Los días 3 de cada mes repasaremos lo que ha sido y es la ciencia ficción en España y española: los autores, las mejores novelas y los hechos significativos de la literatura de ciencia ficción patria. Alfonso Merelo Solá es ensayista y conferenciante, ha publicado dos libros en colaboración (La ciencia Ficción Española y Franco: una historia alternativa) y uno en solitario (Fantástica Televisión en 2007). Mantiene dos bitácoras: memorando y Desde Tartessos.
Terminamos nuestro repaso a las décadas de los años 60 y 70 con la última entrega de esta serie dedicada a la edad de bronce de la ciencia ficción española.
En la producción de relatos y cuentos cortos destaca Alfonso Álvarez Villar (1930-1980). Fue profesor ayudante en la Universidad de Madrid y Doctor en Psicología. Sus primeros relatos se publican en una de las antologías de novelas de anticipación de Acervo, en el volúmen 7, y en la antología de Edhasa, editadas en el mismo año 1967. La antología de Edhasa es recopilada en 1966, un año antes de su publicación, por lo que los relatos en ella contenidos son anteriores en el tiempo a los que contiene la antología de Acervo. A partir de la salida al mercado de la revista Nueva Dimensión colabora habitualmente en sus páginas, bien como articulista o como escritor de ficción. Contaba Álvarez Villar que su interés en escribir ciencia ficción era debido a varias razones «entre ellas, porque soy un investigador científico. La ciencia ficción me gusta por sí misma. Me permite expresar mi tesis que quizá no podría escribir de otra manera».
Como muestra de sus temáticas podemos encontrar en El regreso de la luz la teoría (sic) de que la luz nunca se pierde y las imágenes se pueden recuperar en determinadas circunstancias. En La dulce mentira, su condición de psicólogo se destaca claramente al describir la soledad de un astronauta abandonado en un planeta, que crea una amante fantasma a fin de no volverse loco. Un relato humorístico es Toreo teledirigido, donde asistimos a un afeitado tecnológico de los astados. En La pareja que amaba la soledad nos anticipa el fenómeno Gran Hermano, el programa de TV, no la novela de Huxley. La tumba del astronauta refleja las teorías seudo-científicas de la época, referidas a los famosos astronautas extraterrestres del pasado, puesta muy de moda por el hostelero austriaco Erich Von Däniken. Asimismo en No Comerás nos presenta un curioso relato en el que se invierten los temas tabú, que en este caso no es el sexual ya que los aliens son más que promiscuos. El tabú que existe en el planeta, al que llegan los terrestres, es la comida o más bien la forma de comer. Esto dará pie a una serie de situaciones bastante chuscas y divertidas.
Juan José Plans (Gijón 1943) es otro de los escritores que se lanza a finales de los sesenta al terreno literario fantástico. Con títulos como La última noche o El gran espía del mundo, inicia una andadura que estará vinculada a la ciencia ficción por un largo periodo que continúa actualmente, no sólo como escritor, sino también como guionista de radio y televisión. Podríamos citar entre sus obras Las langostas (1967), Crónicas fantásticas (1968), El gran ritual (1974), Paraíso final (1975) o Babel Dos (1979). Su vinculación al género en otros medios nos ofreció una serie emitida por Radio Nacional de España en 1972, titulada Ventana al futuro. En la misma, entre otros temas, se ofrecían novelizaciones de relatos de corte fantástico. Narciso Ibáñez Serrador realizó una adaptación de su relato El juego de los niños que fue llevado a la pantalla grande con el título de ¿Quien puede matar a un niño? Asimismo es autor de un ensayo titulado La literatura de ciencia-ficción, publicada en la conocida colección Biblioteca cultural RTVE, en el que nos ofrece un panorama muy general de la ciencia ficción en el mundo. Fue redactor-jefe de La Estafeta Literaria lo que probablemente facilitaría que se realizara el monográfico en el número 390 (24 de febrero de 1968), dedicado a los escritores de ciencia ficción española. Entre los autores que se acercan al género, pero que no son profesionales del mismo, si es que este concepto puede aplicarse en nuestro país a algún autor, está Guillermo Solana, que en su vida cotidiana es periodista. Aparte de algunos cuentos publicados en las diversas antologías, Una negra pelota de tenis o Aterrizar a diez mil metros, escribe una novela titulada Los siervos de