que se ha dado en llamar Nueva Comedia Americana. El resultado es… siendo amables podemos decir que pasable.
Empecemos señalando algo propio al libro en sí que no pudo más que llamarme la atención. Y no me refiero a los bailes al decidir cómo citar las películas y series porque a eso ya he acabado acostumbrándome a base de libros descoordinados. Hablo de la inexplicable ausencia de mención a los textos españoles que han tratado del tema. Nada sobre Miradas de Cine, pese a ser los que prácticamente acuñaron el término de Nueva Comedia Americana, y tampoco nada sobre Una risa nueva, el libro de ensayos y guarnición que capitaneó Jordi Costa y del que ya hablamos aquí en su día. Me sorprende, sobre todo, porque no entiendo si lo hacen por desconocimiento o maldad. Si es por desconocimiento, me parece triste por lo que demuestra de carencia de lecturas; si es por maldad, me parece considerar muy tontos a los lectores, sobre todo contando con el propio Costa entre los firmantes. Una situación más que extraña que, sin embargo, se puede tratar de manera independiente a la calidad de los textos incluidos.
Hay textos excelentes, sí, pero son los menos. De los catorce sólo son realmente buenos, más allá de temas discutibles, el de Mutantes y mediáticos. La fisicidad del cómico en la Nueva Comedia Americana de Manu Yáñez Murillo y Girls just wanna have fun?. Mujeres en la Nueva Comedia Americana de Maria Adell. Del resto hay artículos interesantes pero con relación tangencial con la Nueva Comedia Americana —que casi mejor llamamos NCA para abreviar—, como pueden ser los de Jordi Costa y Quim Casas, artículos cumplidores como los de Carlos Losilla, Desireé de Fez, Borja Crespo o el artículo sobre el SNL de Manu Yáñez Murillo, segundo en el volumen y menos brillante, más rápido y superficial que el otro, y cinco artículos que van de lo flojo, como el de Jacky Goldberg, a lo que no sólo está alejado de la NCA como el de Adrian Martin, que merece sin embargo un segundo puesto en el concurso de namedropping por detrás sólo de las Páginas Blancas, el inexplicablemente desinformado o solipsista texto sobre política y comedia de Robert Koehler y los tres grandes desastres del libro.
El artículo que se autoadjudica la coordinadora, Violeta Kovacsics, está aún más disperso que mis columnas reflexivas y —tal y como hacía temer la introducción— da la sensación de que o pasa de lo que no le conviene para sus teorías o ha decidido centrarse de manera casi obsesiva en lo que a ella le interesa. Eso sin contar con la extraña sensación que produce leer un párrafo como este:
Justin Timberlake resumió perfectamente la estructura cerrada del Saturday Night Live (SNL) en uno de los sketches del programa. Sentado en la mesa del falso noticiero, junto a Seth Meyers, el actor y cantante deja claro que no tiene la más mínima intención de hacer algo en el programa, que, total, todos sabemos qué va a pasar. Se desquita condensando el programa en un par de minutos de ágil verborrea —digna del David Fincher de La red social (The Social Network, 2010)—. [Lamento interrumpir el párrafo, pero es que no puedo evitar pensar que se refería al guionista de la película, Aaron Sorkin, y no al director] Cold Open, créditos, Kristen Wiig (e imita la pose femenina de la actriz), el chico negro (mofándose del hecho, políticamente correcto, de que siempre tenga que haber un negro en el show), sketch, número musical, weekend update, el numerito de Andy Samberg (compañero de Timberlake en muchos gags), más música (se sube sobre la mesa, baila y entona una estrofa de una de sus canciones), etc. Timberlake riza el rizo del programa de humor: convierte la propia estructura del show en el núcleo del chiste. En el fondo, la estructura cerrada del SNL evoca también lo serial. Y si hay algo que en los últimos tiempos ha puesto en duda la cuestión de la autoría es el auge (o el apogeo) de la serialidad.
No volveré sobre Sorkin ni trataré de explicar que sin un negro en el show interpretar a Will Smith o incluso Obama podría ser un tema más peliaguado del que ya fue con Armisen, el problema está en que recuerdo a la perfección la aparición de Timberlake a la que se refiere —es imposible no recordar las apariciones de Timberlake en el SNL porque es un auténtico fuera de serie— y mucho me temo que o no se acordaba de cómo ocurrió o decidió una vez más que no le servía a su propósito. Pero, como decía, vivimos en los tiempos de internet así que aquí está:
Y, en caso de que no podáis reproducirlo, me he tomado la libertad de traducir de esta web de transcripción de guiones del SNL el texto original de la intervención:
Seth Meyers: Ahora con un mensaje especial para Weekend Update, Justin Timberlake.
