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El receptor por Jónatan Sark

Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.

Alrededor gastrónomos viajeros

De las muchas evoluciones de la cocina en televisión lo más habitual es que le podamos echar la culpa no a los creativos de estos programas sino a otras ideas populares transplantadas a los mismos. Quizá el ejemplo más popular de esto fue la aparición de los programas de viajes con una excusa gastronómicas.

En esto tiene mucho que ver las dos formas de entender los programas de viajes. La primera, que podríamos llamas De observador y que tiende a identificarse con una perspectiva europea/francesa en la que el protagonista es el viaje más que el viajero, a la manera de un clásico documental. La segunda, muy inglesa, muy estadounidense, es esa De interacción en la que el viajero aparece prominentemente dando su opinión y mostrando las reacciones que la zona visitada la produce. (Y en más ocasiones de las deseables, haciendo el payaso o el idiota. Pero no me quejaré mucho porque gracias a eso tenemos An idiot abroad)

En más ocasiones de las que parecería justo mencionar ese choque cultural venía de la ingestión —a falta de un término mejor— de la comida tradicional, tanto daba que se tratara de un muy especiado plato sudamericano o asiático, algún preparado con insectos o, incluso, unas criadillas españolas. — Lo que lleva a la idea de que ninguna cocina es realmente tradicional si no puedes putear con ella a los forasteros, tomad nota la próxima vez que un madrileño os ofrezca gallinejas.— De manera que era lógico que pronto ambos puntos de vista, el intrusivo y el frío, decidieran que las rutas gastronómicas duplicaban sus espectadores potenciales.

Todo lo cuál podría llevarnos a una discusión sobre si el Travel Channel y el Food Channel están compitiendo porque sólo puede quedar uno, pero mejor eso lo leéis en TVTropes porque esos travelogues y volvemos a la historia. Aunque, la verdad, sería realmente complicado señalar cuál fue el primer programa que usó la mezcla mágica.

Lo que sí puedo decir es que el ejemplo más exitoso lo tenemos de la mano de Anthony Bourdain_, nacido en Nueva York aunque con raices francesas que le llevaron a abrazar ese estilo de cocina, presentó para el Food Network en el año 2001 un programa llamado A Cook’s Tour en el que viajó durante dos temporadas por todo el mundo para presentar los cocineros más importantes y sus platos más representativos.

La serie fue un éxito que causó varios efectos:

— Convirtió en un chef célebre a Bourdain y le dio una importancia que no tenía antes. Eso no significa que le mejorara el carácter porque parte de la gracia consiste en que es un tipo tan apasionado como bocazas.

— Esta mezcla, a su vez, dio lugar a un libro de recuerdos llamado Confesiones de un chef que es una de las lecturas más entretenidas que se puedan encontrar sobre una cocina desde dentro contando al menos desde por lo menos Sin blanca en París y en Londres. Además dejaba claro lo poco conforme que está con sus situación como estrella y la opinión —mala, claro— que le merecen los cocineros de la tele, especialmente los del Food Channel. Y si poco bueno dijo de ellos en el primer libro en su continuación En crudo —Que, por cierto, sale en español la semana del 9 de Marzo de la mano de RBA y es el motivo de este pequeño y extraño salto temporal en esta serie, pero ya lo explicaré mejor en dos semanas— el vapuleo hizo olas.

— Sirvió, además, para poner de moda los programas de comida y viajes y descubrir al público americano una variedad de autores y cocinas alejadas.

¿La consecuencia más directa? Bourdain, que es un tipo temperamental, acabó llevándose el programa al Travel Channel con el nombre de No reservations y una idea aún más abierta, digamos que añadió más viaje.

— Obviamente visitó más lugares que España pero ambos vídeos me parecen más que interesantes como para colocarlos aquí—

El éxito de este programa sirvió para sacar a la gente de detrás de las encimeras para algo más que realizar realities , así que sólo quedaba por decidir cómo articular los viajes, que podría parecer no tan sencillo hasta que, claro, se pusieron a ello. Una vez observadas las opciones las excusas parecían centrarse en dos y media. La primera era la más obvia, tirar de Gira Gastronómica eligiendo una región o un país y recorriéndolo. Normalmente sin demasiado sentido del viaje, no mediante etapas continuadas. La segunda idea era identificar un tema y buscarlo por todo el mundo / país/ región… Precisamente este era el que seguía Bourdain
repasando a los chefs del mundo.

En cuanto a la media solución, se trata como siempre de buscar un truco que cumplir para darle algo de interés al tema. Como el siguiente éxito, $40 a Day que en 2002 se puso en marcha con Rachel Ray, que ya tenía un programa enseñando a realizar platos en 30 minutos o menos, se iba de viaje teniendo que realizar al menos cuatro comidas — normalmente entre desayuno o brunch, comida, merienda, cena y algún snack durante el día — contando sólo con ese presupuesto. Una forma curiosa de ponerle un reto a su programa como el límite de tiempo en su predecesor. Tres años más tarde ya estaba lo suficientemente harta como para pasar a Rachel Ray’s Tasty Travels siguiendo el concepto mucho más descansado de presentar la comida de sus viajes.

