Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.
Creo que supondríais que la idea principal de esta columna debería ser Salvemos Community. No dudéis de que la mejor comedia de la actualidad merece todo el tiempo que pueda conseguir pero aquí poco podría hacer más que explicar la lógica de la decisión de la NBC — por una vez parece existir, con números similares Withney aparentemente es una decisión más lógica que Community para acompañar a Chelsea —, tratar de tranquilizar al personal explicando que todos los años suele haber alguna serie cuyo regreso se retrasa y que en alguna ocasión eso no significa que no se la renueve —es decir, como el año pasado Parks & Recreations — pero que todo esfuerzo, ya sea con los hashtag #SaveCommunity o, sobre todo #sixseasonsandamovie además, claro, de firmando en http://www.save-community.com/ o en FaceBook y me temo que poco más se puede analizar.
Esperar una mejora en las audiencias o un cambio en los espectadores, teniendo en cuenta el número de espectadores potenciales que no lo son porque no pillan o les parece pretenciosa poca solución le veo. Más allá de que es una cadena impredecible y con muy poca audiencia y la historia en sí parece tener un final programado: En un año, dos como mucho, tendrán que graduarse. Si lo hacen en sólo un año la cadena conseguiría, además, una serie que se podría vender al circuito de sindicación, ese de pequeñas estaciones de televisión que emiten series semanales a diario —sí, lo sé, suena como España— y para las que hace falta una bolsa razonablemente grande de episodios para no quemar la serie repitiendo sólo un par de temporadas —¿ veis?, esto ya no suena como España— lo que compensaría mantenerlo para concluir la historia de manera razonable, especialmente siendo la gran beneficiada la productora de la misma, Sony, que ya ha demostrado ser capaz de bajar los precios por lograr estos tratos.
Dicho esto, y espero que algo más tranquilos mis teóricos lectores, hablemos una vez más de realidad y ficción. La excusa de esta vez: Regis Philbin, octogenario presentador de un programa matinal de gran éxito en USA, se retira. Durante estos últimos meses han ido apareciendo co-presentadores famosos, en parte como homenaje, en parte para probar los límites y las afinidades del programa. El desfile fue notable y el elegido para sustituir a Regis la primera semana acabó siendo Jerry Seinfield, luego seguirá habiendo rotaciones y aún no se ha elegido al sustituto final pero eso a nosotros no nos importa demasiado.
Lo que nos importa es que se supone que Regis se quejó por esta sustitución ya que aún se sentía maltratado por su aparición en Seinfeld, en el que realizaba un cameo —el programa entero, de hecho— con una frase que no le gustaba, no le parecía propia ni divertida —Y si estás pensando de qué podía tratarse, le decía a Kramer You’re bonkos — de manera que eso afectaría a su imagen. Ahí tenemos a la realidad afectada por la ficción.
El caso contrario. Siempre que hablo de la ficción bebiendo de la realidad suele ser porque tengo intención de mencionar a Jack Webb, como vimos la semana pasada el Método Webb es usado con enorme alegría y regocijo por Dick Wolf —Ese hombre— y, por extensión, por más series que quieren estar cerca de la actualidad sobre todo las de policías que no sólo siguen el método Webb de usar hechos reales como base, también se inspiran en personajes y situaciones reales, de manera que la guerra Leno – Conan puede dar ideas para un episodio de Castle, por ejemplo. Pero más allá de eso tenemos a las series de abogados que exponen estos hechos y juzgan sin mucho reparo, algo en lo que David E. Kelley es un maestro como lleva demostrando años, desde ese L.A. Law de la que acabó ocupándose casi por completo. Ahora en Harry’s Law, que comenzó queriendo ser algo nuevo y que ha acabado teniendo que convertir en la enésima revampirización de su serie clásica de abogados, pero también en series de otros creadores. Quizá la mejor en eso sea hoy por hoy The Good Wife, el prodigio del matrimonio formado por Robert y Michelle King no sólo suele ir pegado a la actualidad sino que, en ocasiones, logra que esa vaya y vuelva, como en el reciente capítulo sobre la comida escolar, que tenía su origen en las muertes por listeria ocurridas a principios de septiembre por un brote en melones, la plaga, que llegó a afectar comedores escolares, dio lugar a un episodio que se emitió a principios de Octubre y que, sin embargo, no ha dejado de causar muertes, las últimas a finales del mes pasado, si bien, y como es costumbre también mezclando ideas, datos y conceptos que da idea de lo útil que es acercarse a la actualidad pero no que sea necesario serle fiel realmente. Por eso la plaga de listeria de este año se confunde con la única más grave que esta, la que en 1985 causó la muerte de más de cincuenta personas por comer queso contaminado. Precisamente ese queso permitía a la serie hablar de otro tema, difícil de creer en un contexto real: Las discusiones federales para establecer la comida de comedor escolar que están tratando de establecer, por ejemplo, que un alto nivel de salsa de tomate en la pizza la calificaría como vegetal. Y os preguntaréis como hacía Seth Meyers en el Weekend Update del SNL: ¿En serio?
He ahí otro límite de la discusión, los falsos informativos, o los auténticos informativos pero con humor. A veces uno no sabe si la idea de que un informativo serio incluya youtubes de gatitos mientras que uno satírico cree sus propios virales debería de contar, pero el hecho es que estas falsas noticias, desde los periódicos satíricos hasta programas como Estas no son las noticias de las nueve o Have I got news for you pasando por supuesto por el Weekend Update y, desde luego, los dos más importantes de la televisión americana The Daily Show con Jon Stewart y The Colbert report. Dado que el famoso segmento 18 a 49 y especialmente los más jóvenes dentro de ellos han reconocido en numerosas encuestas que se informan gracias a ellos, ¿deberíamos suponer que la ficción humorística se ha apoderado de las noticias o que es la realidad la que proporciona un gran material dentro del es gracioso porque es verdad que tiende a acecharnos?
Cada vez más nos encontramos con hibridaciones, con esos teóricos realities que se quieren veristas, con personas que son en realidad pésimos actores, tan malos que resultan naturales de alguna retorcida manera, pues interpretan su único personaje, el asitself. pero en realidad están perfectamente guionizados —o, al menos, tanto como podría estarlo un concurso, lo que nos llevaría a pensar si Have I got news for you o QI deberían entrar en ficción o concursos, o variedades… y ya puestos, mirarlas conexiones del ex-*SNL* Rich Hall en todas estas propuestas— mientras en la ficción real se buscan tramas y personajes cercanos, sobre todo en España, en la que lo que no es patio es barrio.
El resultado, cada vez más cercano a convertir todo el audiovisual en un pastiche que sólo podría encajar en la etiqueta Variedades, es de una alegría para los postmodernos que de puro futurista parece imposible: La tácita separación de programas se diluye, no por el efecto ya os vale de cambios de planos y mentiras en programas de cocina y chapucismo vario sino porque a la gente le gusta la realidad ficticia, la ficción realista y todo el juego de espejos que hace que la realidad tenga que adaptarse a la ficción para ser creída y la ficción buscar modos de parecer tan desastrosa como suele ser. Todo lo cuál nos lleva a un momento como este:¿Realidad, Ficción o Variedades?