Justin Timberlake: Gracias, gracias (…) Chicos, probablemente os estéis preguntando qué estoy haciendo aquí estea noche. Sí. Bien, la cosa es, dije que haría el programa de Acción de Gracias la semana que viene, y por desgracia, he tenido que cancelarlo. Y me siento mal porque ya lo había preparado todo en mi mente. Así que… ¿te importa que lo haga ahora?
SM: No, desde luego. Quiero decir… Nos encantaría.
JT: ¿Sí? Okey. Muy bien. Empezamos con un primer plano del escudo presidencial, algo político en lo que no estoy. Y [Imita a Don Pardo] “Live from New York, it’s Saturday Night! Con Fred Armisen, Will Forte, el chico guapo, el chico negro, Kristin Wiig. Y presentando al tío nuevo y a las nuevas chicas. Y vuestro presentador e invitado musical, Justin Timberlake. “Oh, gracias, gracias” Aplausos, aplausos, aplausos. Trato de empezar a hablar, más aplausos. “En serio, gente, sentaos.” Más aplausos. “¡Vale, ya!. Hey, Acción de Gracias es el jueves. Bla, bla, bla.” “¡Tengo preparados chistes de parte trasera del pavo! ¡Lo que sobre lo tomaré como aperitivo!” Andy y Bill como bailarines al fondo, porque no van a hacer nada más. Ja, ja, ja. “No os mováis. Tendremos un gran programa. Volvemos ahora mismo.” Alguna parodia de un anuncio en el que no estoy, entonces… “De vuelta a Ciudad Pavo.” Auncios, y [Imitando el personaje de Bill Hader] “Buenas tardes y bienvenidos de nuevo al “Especial de Acción de Gracias con Vincent Price” conmigo y otros tres muertos.” Yo interpretaré, por supuesto, a James Dean. Y pasamos al Digital Short. [Al estilo de Dick in a box] Primer paso: “Haz un agujero al pavo”. Segundo paso:… Mala idea. No deberíamos hacer eso. Y canción. “Ladies and gentlemen, ¡YO!.” [Cantando] “Ain’t another woman that can take your spot my love.” “So don’t give away my love, so don’t give away.” Las chicas se vuelven locas, yo hago algunos pasos de bailes molones y fuera. La audiencia va a por un bocado. Anuncios. Y es Weekend Uupdate No estoy en este, estoy tomándome un respiro, mensajeando con Jessica. Chiste, chiste, chiste. Kenan travestido. Tengo un momento instrospectivo. Tío, este programa es realmente en vivo. Quiero decir, está pasando ahora. Chiste, chiste, chiste, Nicholas Fehn. [Imita al personaje de Fred Armisen] “Okay, lo que quiero decir es… okay… ¿cuánta gente…?” Chiste, chiste, chiste y Target Lady [Imita al personaje de Kristen Wiig] “Voy a poner la vela en mi baño de invitados, para que mis invitados se sientan como cagando en un monasterio”. Pasamos a “Talkin’ it up on the Barry Gibb Talk Show…” [Imita el falsete de los Bee Gees] No! No, lo haré. Segunda canción. Sentado tras el piano, me pongo un gorro pequeño y “Sing the song be intense and you look at the… camera.” Pasamos al último sketch. Es “Mi imitación de Michael Macdonald…” Guao, qué gran programa. Quiero agradecer a Jimmy Fallon y al Senador Chris Dodd por pasarse por aquí. ¿Qué decís? ¿Que queréis una canción más? No, no podría… Bueno… ¡Voy a hacerlo!
[Se sube a la mesa y comienza a cantar] “I’m bringing sexy back
Them other boys don’t know how to act
I think you’re special what’s behind your back
So turn around and I’ll pick up the slack.
Seth, take it to the bridge!”
SM: Para “Weekend Update,” ¡soy Seth Meyers!
JT: Yo soy Justin Timberlake. ¡Buenas noches!
