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Cine a topicazos por Manuel Haj-Saleh

Manuel Haj-Saleh decidió un día poner sobre el papel esas eternas discusiones en las que se meten cinéfilos y cinéfalos cuando acaban de ver y disfrutar una mala película, plagarlas de lugares comunes e inundarlas de erudición vana para darles fuste. El resultado se llama Cine a Topicazos y podrán encontrarlo aquí exactamente cada diecisiete días.

Las adaptaciones

Si en el primer artículo afirmábamos sin rubor alguno que una de las frases más oídas al salir del cine era “esa ya la he visto”, hoy damos el salto mortal con tirabuzón y afirmamos con menos rubor todavía que hay otra que la supera: “El libro estaba mejor”.

Sí, desde que tenemos capacidad para leer y decidimos desperdiciarla con críticas cinematográficas, se nos viene diciendo que hay que distinguir entre novela y libro, entre adaptado y adaptación, que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Ahora bien, si me permiten el exabrupto: namielda. La Literatura ha proporcionado al cine al menos el cincuenta por ciento de las obras que hay en la pantalla, maestras y de las otras. Y seguramente me quedo corto. Tanto es así que grandes (y hambrientos) escritores han tenido que ganarse un magro sueldo escribiendo para otros, a veces a partir de obras de otros, y no pocos son los portazos y las cámaras rotas que se han tenido que ver y oír en los estudios cuando el autor del texto original acababa de los nervios ante el destrozo que director y guionista hacían de su trabajo.

¿Existe, sin embargo, tal destrozo? Hablamos de dos disciplinas diferentes a las que el tiempo ha acabado ligando. Incluso hoy se encargan novelas de las que vayan a salir películas después. Thomas Harris, autor de El Silencio de los Corderos, sabe mucho de eso. Dicen, dicen, que Boileau y Narcejac escribieron De Entre Los Muertos para ver si se la conseguían colar doblada a Alfred Hitchcock, lo que parece que consiguieron (Vertigo) Y así hasta el infinito. Pero, ¿dónde está el problema?

El problema, aunque parezca de perogrullo, es que un libro es un libro y una película es una película. Una imagen vale más que mil palabras, sí, pero también ha de saber interpretarlas para que esa imagen sea efectiva. El cine, dinámico como es, ha de moverse a ritmo distinto que la novela, ya que en esta última es el lector quien marca los tiempos. Y el cine, si no se conoce el “modo de empleo”, puede convertir un texto ágil y atractivo en un pésimo ladrillo que no hay quien se lo zampe (El Resplandor, Stanley Kubrick); pero si se conoce, puede igualmente convertir en mítica una pequeña historia de novela de aeropuerto ( Tiburón, Steven Spielberg).

Por otra parte, la pretendida separación entre libro y film esta poco justificada, ni siquiera bajo licencias artísticas. Si una productora toma un libro de éxito y lo adapta al cine, seguramente pretende que el grueso de sus espectadores (no, no me refiero a ese señor hiperalimentado que se sienta en la butaca delantera) acuda a la sala a ver en imágenes lo que hasta ahora sólo se había figurado en su mente, precisamente porque se han leído el libro y les ha gustado. Y, si no se es consecuente con ello, se corre el riesgo de acabar en fracaso, como sucede de hecho con la mayoría de adaptaciones: o bien los personajes no son como en el libro (y, tratándose de millones de lectores, eso es casi imposible), o bien la trama tiene saltos respecto al texto, o bien hay desorden en las historias, o —lo más habitual— la trama se simplifica en exceso. Si el espectador sigue el camino inverso, se dice, el resultado no es mucho mejor, ya que acaba asumiendo unas caras para los personajes del libro que inevitablemente vendrán de la película. Un caso paradigmático podría ser el de Philip Marlowe, el detective creado por Raymond Chandler cuyo intérprete de mayor éxito fue Humphrey Bogart en El Sueño Eterno (The Big Sleep, Howard Hawks), prestando una imagen al personaje que en nada se asemejaba al Marlowe de las novelas, pero a la que éste quedó atado para siempre. En una película cuyo guión fue parcialmente escrito por William Faulkner, ya que estamos. Pero todo esto último es más un problema literario que cinematográfico, en realidad.

La fidelidad al libro, sin embargo, nunca ha de ser exagerada, ni tampoco perfecta, salvo que el texto así lo permita (lo cuál, por otra parte, es rarisimo). Dado que el cine usa imágenes, resulta absurdo mantener el tempo de largas descripciones o disquisiciones filosóficas mientras intentas contar algo con cierto sentido y que pretenda enganchar. Esto es igualmente válido para los diálogos o incluso para las narraciones, que en modo alguno deberían usar el mismo lenguaje en un medio y en otro. Si, en Lo que queda del día (The Remains of the Day, James Ivory), unas conversaciones pausadas y afectadas casan perfectamente con el fondo de una historia ambientada entre la aristocracia inglesa, resulta por el contrario ridículo trasladar el floreado y barroco lenguaje tolkieniano, palabra por palabra, a la pantalla (El Señor de los Anillos, Peter Jackson). Es necesario recortar, adaptar y filtrar por el tamiz de los 35 milímetros lo que sobre el papel es un ejercicio de estilo para evitar que los diálogos entre personajes chirríen al oído. Recuerden que en los libros (en la mayoría) consentimos formas y giros expresivos que, trasladados a la vida real, quedarían incluso embarazosos. Esto es algo que muchos guionistas y directores siguen sin asumir hoy día, particularmente cuando se trata de adaptar libros complejos. Hablábamos en un artículo anterior de Lolita, que podría ser un buen ejemplo también de cómo no hacer una adaptación… al que no se haya leído el libro, probablemente se le quiten las ganas tras ver el film.