Pronto surgieron más programas buscando desde bebidas ( The Thirsty traveler) a barbacoas (BBQ with Bobby Flay), en USA, UK o el país que se os ocurra.

Como podéis ver en muchos momentos el concepto era que un cocinero —o presentador, que no todos los que salen en estos programas son chefs — con suficiente gancho se iba a pagar unas vacaciones de trabajo. A veces incluso pseudofamosos (Dweezil & Lisa ) De forma que Giada de Laurentiis_ (Giada in Paradise / Giada’s Weekend Getaways), David Rocco ( David Rocco’s Dolce Vita) y, por supuesto, Gordon Ramsay ( Gordon’s Great Escape ) se han dedicado a ellos poniendo bien clarito su nombre en el título.

Claro que si alguien se merece el premio de Cocinero Viajero con su Nombre en el Título el rey sería Jamie Oliver, polarizador de espectadores, aficionados, expertos y casi cualquiera que le eche un ojo a sus programas, pero del que hablaremos en más profundidad otro día. De momento demos un repaso a sus programas que incluyen:

Jamie’s : Great italian Escape (2005), American Road Trip (2009), Great Britain (2011) además de su programa de 2010 Jamie Does inserteaquínombredelugar que en USA pasó a llamarse Jamie’s Food Escapes —imagino que por si alguien cogía el chiste—. Sólo contando los programas que van sobre el viaje en sí.

En cuanto a los temáticos, también podemos notar la diferencia entre los dos estilos con facilidad, por ejemplo con Three Sheets, un programa que ha ido dando vueltas por distintas cadenas mostrando bebidas y competiciones de bebidas por todo el mundo con gran implicación de su creador y presentador, el cómico Zane Lamprey, que también crearía Driking made easy centrándose en los alcoholes estadounidenses. Por contra la idea temática de seguir efectivamente una ruta e ir explicando lo que se come o los pasos que siguen está detrás de The Spice Trail y demuestra un acercamiento más lógico e interesante a las posiciones documentales de los programas sobre viajes.

Pese a lo cual posiblemente los más famosos sean esos gemelos separados al nacer de Bizarre Food y Man vs. Food. Entendamos que no son gemelos idénticos, claro, uno muestra rarezas culinarias, a ratos incluso monstruosidades, y ahí llega la divergencia. En Bizarre Food Andrew Zimmern trata de hacer un Mondo Comida, incluso con un cierto acercamiento antropológico — Que se engrandecía en el spin-off fallido Andrew Zimmern’s Bizarre World , como ven ya ponía su nombre en grande — en el que cabe un poco de todo. Con deciros que en el capítulo de España estaba incluida la… Gasp ¡¡¡HORCHATA!!!

Por el otro lado Man vs. Food que realiza una búsqueda más… sutil. Aquí parecería un programa sobre cocina interna estadounidense de no ser porque siempre acaban virando hacia… no tanto lo bizarro —definición inglesa— como lo grotesco. Sí, también hablan de cosas picantes, o cualquier otro extremo que les sirva para justificar esa apuesta, ese enfrentamiento. Y lo más sencillo es sacar no algo extremadamente grasiento, sino algo extraordinariamente grande.

Lo que según mi punto de vista le quita gran parte de la gracia al asunto. Al final es simplemente un… Desafío Homer Simpson. Ver quién puede comer cuanto. Muchas veces ni la elaboración ni, desde luego, la calidad juegan algo importante. Sólo el tamaño, de una manera parecida a la que las explosiones acaban condicionando Mythbusters el gigantismo vertebra el interés y la búsqueda de diversión de Man vs. Food, que es —con todo— uno de los más importantes programas del canal por espectadores. Hasta el punto de acabar creando una versión temática a partir de la edición de programas antiguos llamada Amazing Eats.

La búsqueda de una conexión temática ha estado presente durante años, si bien en demasiadas ocasiones ha sido por el simple concepto de que si se habla de comida en viajes se puede hablar de los sitios de comida durante los viajes. El comer en carretera pasó a vertebrar entre 2006 y 2007 distintos programas y aproximaciones, desde Feasting on Asphalt, Road Taste —presentado primero por los hijos de Paula Deen y, después, por los Neely— y, por supuesto, Diners, Drive-Ins & Dives. Celebraciones más o menos efectivas de los locales de carretera, las dietas grasas y todas esas cosas divertidas.