El sketch, magnífico —si algo ha demostrado el SNL es el enorme potencial cómico de Timberlake— sin duda, no apunta sin embargo en la dirección que Kovacsics sugiere. Timberlake hace un acto de repaso, no de crítica. Similar al que se podría encontrar en, por ejemplo, al repaso de toda la obra que hacen en Betrayed hacia el final de Los Productores. De hecho, varios de los sketches y personajes que mencionan aparecerían efectivamente en la siguiente aparición de Justin Timberlake como presentador en el programa —esa misma temporada en el penúltimo programa— y le valdrían ganar un Emmy a invitado en un programa cómico. En fin.
Peor aún es el intento de imitar uno de los para mí más incomprensibles éxitos del libro Una risa nueva. Si ahí los Vengamonjas convierten lo que debería haber sido un ensayo sobre el SNL en un monólogo interno de Bill Murray en la ceremonia en que fue candidato al Oscar, aquí Fernando de Felipe demuestra que Eso lo puede hacer cualquiera no era cierto con una bochornosa falsa entrevista a Leslie Nielsen cuya finalidad real, contacto con el NCA o motivo por el que fue incluido en este volumen, no podemos más que especular.
Pero nada de esto nos prepara para el motivo de que lleve ya un rato escribiendo sobre este libro. Me refiero a La transfiguración cómica. Ficción cómica televisiva en Estados Unidos de Joan Pons, un texto que no es ya de un nivel bajo o unas conclusiones peregrinas sino, directamente, plagado de datos erróneos. Y así hemos llegado al principio de la columna de nuevo.
¿Qué sentido tiene que escriba esto? Es decir, es poco probable que nadie se cruce este libro de manera natural, mucho menos que se le ocurra buscar información en el apartado de sitcom, entonces ¿para qué removerlo?, ¿qué necesidad hay de darle relevancia?
Pues supongo que será porque estoy cansado de leer textos de gente que cree que la televisión empezó a crear series cuando ellos empezaron a encenderla, que considera que lo único que existe es lo que vieron de pequeños y que el equivalente a investigar es tratar de verse más series recientes y no profundizar y relacionarl las de ahora con las de antes. Porque hubo un antes, lo juro.
El problema es que las doce páginas que ocupan dan motivos más que de sobra para un par de columnas dedicadas y en realidad no tenemos tanto espacio en internet así que voy a intentar centrarme en los problemas más graves y tratar de dejar la posibilidad de, por ejemplo, discutir por qué nadie pondría la frase “Si deja de hacer reír, deja de ser comedia” en un libro sobre NCA. Y empezamos por una de las primeras y más clamorosas metidas de pata.
“La sitcom clásica, la heredera de I Love Lucy (Jess Oppenheimer, Madelyn Davis y Bob Carroll Jr., 1951-1957), The Honeymooners (Frank Satenstein, 1957-1971), Días felices (Happy Days;Ron Howard, Henry Winkler y Marion Ross, 1974-1984) o Enredo (Soap, Susan Harris, 1977-1981), la de 25 minutos con un par o tres de sets en plató, trama principal y trama secundaria autoconclusivas y chistes blancos, (…)”
Hay más problemas aún siguiendo el párrafo pero vamos a centrarnos en esto. Vamos a aceptar los créditos de creador de la Wikipedia de I Love Lucy, pero The Honeymooners me temo que no duró de 1957 a 1971… Duró 39 episodios. De Octubre de 1955 a Septiembre de 1956. Le podemos meter más años si aceptamos que realmente empezó en 1951, cuando eran aún sólo sketches para Cavalcade of Stars en DuMont —¿ veis cómo nadie recuerda nunca a DuMont? —y no una serie con entidad propia, algo así como discutir si Los Simpson empiezan en el Show de Tracey Ullman o en su propia serie. Pero, venga, admitimos que llega cuando pasan a la CBS y tras comprobar que eran los segmentos más interesantes de The Jackie Gleason Show deciden convertirlo en una serie pero Gleason decide que, pese a haberse comprometido a hacer más episodios, no puede mantener el nivel, así que sólo se ruedan y emiten esos famosos 39; luego volverá a tener programa propio y dentro de él, de cuando en cuando, aparecerán algunos segmentos de The Honeymooners. No sólo eso, también decidieron hacer varios especiales a lo largo de los años. En 1970 era cancelado el programa de Gleason y tras ello sólo se hicieron cuatro especiales más, el último de los cuales fue emitido en… 1978. ¿De donde sale la mágica cifra de 1971? Lo único que se me ocurre es que cuando ha mirado en la Wikipedia haya visto “Distribuido por: CBS Films (1957–1971)” sin pararse a mirar que se refiera a la empresa que se dedicó a gestionar los derechos para emisión de esos 39 originales, los perdidos, los remontados y todos esos especiales.