Isssco (Albia, 1980) una incursión que anticipa la moda del parque temático llevada a sus extremos. No hablamos de realidades virtuales informáticas, pero si de realidades construidas con actores, que son precisamente los siervos a los que hace referencia el título. Un referente podría ser la película Almas de Metal, aunque en el caso hispano los androides son sustituidos por trabajadores-siervos-esclavos. José Luis Garci, conocido por su faceta de director de cine y primer oscar español a la mejor película extranjera, realizó varios relatos de temática fantástica. En 1972 publica, con prólogo de Narciso Ibáñez Serrador, Adam Blake (Miguel Castellote. Bolsillo básica 15 nº 63), libro de relatos sobre las andanzas de un periodista del futuro. De Garci es el guión de La Cabina, en colaboración con Antonio Mercero, el popular y premiado telefilme que protagonizara José Luis López Vázquez. Con Mercero realizará otro telefilme titulado La Gioconda está triste, procedente de un relato del mismo nombre publicado en 1970. Este relato tuvo una polémica, pues Carlos Buiza, autor del que ya hemos hablado, reclamó la autoría de la idea original. Efectivamente, Buiza registro un resumen de guión con ese título en el año 1967. Garci publicó por primera vez su relato tres años después. ¿Conocía el director este guión, fue una coincidencia? En el acto de conciliación a raíz del estreno de la película no llegaron a un acuerdo. No he podido encontrar referencias posteriores a este caso. Un autor mainstream, Jesús Torbado, gana en 1976, en plena etapa de la transición española, momento políticamente muy oportuno para este relato, el premio Planeta con la novela titulada En el día de hoy. Se trata de una ucronía referida a la guerra civil española, en la que las fuerzas de la República ganan la batalla del Ebro y por ende la guerra. El protagonismo corresponde a Ernest Hemingway, en su etapa de corresponsal de guerra.Dentro del mundo de la literatura juvenil destacaron los escritos de Sebastián Estradé Rodoreda del que ya he hablado profusamente en esta misma sección.
Otros muchos comenzarán en la década de los setenta sus andanzas en el género fantástico. Varios de ellos permanecerán, de manera continuada hasta nuestros días, realizando sus trabajos dentro del campo de la ficción especulativa. No pueden ser particularizados aquí entre otros motivos porque, pese a que sus comienzos están en esta década prodigiosa, el grueso de su trabajo se extiende a años posteriores que no son objeto de este artículo. En otros artículos de esta misma sección se han referenciado ya algunos de ellos como son Gabriel Bermúdez Castillo, Ignacio Romeo Javier Redal. Otros serán objeto de próximos escritos.
Hay que concluir que el periodo de tiempo reflejado en estos artículos es para la ciencia ficción española en general un tiempo de lento auge. Si bien es cierto que la mayoría de lo publicado corresponde a traducciones de autores foráneos, se marcan unas mínimas bases para que la producción española se consolide en el mercado con una notable aceptación del público. Son las décadas de los cuentos o relatos cortos que conceden un amplio margen de posibilidades a los que empiezan. Algunos de los autores continúan en la brecha, otros pasaron a realizar otras actividades creadoras relacionadas en muchos de los casos con los medios audiovisuales.
Vemos también que la escasez de preparación científica, entendida ésta en el sentido de ciencia experimental, limita la capacidad de muchos de los autores que no intentan desarrollar historias con una temática de la que hemos venido a denominar hard-ciencia ficción. Las temáticas preponderantes son las de tipo religioso, psicológico y social. La temática social se ve potenciada por la posibilidad de luchar, en sus estertores, contra el régimen franquista y a partir de la muerte de Franco por la apertura y la permisibilidad que supuso La Transición y la llegada de la democracia, o esto que tenemos que se autodenomina así.
Son dos décadas de expansión en un primer periodo y de un asentamiento posterior. Dos décadas de un brillo especial por la cantidad y calidad de relatos que nos han sido legados. Dos décadas muy importantes, la última de las cuales tiene un nombre propio: Nueva Dimensión; la revista que es recordada por todos los aficionados y de la que pueden encontrar información aquí mismo, en Cuadernos de Ciencia Ficción, Libro de Notas.