Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.
Si la semana pasada repasábamos a esos realities que podían considerarse infames por cuestiones morales relacionadas con el subtexto que nos traían esta semana vamos con un caso tan claro de explotación sentimental y —a qué negarlo— hijoputismo televisivo que llevó el concepto mismo de pornografía sentimental hasta un nivel de explosión.
Y se podría decir que la culpa de todo la tuvo la cadena. Pero es que esa cadena era la FOX, reconocida y alabada siempre por su capacidad para saltarse los límites cuando era necesario. Por lo mismo, denigrada por su falta de escrúpulos a la hora de sacar temas o desenchufar series. En el más puro estilo de supervivencia de los fuentes, oportunismo y amor por el dinero la cadena de Rupert Murdoch saltó sobre la moda de los realities como Will E. Coyote sobre el Correcaminos.
De varios de esos ingenios para el mal, y sus habitualmente poco exitosas carreras, ya hablaremos en el cierre de esta serie, dentro de dos semanas, pero si tuviera que quedarme con sólo uno de ellos como ejemplo —que, curiosamente, es lo que ha sucedido— no tendría dificultad alguna. Tal es su malicia.
The Bachelor es uno de los más exitosos realities de la época en la que se puso de moda, a principios de los ’00, su formato con un concursante que tiene que elegir entre varios candidatos al amor de su vida —o de los próximos meses al menos— fue un éxito instantáneo para la cadena ABC que aún hoy, 10 años más tarde, sigue emitiéndolo. Fue, además, como Gran Hermano, The Amazing Race o Survivor, uno de esos formatos seminales que darían pie a múltiples copias, imitaciones o replanteamientos. No es algo nuevo, este mismo año la CBS ha denunciado que el formato Glass House de la ABC es una copia de Gran Hermano.
En cualquier caso, la gente de FOX sabe cómo darle una vuelta de tuerca tóxico a la premisa. A casi cualquier premisa. Y de ahí a darle luz verde a Who’s your daddy?
Quizá estéis pensando que no es más que una versión más zafia, o una versión étnicamente motivada o algún tipo de perversión limitada a las fronteras de lo decente. Y estaréis tan equivocados.
Who’s your daddy? parte de un concepto similar a The Bachelor porque hay una concursante y una buena cantidad de señores que pueden ser elegidos. Señores de edad avanzada, sea todo dicho. Pero no es ese el momento en el que todo se vuelve sucio. Tampoco son los 100 mil dólares que pueden ganar por elegir correctamente. No. El asunto es que…
El asunto es que la concursante no está buscando a un novio. Está buscando… A su padre. Las concursantes eran niñas adoptadas, personas que quieren descubrir quién es su padre biológico y, en circunstancias como esas, nada mejor que acudir a la FOX, claro. La FOX investiga, encuentra al padre y consigue que participe. Al fin y al cabo si ella le elige cada uno se lleva 100 mil dólares.
Sí, elegirle. Porque una vez que ella lleva el asunto al programa, que estos rastrean y le encuentran y que ambos se presentan a realizar el programa la FOX añade a la ecuación dos docenas de señores mayores que fingirán ser el padre de la concursante y lograran los 100 mil dólares —y que ella se quede sin nada— si son elegidos.
De manera que se prepararon para emitir el primer episodio, en forma de evento especial de 90 minutos y… bueno… casi no lo logran. Las asociaciones de derechos de los adoptados, tanto los chavales como los padres, montaron una bronca enorme. No sólo por el asuntillo de los derechos, también por lo ético del programa. El boicot funcionó lo suficiente —es decir, el follón, más la presión sobre las afiliadas más el desastre de audiencia que tuvo— como para que nunca se emitieran los otros cinco capítulos grabados. Mucho menos para hacer más. De hecho el formato en sí jamás llegó a verse teniendo en cuenta que sólo se emitió un especial más largo que tenía por protagonista a una actriz de tercera fila, T. J. Myers, que aprovechaba para hacerse algo de publicidad. De la manera más estúpida posible. Echadle un ojo:
¿Os ha gustado? Pues es el momento de seguirlo a YouTube y leer que se trata de uno de los padres falsos demostrando cómo estuvo cerca de engañar a la chica, y cómo los comments se llevan de gente comentando no sólo la jugada sino el programa entero y su concepción. Disfrutadlo.
Volviendo a nuestro tema, es difícil establecer qué pudo ser lo peor de todo, lo más ruin y rastrero de todo el programa. ¿Ofrecer la pornografía de convertir un momento de tensión emocional en un programa? ¿Convertirlo en un concurso? ¿Convencer a varias personas para que traten de engañarla? ¿O quizá el hecho mismo de que sus actores pensaran que era una plataforma de lanzamiento? ¿Cómo podemos elegir sólo un aspecto? Aunque imagino que los señores de la FOX aún deben estar preguntándose qué pudo fallar. Quizá en su caso deberían empezar a preguntárselo cuando algo funciona.
Puede que penséis que el que fallara demuestra que no hay realmente un espacio para estos Realities Infames… Pues que sepáis que la semana próxima podréis ver uno que es todo un éxito. NYA-HA-HA!!!
2012-08-23 14:36
¿Actriz de terera fila? Cualquier actor de telefilme de domingo tarde en Cuatro es miembro de la Roya Shakespeare Company compradao con esta chica (y el “padre” ya es de teatro de finde en catequesis). En cuanto se alejan del cinema verité se pierden.
2012-09-05 14:08
Y la vocecilla que pone…
No hubo algun producto patrio que tomaba algo de esto con pruebas de paternidad y horrores parecidos? Recuerdo algo de “La clinica noseque patrocina estas pruebas de paternidad” (Bueno, no exactamente pero parecido)