En el caso de Happy Days, o Días felices, las fechas están bien pero… ¿qué son esos nombres? Ron Howard, Henry Winkler y Marion Ross… Ninguno de ellos se parece al del creador, Garry Marshall… Ron Howard ahora es director y productor pero por entonces no era más que un chaval que había dejado de ser un niño en The Andy Griffith Show para protagonizar… esta serie. Vale, pronto se vió eclipsado y se largó dejando el centro de la serie a Arthur Fonzie / The Fonz Fonzarelli, el célebre personaje interpretado por.. ah, sí, Henry Winkler. Venga, que seguro que ya lo sabéis todos: ¿Quién era Marion Ross? No, no era la novia de nadie. Era la MADRE de la familia protagonista. En serio, ¿esto de los nombres cómo ha sido?.
Pero quizá el más grave de todos los casos sea el de Enredo porque, en fin… ¿chistes blancos? ¿En serio? Una serie que ANTES del estreno ya había conseguido plataformas en contra, que durante su emisión vivió todo tipo de episodios de boicot y que logró que todo tipo de asociaciones, algunas contrapuestas, decidieran demandarles? ¿Una serie que es la primera en mostrar un personaje principal abiertamente gay? ¿Una muchacha seduciendo a un cura? ¿Adulterios, asesinatos, la Mafia, criados negros? Creo que no tenemos el mismo concepto de humor blanco. Pero claro, tampoco lo tenemos de tramas autoconclusivas porque una serie que abre y cierra siempre haciendo repaso a las, ¿cómo decirlo?, a las tramas abiertas que recogemos y dejamos por ser una —cuidado SPOILERS—- versión paródica de los culebrones. Si se hubiera molestado en hacer algo de eso que llamamos investigación o estudio sabría que tanto Susan Harris como su marido reconocían que al crear Soap pensaron que sería más sencillo escribir una serie sin tramas autoconclusivas.
Imaginad la cara de sorpresa al encontrarme esto. Como decía, puedo llegar a aceptar que alguien tenga los bemoles de escribir “Como dice en los extras de la edición en DVD de la primera temporada Larry David, productor ejecutivo y creador de la serie junto al protagonista Jerry Seinfeld, querína hacer una serie sobre… nada en particular.” ¿En serio? ¿Eso lo sabe por los extras del DVD? ¿Es para eso que lo ponen? Porque, claro, que Seinfeld es una serie sobre nada posiblemente no lo hayan comentado en inguna entrevista antes, ni en texto, ni, en fin, en la publicidad de la serie. Menos mal que teníamos los extras.
Por cierto, la historia de la creación de la serie es más interesante que eso. Originalmente iban a ser Seinfeld y David —ambos respetados cómicos de stand up en aquella época— andando por la calle y hablando. Pero la cadena… bueno, os lo cuento otro día. Quedaros con que David y Seinfeld son cocreadores al 50% y no el genio y su actor .Pero, como decía, son muchas más las afirmaciones discutibles, por ejemplo cuando dice “¿Cómo conseguía una sitcom dejar de ser una sitcom más? Pues, en el tránsito de los 80 a los 90, introduciendo variables en el factor racial, como La hora de Bill Cosby (The Cosby Show, Bill Cosby, Ed Weinberg y Michael Lesson, 1984-1992) (…)” OH, REALLY?! La enumeración de factores y series sigue, con el mismo criterio de una gallina sin cabeza, así que hagamos parada en la primera. Tranquilos, el nombre, los creadores y las fechas están bien. El asunto es que… ¿introducir una variable racial en los años ’80? ¿En serio? Pero… ¿Comparado con qué?
Es decir, en la radio había un par de programas cómicos protagonizados por negros, la bastardilla es porque en el caso más famoso, Amos ‘n’ Andy, esos negros eran una especie de precuela de Milli Vanilli con dos blanquitos, Freeman Gosden y Charles Correll que empezaron en 1928 con estos personajes con tanto éxito que para 1950 quisieron llevarlos a la tele, su intención inicial fue usar actores negros que hicieran playback sobre las frases pronunciadas por Gosden y Correll, como eso no era posible acabaron imitando los acentos que los blanquitos ponían, la serie se emitió del 51 al 53.
