Si una casa es una maquina de habitar, la sociedad es un trasto de dar por culo. Juan Porras estudió arquitectura y ha vendido miedo por teléfono. Ahora sobrevive como comercial de fortuna. Si tiene usted algún problema y si lo encuentra, quizás pueda contratarlo.
El presidente de Nestlé, Peter Brabeck-Letmathe, podría haber o no haber dicho que los recursos hídricos deberían privatizarse porque solo aquello con un valor de mercado se cuida y conserva como es debido. Pese a basarse todo en unas declaraciones de hace ocho años, la gente se ha indignado ahora porque se veían llenando la bañera con botellas de Aquarel. O con Perrier, que tiene burbujas y también es de Nestlé. No se trata sino de el enésimo planteamiento de la Tragedia de los Comunes de Hardin pero se acerca tanto a la frase hecha “pagar por respirar” que se nos ponen los pelos como escarpias. El pobre Peter no lo entiende, pero ¿cómo podría? Es austriaco, y si algo se le da bien a Austria es crear villanos.
Adolf Loos puede ser un autor de primer orden para entender la arquitectura del S.XX o el instigador de un siglo de edificios cartesianos y desprovistos de alegría. Entendemos su tesis racionalmente, pero cuando algo se titula Ornamento o Delito y coloca a los horteras al nivel de pecadores hace menos por limpiar de artificios el paisaje urbano y más por pintar a su autor como un capullo intransigente. Un Aguafiestas. ¿Freud? Alguien que te dice que te quieres follar a tu madre no es buena persona. Aunque te la quieras follar. Ludwig Von Wittgenstein terminó siendo un buen tipo pero porque se sabía austriaco y por tanto villano. Y se esforzaba por no serlo. Pero cuando se le iba la mano dejaba críos inconscientes o sangrando en su escuelita rural de Otterthal.
Uno puede no estar de acuerdo con una tesis sin considerar a quien la enuncia malvado. Estoy seguro de que Friedrich Hayek debió ser una excelente persona y Ludwig Von Mises trataba bien a los animales. O no, yo que sé. Fundaron un grupo dedicado al pensamiento económico con el propósito expreso de “defender la Libertad”. Tal y como ellos la entendían, claro. La libertad solo de comerciar y poseer, de establecer relaciones de dependencia tan asimétricas como unos puedan permitirse y otros no tengan más remedio que aceptar.
Sobre grandes extensiones de la superficie terrestre los requisitos esenciales para la libertad y dignidad humanas ya han desaparecido. La posición del individuo y las asociaciones voluntarias se ven progresivamente minadas por la propagación del poder arbitrario. Incluso la más preciada posesión del hombre occidental, la libertad de pensamiento y expresión, están amenazadas por credos que, reclamando para sí el privilegio de la tolerancia cuando se ven en minoría, buscan solo establecer una posición de poder desde la que puedan suprimir y obliterar toda visión salvo la suya.
Este propósito fundacional, de haberse escrito en el 36, no habría requerido interpretación alguna. Pero se enuncia en 1947 con la Alemania nazi recién derrotada. Y tampoco se refiere precisamente al comunismo soviético pese a que lo use como hombre del saco. Se refiere a la filosofía de intervención estatal que a partir de la implementación de las tesis de Keynes y sobre todo tras la guerra articulan la economía de las democracias occidentales. A la Seguridad social y los seguros de desempleo, la educación pública y las leyes anti-monopolio. Sospecho que hay una primera versión de ese texto en la cual dicen que los cachorritos provocan cáncer y los helados son socialismo, pero por si quedara alguna duda de que su cruzada iba contra todo lo bueno y justo llamaron al grupo Sociedad del Monte Pelerin.
La imagen de un grupo de intelectuales reunidos para discutir el mejor modo de acabar con cualquier garantía social en aras de la libertad de acumular riqueza ya es bastante caricaturesca. Pero solo a un austriaco se le ocurre hacerlo en el Monte Pelerin y transformarlo todo en el libro perdido de Tolkien. Y eso sin conocer que el tinglado fue financiado por un grupo de industriales que todavía pensaban que al modelo que precedió al Crash del 29 no le pasaba nada malo, que a ellos les había ido de perlas. Por cierto, dicha sociedad sigue en activo. La próxima reunión es este mes de Junio en las Islas Galápagos, porque las remotas islas volcánicas también son muy de dar buen rollo.
Y aún no he hablado del Anarco-Capitalismo, también conocido como Anarquismo de libre mercado o libertarismo, como no, austriaco. Ni del obvio pero no tan genial elefante en la habitación.
De alguna manera, cualquier postulado por racional que sea, planteado por un austriaco cobra vida propia y se convierte en algo que bien podría ser la trama de una película de James Bond. Sin ir más lejos el plan del villano Dominic Greene en Quantum of Solace consistía precisamente en privatizar el agua de Bolivia.
Austria es un país precioso y Viena una capital encantadora, un puro merengue. Hacen pasteles y tienen dos palacios de la opera funcionando todo el año. Son como alemanes relajados o Italianos con ciudades limpias. Pero de la misma manera que cuando vemos una serpiente nos eriza el pelo de la nuca, cuando escuchamos a un austriaco hablar de arreglar el mundo podemos oír un trueno de fondo y una carcajada en la lejanía.