LdN pretende ir recopilando textos de ficción descatalogados, inéditos, o de difícil localización.
por Germán Machado
El día de faena, el rebaño pasa por el brete. Allí se aplica el marronazo a todas y cada una de las reses. Del ganado muerto, un par de vaquillonas quedarán en la estancia para el asado de la peonada.
El día de faena, el patrón —un hombre de bien— reparte carne asada entre el personal de la estancia. Además de convidar con asado, el patrón presta a los peones más viejos unas dentaduras postizas. Las reparte tratando que los talles se ajusten más o menos bien a las necesidades de masticar de los desdentados. Luego que estos las usan, se las devuelven y él las guarda en el depósito de herramientas, desinfectándolas con agua y creolina. ¡Así de higiénica es la tarea en la estancia!
Es que el patrón sabe que en la próxima jornada de faena volverá a usar las dentaduras; por eso las conserva. No usará todas, por cierto, porque entre jornada y jornada, sucede que alguno de los peones viejos va a dar con sus encías bajo tierra.
2008-06-07 13:00
Un cuento redondo, Germán. No sé si está o no basado en hechos reales; a mí me hace pensar, tal como lo narras, que allá en el Uruguay todo sigue ocurriendo entre lo real y lo maravilloso.
Un beso.
2008-06-07 14:48
El intenso ritmo de actualización de esta sección, nos impide a los lectores seguirla como se merece.
2009-11-14 04:11
bueno esta bueno pero se da la vuelta en lo real y no real saludos a l banda
2011-11-20 06:32
Interesante cuento, malévolo comportamiento del patrono.