Y no fue ni la primera, Beulah, una serie sobre una criada negra que resuelve los problemas a sus amos blancos, empezó en la radio en 1943 y pasó a la tele en 1950. En ambos casos demostró la misma capacidad para cambiar a su actriz principal cuando esta decidía largarse, había problemas o, simplemente, se ponía enferma. Duró hasta 1952.
Por supuesto ninguna de estas dos series cincuenteras tienen nada que ver con lo que en 1968 protagonizaría la cantante Diahann Carroll en Julia sitcom sobre una viuda de guerra que trabaja como enfermera para un doctor blanco mientras cría a su hijo pequeño. Duró hasta el 73, aunque los aspectos raciales estaban bastante tamizados frente a la comedia familiar.
Como tampoco vamos a estar hablando de TODAS las sitcoms que hubo entre los años ’70 y la aparición de la serie de Cosby quizá sea más fácil sugerir que se mire cómo llegó el exploit setentero gracias a los buenos resultados de Sanford and Son y, sobre todo, de The Jeffersons, la serie negra más exitosa de la historia hasta la llegada de Tyler Perry. Gracias en buena parte a la plataforma de lanzamiento que fue All in the family. [Y como os lo estaréis preguntando: No, Joan Pons no menciona All in the family en todo el texto, ¿para qué? Sólo fue la serie más exitosa de los ’70, principal culpable de la comedia política y enorme influencia además de la obra más recordad de Norman Lear, mencionarla tiraría por tierra esa idea de refinamiento reciente que nos trata de vender.]
Por supuesto no eran sólo estas dos, hubo alguna sitcom negra más, digamos… Baby, I’m Back, Barefoot in the Park, Benson, Fat Albert and the Cosby Kids, Good Times, Grady, Mr. Dugan, Roll Out, Sanford Arms, That’s My Mama, The Fosters, What’s Happening!!
Y esto sólo hasta 1979, sin entrar en lo que hubo en los ’80 hasta la llegada del programa de Cosby.
¡Parece mentira lo útil que resulta que en la wikipedia haya una página sobre sitcom negra con series ordenadas por años!
Si no me hubiera dejado alguna y… ¡Pero que embarazoso! ¡Si SÍ que me he dejado una! Vaya…
Resulta que a finales de los años ’60 —tan a finales que normalmente se lista como de los años ’70 por haber empezado en Septiembre de 1969— un famoso cómico de stand up, superventas en discos de comedia y con actuaciones siempre llenas, que venía de protagonizar a medias una serie de humor y acción sobre espías —era la época— tuvo la oportunidad de protagonizar su propia serie. Su idea fue basarse en su propia vida e interpretar a un profesor de educación física que interactúa con sus alumnos y con otros profesores metiéndose en líos o ayudándoles; lamentablemente no llegó muy lejos y fue cancelada durante la segunda temporada. Precisamente por eso, cuando quince años después quiso protagonizar otra comedia, no pudo usar su nombre completo como había usado la primera vez.
Y pasó de llamarlo The Bill Cosby Show (Ed Weinberger, Bill Cosby, Michael Zagor, 19769-1971) a The Cosby Show (Bill Cosby, Ed Weinberg y Michael Lesson, 1984-1992)
[Por cierto, si yo quisiera hablar del factor racial no me olvidaría de Chico and the Man, la sitcom hispana que puso al ya popular Freddie Prinze en la estratosfera de 1974 a 1978, cuando se acabaron los episodios grabados antes de que se decidiera suicidar por una profunda depresión.]
¡¿Veis por que no puedo corregir TODO el texto?! ¡No vamos a acabar nunca! Bueno, vale, un poco más pero no mucho…
A ver, habla de la sitcom familiar como crisol indiscutible y modelo a seguir. Podríamos estar horas discutiendo pero, ¿para qué? Si no se molesta en citar All in the family, luego dice que “la institución del hogar por encima de sitcoms, también con el aplauso del público mayoritario, sobre lucha de sexos como Loco por ti (Mad about you; Paul Reiser y Danny Jacobson, 1992-1999)” Por lo visto si están recién casados y acaban teniendo un hijo no es una familia, es un reloj de cuco. No como sus ejemplos de sitcom familiar: Primos lejanos está claro que no va de dos tipos de personalidades contrapuestas que comparten piso sino de ¡Una familia!
