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El receptor por Jónatan Sark

Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.

Mordiscos como entrantes

Como he venido comentando en las últimas columnas la identificación entre la televisión y su ficción serializada es importante y tiende a eclipsar todas las demás facetas que en ella podemos encontrar, motivo por el que tras un año tan ficción-céntrico como el pasado he decidido hablar de otros temas televisivos.

No sé en qué pensáis vosotros cuando pensáis en la televisión. Sobre todo en estos momentos en que podría estar hablando de radio o de telégrafo. El reinado de la televisión está en franca decadencia y nadie tiene muy claro cómo manejarlo. Sólo saben sacar inventos con más canales que recuerdan poderosamente a los cartuchos piratuelos que se podían encontrar hace unos… Espera, esto es lo que se conoce como el salto generacional, ¿verdad? La gente de la posterior, de la anterior y gran parte de mis pares no entenderán esta referencia. Nunca habrán tenido la suerte de cruzarse con un sistema de consolas o con un cartucho que proclame tener sus X en 1 juegos. Al menos no hasta que llegó la TDT o la televisión por tierra, mar y aire y se encontró con 400 canales que acaban siendo variaciones los unos de los otros. Mira cuántos canales entran en:

- Canales de películas con un mínimo de temática común. – Canales de series con un mínimo de temática común. – Canales infantiles —Es decir, series de dibujos, alguna de acción real y películas ocasionales, con suerte un programa al día que no sea ninguno de los anteriores— – Los canales anteriores, una hora después.

Estos serían los añadidos a los canales regulares, es decir, esos que tratan de convencerte de que se puede hacer televisión generalistas desde un estudio y con una cámara, quizá sin el cámara, como si tuvieran que demostrar que la televisión en España está preparada para un holocausto nuclear. Y hablando del bunker, también mucho debate, por supuesto. Habrá quien crea que los documentales son más interesantes y fiables, incluso educativos, que las opiniones, pero entonces en los periódicos habría datos y no columnistas.

El asunto es que eso reduce mucho la televisión y, sobre todo, elimina muchos otros programas, como los mencionados de documentales —que se han unido a la espectacularización en pos de espectadores— o los programas concursos —y que no tengamos aún un canal de programas concurso con Saber y Ganar en redifusión y antiguos episodios de Lingo dice mucho de cómo las cadenas menosprecian a la audiencia anciana femenina— por poner sólo un par de ejemplos.

Pero, además, arrincona en España a uno de los… ¿nos atreveríamos a llamarlo género? que arrasa en todo el mundo y ejemplifica las formas y maneras de entender la televisión y sus utilidades. Es decir, los programas de cocina. Que la cocina de España es rica y variada parece que es algo que todos sabemos —al menos tanto como la natación es un deporte muy completo o tenemos los mejores dobladores del mundo— pero que la forma de enfocarla y crear programas a su alrededor también es múltiple y variada parece que es algo que aún no hemos aprendido ocupados como estamos en diseñar televisión desde el bunker.

Así que por un corto espacio de tiempo creo que sería bueno echarle un ojo a algo tan aparentemente periférico como son los programas de cocina, ya veréis todo lo que ha evolucionado el medio y las distintas ideas que tienen para ellos. Y, por supuesto, estoy más que dispuesto a investigar y hablar de aquello que creáis que se me pueda haber escapado.

— Como estas cosas parece que se nos ocurren a todos a la vez puedo deciros que, aunque con un punto de partida distinto del que tendrán las columnas sobre este tema, llevan unos pocos podcast los chicos de Del sofá a la cocina hablando también de tele, cocina y tele sobre cocina. Que no se diga.—

Jónatan Sark | 09 de enero de 2012

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