En el lado contrario de la mesa se encuentra _The Best thing I ever ate _ que pone a distintos chefs y correlatos a guiar una visita al lugar en el que se hace su plato favorito y explicar cómo se consigue esto. Restaurantes, claro, no la cocina de la casa de su madre. Todo ello, lástima, en los Estados Unidos. Aunque las recetas están ahí para algo. Claro que según qué cosas

Por supuesto todo este tipo de programas no podían dejar de lado España. Como decía en la anterior columna por aquí tuvimos el antecedente de Un país en el buch… en la mochila el programa que durante un lustro, de 1995 a 2000, mostró al cantautor Jose Antono Labordeta realizando un descubrimiento de España según sus paisajes, gentes, ocupaciones y, por supuesto, al comida. Ahora tenemos UN país para comérselo y entre medias… poco. Alguna cosa del Canal Cocina, que incluye ideas tan originales como Cocineros españoles por el mundo, con un episodio dedicado a Gibraltar que es como para montarle una fiesta. Por suerte España por eTapas o Escapadas con gusto sirven para atenuar lo que se realiza para el mercado interior.

Sin embargo para el exterior los dos grandes referentes son dos programas del mismo año, 2008, uno presentado por un español establecido allí, Jose Andrés, que en Made in Spain daba el clásico repaso a las gastronomías. En frente tenía a la actriz e hija adoptiva de Talavera, Gwyneth Paltrow que en compañía del chef Mario Batali —otra estrella del Food Network USA — y otros dos compañeros de viaje. En general se diría que su mayor atractivo ha sido exponer al exterior la riqueza gastronómica de España (¿Era algo así el cliché, no?) aunque algún beneficio añadido tuvo.

Mientras tanto Anthony Bourdain, a quien también volveremos a ver por aquí, tiene otro programa más, The Layover, en el que usa un truco. Tiene sólo 24 horas en cada destino. Vaya, vaya.

¿Qué hemos sacado en claro de todo esto? Pues que divulgar está bien, conocer cosas nuevas mejor, y que hacer el payaso no debería ser imprescindible. Pese a lo cuál quizá una de las mejores cosas que han salido de estos gastro-travelogue es The Trip. El repaso que Steve Coogan y Rob Brydon, con Michael Winterbottom a los mandos, le meten al formato: Disfrútenlo.

Jónatan Sark | 20 de febrero de 2012

Comentarios

  1. Cayetano
    2012-02-20 13:02

    No se donde encaja exactamente José Andrés al que conocí grabando un programa en Atxondo, en el restaurante de Víctor Arginzoniz. A rais de aquello vi algunos programas “Hecho en España”. La verdad es que me gusto esa forma de promocionar productos, Me extraña no verlo en este interesante artículo. Saludos

  2. Jónatan S.
    2012-02-20 13:19

    ¿Uh? Si que lo menciono:

    Sin embargo para el exterior los dos grandes referentes son dos programas del mismo año, 2008, uno presentado por un español establecido allí, Jose Andrés, que en Made in Spain daba el clásico repaso a las gastronomías.

    Quizá no le dedique demasiado espacio, eso sí, pero es que básicamente era un programa de promoción.

  3. Cayetano
    2012-02-20 13:25

    Cierto, estoy algo cegato. Confieso que lo he leido demasiado aprisa. Error mío :-(

    Con todo me gusto mucho el formato de su programa: claro y sencillo

  4. Cayetano
    2012-02-20 13:35

    Ahora me doy cuenta de que tambien tengo capada la conexión a youtube. Hoy no es mi día :-)

  5. Jónatan S.
    2012-02-20 13:36

    No, si yo lo agradezco porque seguro que he olvidado programas y asuntos.

    Sí, el de Jose Andrés era un programa bastante clarito, casi me parecía más cercano a un publireportaje sobre Consuman productos de aquí —Y, por lo tanto, algo subvencionable en lógica y sentido- mientras que el de Batali sí tenía un poco más, aunque tampoco demasiado, era casi un Celebrity Un País en la Mochila.

    Pero, vaya, todo lo que se use para promocionarnos en el exterior, tanto la comida como el turismo, me parece bien. Sobre todo comparándolos con las ideas locas de Jamie o el no enterarse general, desde el Zimmern que os he puesto arriba hasta alguno que me falta como en Rick Stein’ Spain que eran tan de vergüenza ajena que no me he molestado ni en ponerlos en esta columna.

  6. E. Martín
    2012-02-20 14:35

    ¿Para cuándo mezclas de formatos REALMENTE renovadores como Programa de Comida + El Último Superviviente o Programa de Viajes + Docureality de Cirugía Intestinal?

  7. Be
    2012-03-01 04:02

    “Jamie does Andalusia”, o “Jamie Oliver se folla una ensalada de tomate, el jamón de bellota y un perfectly good chorizo en cuestión de 10 minutos”. Es como mirar un choque de trenes.


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