Ah, sí, que los dramas televisivos empezaron a incorporar elementos de comedia y eso creó el dramedy a partir de Con ocho basta (Eight is Enough; Lee rich, Philip Capice y Lee Mendelson, 1977-1981) o, y resulta que hubo obras como Sports Night (Aaron Sorkin, 1998-2000) que fueron incomprendidas y su cadena le metía risas en unos episodios pero no en otros.
Pues imagina lo que pudo suceder con M*A*S*H, se combatió por las risas en latas y al final se logró reducirla a la mínima expresión y que algunos capítulos no llevaran además, claro, de tratar temas importantes, dramático en ocasiones —eso de la guerra, los muertos y tal, ya saben— que adem… Uy, la ficha. M*A*S*H (Larry Gelbart, adaptando la película y mucho curro y tal, 1972-1983)
¿Qué? ¡Pero NO, hombre! ¿Cómo va a citar esta serie? ¡¡¡No has entendido nada de cómo funciona esto!!! Además, que empezaron a emitirla a continuación de All in the family, así que el Triángulo de las Bermudas se tragó esas emisiones y ahora no existen. No como las voces en mi cabeza, que según voy leyendo más texto las voy oyendo más claras.
Francamente, creo que esto hace rato que dejó de tener gracia. ¿De dónde ha salido este tipo? ¿Por qué escribe sobre sitcom cuando parece no saber más que lo que se emitió en TVE y no haberse molestado jamás en investigar, estudiar o profundizar?
Ah, mira, aquí está la ficha.
JOAN PONS PINAC
Blablablablabla… Redactor, escritor y crítico de música, cómic, cine y series de TV en diferentes publicaciones blablablabla desde finales de 2005 y hasta 2012 trabaja en la productora de televisión El Terrat como responsable del área de I+D y nuevos formatos, así como director de la Diplomatura de posgrado sobre guión televisivo de entretenimiento y humor (IDEC-UPF)
Ah, pues mira, al final resulta que no tiene ninguna relación directa con nada que exija saber de televisión. Eso de la diplomatura suena bien, imagino que será alguna Libre Configuración en la Universidad Big Mac. Espera, ahora que lo pienso, lo mismo es el trabajo de uno o varios de sus alumnos. En ese caso, lo siento chicos, no sólo habéis pagado una pasta, además os va a caer un cate histórico.
Porque he decidido pararlo ahí pero en esas 12 páginas hay material para seguir semanas, de hecho podría pasarme más de un año haciendo una serie de columnas explicando los problemas de todo tipo del texto.
¿Cómo? ¿Exagerado yo? Venga, una más.
“Otras prueban fortuna recogiendo recursos de redes sociales, como Las chorradas de mi padre (S#*! My Dad Says; David Kohan, Max Mutchnick, Patrick Schumacker y Justin Halpern, 2010) a partir de un hastag de Twitter.”
Eso ha dicho, un hashtag. No una cuerta de tuiter o un tuiter o… No, un Hashtag. —Ah, y la serie cerró en 2011 no en 2010— Cualquiera le cuenta que, además, inspiró toda una serie de obras como la webserie Shit Girls Say y sus distintas parodias y variaciones.
Pero, claro, te pones a pensar y a saber qué piensa él que son webseries… Anda, si es como continúa ese párrafo.
“Y las más afortunadas nacen como webserie, siempre una actividad creativa tan poco lucrativa, y acaban en algún canal de televisión, como Web Therapy (Lisa Kudrow, Don Roos, Dan Bucatinsky, 2008), Eagleheart (Michael Koman, Andrew Weinberg, 2010) o Children’s Hospital (Rob Corddry, 2008)”
Hombre, Roos y Bucatinsky son los directores de la serie de televisión, Childrens Hospital (Tranquilo, que NO lleva genitivo sajón se nos olvida a todos) fue creada directamente para TheWB.com antes de que lo cogiera para serie el Adult Swim y Eagleheart no ha sido webseries en su vida, pero quitando eso podría haber ido peor. Quiero decir, si no tenemos en cuenta que todas las series siguen en activo.
Mira, esto ya ha durado demasiado. Vamos a hacer una cosa, yo lo dejo aquí y vosotros me prometéis evitarlo en el futuro. Y al texto también.
¡Se acabó!