Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.
No tendría mucho sentido empezar la columna hablando de lo perdidos que están en PRISA. En primer lugar porque sería como empezar a hablar de ahogados señalando que el agua moja, en segundo porque cualquiera que haya seguido la idea que ellos tienen de lo que es informar sobre ficción televisiva, desde los lamentables artículos que publican de cuando en cuando hasta las tristes promociones poco o nada disimuladas de sus propias series que aparecen tanto en esos mismos artículos como en secciones teóricamente divulgativas como la que tenía tiempo atrás Hernan Casciari.
Podemos, eso sí, empezar discutiendo hasta qué punto el momento actual es culpa de todos esos años. La falta de gente que sepa de lo que está hablando, la glorificación del momento actual y la auténtica ceguera para con todo lo que se encuentre un poco más allá del rango de visión más inmediato y vendible, asuntos todos que debería competer a un medio de comunicación si no combatir sí al menos educar al respecto.
En lugar de eso han organizado un enorme despropósito para este verano, un evento tan ridículo como masturbatorio al que han llamado Guerra de series porque, suponemos, Guerra de Frutas o El mejor plato del mundo estarían ya cogidos. Normalmente las listas, competiciones y elecciones de lo mejor de son ridículas en sí mismas. No ya por la habitual falta de perspectiva ante la novedad, también por la facilidad con la que podrían cambiar las tornas sin mayores problemas. Por hablar desde la experiencia, cada vez que tengo que hablar de lo mejor del año en cualquier categoría me suele llevar bastante debate interno. No quiero ni pensar si la forma de tomar la decisión fuera una completa majadería.
Para los que no sepan de qué estoy hablando y, pese a todo, hayan llegado hasta el cuarto párrafo: En PRISA —es decir, El País, Canal +, Cinemanía, Rolling Stone,Los 40, la SER y hasta hace un rato gran parte de Cuatro— han decidido amenizar el verano con una Guerra de series en la que luchan entre sí sin demasiado sentido. ¿ Los Simpson o Hermanos de sangre (Band of brothers)? ¿ Lost o Frasier? Han hecho lo que han podido, incluso buscando la coartada intelectual de los monstruos que ellos mismos han producido, recurriendo a charlatanes que a falta de crecepelos tratan de vendernos las series actuales y los libros que sacan sobre ellas, mientras expulsan datos sin ser capaces de lo más básico como, digamos, escribir correctamente Bochco. Y, por supuesto, se han propuesto usar las redes sociales para darle resonancia y hacerlo participativo logrando a la vez exhibirse más, como limosneros extendiendo la mano para sufragar su mendicidad intelectual.
Y si bien todos los tentáculos habían tenido ya sus momentos de bochorno — como con ese listado en Cinemanía de las mejores películas de la historia que parecía la cuenta del videoclub de Canal + eliminadas las porno—, éste entra en la zona de reflexión de la columna, así que vamos con tres puntos básicos que explican los errores.
El primero ya lo hemos mencionado. Están comparando por comparar, sin que las series tengan puntos en común en las que puedan ser medidas más que el hecho de que todas ellas se han emitido en televisión, ni siquiera en el mismo tipo de canales, ni en el mismo país, que para eso han decidido incluir ¡UNA! serie inglesa.
Como comparar una naranja con un plátano.
El segundo problema es de organización. Vale, ya es suficientemente malo hacer esta patochada, pero tampoco han permitido un proceso previo de selección ni una forma de realizar los emparejamientos, mucho menos un sistema de lucha múltiple que permita ir ponderando las series. Por cierto, tampoco les vendría mal que aprendieran a reconocer lo que están haciendo. Si el público la juzga —ya que no el cielo— entonces no van a encontrar la serie mejor, van a tener LA MÁS POPULAR. Pero, eh, es lo que pasa cuando organizas concursos de popularidad, sea en un instituto ( IES Jesús Polanco) , en un certamen de Miss ( Miss Series ) o en un medio de comunicación ( Todas las anteriores).
Pero el tercero, y principal, es precisamente esa falta de conocimiento del medio del que hablan, sobre el que pontifican y que dicen amar. Para los que no lo recordéis, el año pasado estuve repasando la Historia de la ficción televisiva, sus series más importantes y las personas tras ellos, creadores destacados que pusieron las semillas para todo esto tanto en Estados Unidos, Reino Unido y España… En aquel momento señalé que parte de la motivación era tener algo que señalar cuando ocurriera este tipo de cosas. Pues bien, aquí estamos de nuevo.
No sólo olvidan… espera, olvidar implicaría que en algún momento lo supieron… No sólo desconocen cosas tan básicas como deberían ser las series de los años ’40 y ’50, incluso las de los ’60. Desde hasta Dragnet a I love Lucy, Los Vengadores o Doctor Who, todos han sido sistemáticamente olvidados. En la misma semana en la que Andy Griffith moría; un autor intensamente popular por su trabajo reciente en Matlock pero, sobre todo, por el papel de punto de partida de actores, series e ideas que supuso su comedia sobre un sheriff rural que llevaba su propio nombre: The Andy Griffith Show; un medio que debería haberse molestado en informar se encontraba muy ocupado revolcándose en la felicidad de su indigencia cultural.
Tampoco es que los años posteriores estén mucho mejor tratados, ni que las series más relevantes — All in the family, Yes, Minister o MASH, por poner tres incuestionables— hayan tenido un espacio ante la posibilidad de enfrentarse a lo que nos quieren vender como la cima de la ficción audiovisual serializada.
Pero, en fin, tampoco tiene mucho sentido enfadarse con ellos. Mejor compadecerles, señalarles, reírse ante lo cutre de la propuesta y la pérdida de papeles que, en realidad, sólo es una más porque a estas alturas esos famosos “papeles” los han perdido tantas veces que deben ser el confetti que le echan todos los fines de semana al Borbón.
Ellos han logrado que les puedan mirar por encima del hombro los redactores de la SuperPop, así que lo que nosotros podemos hacer es decirles: Todos rieron. Porque, siguiendo la definición del Webster:
[Edito: Mientras yo me dedicaba a escribir esto El Hematocrítico y Noel Ceballos han optado por saltarse el texto y pasar a la acción creando la delirante demostración de la misma estupidez del proyecto de PRISA con un espejo deformante llamado Guerra de Cosas La próxima vez que lo hagan antes y me ahorro escribir la columna]
2012-07-11 20:04
Bueno bueno, yo se que te duele que hayan eliminado El Show de Benny Hill pero no es para ponerse así, hombredediso.