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El receptor por Jónatan Sark

Televisión hay, aún, por todas partes. Mientras avanza el siglo, e Internet la remplaza, queda como el electrodoméstico más importante. El que expulsa información sin parar. Información que debe ser sopesada. Esta columna tiene como finalidad y motor reflexionar sobre lo que se emite por televisión y considerar críticamente lo que en ella se ve y expone. Y lo hacía cada lunes. Sigue en elreceptor.com.

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Decía hace dos semanas que el vampirismo como protagonista y centro de la serie televisiva había sobrevivido durante los ochenta en las series infantiles. No sé hasta que punto puede culparse de ello a uno de los sorprendentes casos de piloto rechazado que vuelve a intentarlo… para fallar de nuevo. Me refiero a Mr & Ms. Dracula que en 1980 —recordemos, el mismo año de Drak Pack — propuso a los espectadores —y a los ejecutivos, que son casi peores— una comedia sobre la pareja Drácula que se mudaba a una casita en los suburbios. El centro y principal reclamo era Dick Shawn, actor y cómico americano cuyo trabajo más conocido era el de Lorenzo St. DuBois, el atroz actor contratado para interpretar a Hitler en la primera versión de Los Productores. Si bien nunca fue realmente popular el actor había logrado hacerse un huequecito con sus monólogos, pequeños papeles en películas y cortas apariciones en distintas series. En este momento trataba de lograr su propia serie… sin éxito alguno. Lo que no le privó de intentarlo de nuevo con un piloto diferente y el recambio de la Ms. Dracula – de Carol Lawrence, actriz de Broadway especializada en musicales, a Paula Prentiss, conocida por sus comedias con Jim Hutton y esposa del director Richard Benjamin- con un éxito notable. Siguió sin ser aceptada pero le reconocieron el tesón.

De forma que hasta los noventa no hubo serie vampirocéntrica y que fue… Si ya lo sabéis… ¡¡¡ Forever Knight !!! Empezó en 1989 como el piloto de la serie Nick Knight con el actor multidisciplinar —je— Rick Springfield interpretando al personaje titular que daba nombre a la serie, el Detective de Policía Nicholas “Nick” Knight. Para que os hagáis una idea del éxito del mismo, la serie salió a finales de 1992, se pasó a llamar Forever Knight y Springfield (un curtido actor televisivo conocido por su papel en General Hospital de Dr. Noah Drake —tranquilos, aquí no es un vampiro… aunque en General Hospital sería un tema menor— y que ha ido intentando otras salidas, desde la música a la primera serie adaptante de Blanco humano o la involuntariamente cómica serie de surfistas detectives Marea Alta. Un crack el chaval) fue sustituido por Geraint Wyn Davies. También pasó a ser producida en Canadá.. Así que técnicamente era la misma serie porque contaba la historia de un policía llamado Nicholas “Nick” Knight que resultaba ser —sorpresa, sorpresa— un vampiro, por lo que pertenecía al turno de noche. Esto lo vendes ahora y lo llaman El Vampirista.

Poco antes de que llegara el furor vampírico de los noventa pudimos encontrar una serie en la línea Old School del bueno de Barnabás, algo que es un motivo de alegría. Más o menos. En realidad lo que produce Vamp es, cuanto menos, asombro. Atentos al opening.

Vamp es una telenovela Brasileña. Sí, nada de Vampiros en la Habana, telenovela pura y dura de las de 172 episodios y secuela casi sin relación. Porque el éxito de este serial fue absoluto, pese a lo ridículo de la trama de dos adultos, que aportan al matrimonio seis hijos cada uno, que deben afrontar sus problemas cotidianos (?) y la llegada de los vampiros a su pueblo por culpa de una cantante de éxito mundial que quiere. aparentemente, grabar un videoclip pero en realidad está buscando una antigua reliquia para deshacer el pacto de venta de alma con un antiguo y poderosos vampiro. Una trama desquiciada y llena de giros y recovecos que se vio seguida por O beijo do vampiro, una segunda parte que compartía poco por la primera, esta vez será un jovenzuelo adolescente quien descubre que en realidad no pertenece a su familia, ese puesto es de una migo suyo criado en un orfanato, él en realidad es hijo de un vampiro inmortal que le cambió por el otro aprovechando que los padres eran la reencarnación de unos conocidos y esperando así que pudiera cumplir con su destino. Completan la danza de doscientos capítulos otros grupos de vampiros en guerra y un malvado constructor empeñado en tirar parte del casco histórico para hacer un centro comercial. Como decía, de segunda parte tenía el mismo parecido de Nick Knight con Forever Knight : Salen vampiros.

Pero eso fue antes de los cambios de los noventa. Cambios profundos y que, con mi habitual incapacidad para resumir, tendrán que ser desarrollados en un par de entregas —espero que sólo un par— antes de que los amigos de LdN me encierren en el calaburcio por exceso de verbosidad.

En dos semanas, que la que viene toca hablar de P’alante o, como la llaman en los estates, FlashForward.

Jónatan Sark | 30 de noviembre de 2009

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