Un complemento que suele darse en las películas que adaptan novelas es la voz en off: un narrador fuera de la pantalla que, en determinados momentos, ejerce de puente entre los distintos puntos de la trama. Bien utilizado, puede ser un recurso muy útil cuando se adaptan novelas largas y son necesarios muchos cortes y elipsis, si se desea que la historia pueda seguir teniendo continuidad (Dune, David Lynch). Mal utilizado, supone una carga a la historia y al espectador que impide disfrutar de otros aspectos de la película, ya que la voz en off aparece omnipresente hasta el hartazgo (Sin City, Frank Miller/Quentin Tarantino). Si esto ocurre, en mi opinión, la adaptación está mal hecha, ya que ha fracasado al trasladar la historia de un medio al otro, pues utiliza el texto de origen como muleta vocal que no aporta nada a la narración por imágenes.

Naturalmente, no todas las adaptaciones se hacen de libros, teatro o cómics. Cada vez con más frecuencia, encontramos películas que se basan en series de televisión de éxito. Ejemplos: Mission:Impossible de Brian de Palma; Miami Vice de Michael Mann o la injustamente vilipendiada The Brady Bunch, dirigida por Betty Thomas y que da un inteligente giro a la serie situando a sus personajes (un viudo y una viuda que se casan entre ellos y cada uno trae tres hijos) en plena década de los noventa pero conservando la ropa y las costumbres de la familia WASP1 original de los sesenta. El resultado es convertirlos en inadaptados pero conservando su inocencia, que es la que provoca todas las situaciones cómicas. De todos modos, las adaptaciones de series pueden tenerlo más fácil en la taquilla, ya que provienen, a fin de cuentas, de medios “primos hermanos” y el traslado es algo más sencillo, además de poder ser alteradas casi a placer para ajustarlas a los parámetros de las nuevas generaciones que irán a las salas, un público radicalmente distinto del que las veía desde el sofá y al que sería mucho más difícil convencerle de que va a ver lo mismo con otros actores. Y el campo de adaptación no se queda ahí: también hay films basados en colecciones de cromos (Mars Attacks, Tim Burton), en atracciones (Piratas del Caribe, Gore Verbinski) e incluso en monólogos de humor (Mi Gran Boda Griega, Joel Zwick), bichos un tanto raros para un arte que tiene como pilar básico la palabra escrita, a pesar de todo.

En general, las sensaciones que buscamos cuando vamos al cine y cuando leemos son muy diferentes. Sin embargo, esto cambia cuando vamos a ver una adaptación de un libro que hemos leído y disfrutado. Evidentemente no podemos esperar encontrarnos en la pantalla con lo mismo que en la novela; mucho menos ver a los mismos personajes que nuestra imaginación ya ha predefinido… pero, inconscientemente, es eso precisamente lo que hacemos. Los niños son para eso mucho más exigentes que los adultos, y esa es la razón por la que las películas de Harry Potter tienen tantos fans como los libros del pequeño mago: están escritas de tal modo que sean perfectamente adaptables, con pelos y señales, a lo que cada libro ya deja mascadito, porque no puedes arriesgarte a que un grupo de ávidos lectores empiece a llenar la sala con gritos preguntando que dónde está el sombrero que habla. Los adultos somos un poco más esnobs: nos conformamos con que la película capte la “esencia”, aunque se deje a un lado muchos de los detalles (Chacal, Fred Zinnemann). Si la esencia se pierde, igualmente nos decepciona, aunque en este caso no sepamos explicar exactamente el porqué (Alta Fidelidad, Stephen Frears). Por eso es posible que el mejor elogio que se le puede dedicar al autor de una adaptación cinematográfica es que la gente salga de verla con una sonrisa y diciendo algo como “así es como yo la habría hecho”. O, en lenguaje poético: “tá clavao”. Claro que también podría ocurrir como cuando un obispo, creo que el de Chicago, salió en 1959 del cine tras ver Los Diez Mandamientos (The Ten Commandments, Cecil B. DeMille) y le preguntaron qué le había parecido. Su respuesta fue: “Vi la película. Me encantó el libro”.

1 White Anglo-Saxon Protestant, usualmente conservadores.

Manuel Haj-Saleh | 07 de noviembre de 2007

Comentarios

  1. Vicente
    2007-11-07 11:22

    Enhorabuena por el artículo, me ha parecido muy ilustrativo. Una pregunta, ¿qué le pareció al autor la adaptación de Soldados de Salamina?
    Respecto al tema, me quedo con una frase de Faemino y Cansado: “Torrente 3 mola, pero me gustó más el libro.”

    Un saludo.

  2. Alberto
    2007-11-07 11:38

    Te has quedado a gusto con los ejemplos, ¿eh? :D:D

    Es casi imposible valorar en plenitud una película basada en un libro si te has leído éste antes. Recuerdo hace mucho tiempo una discusión con mi tía a raíz de La ciudad de la alegría. A ella no le había gustado la película y a mí mucho. Ella continuamente argumentaba con las “traiciones” de la peli hacia el libro, la más gorda que donde en el libro hay un sacerdote en la película encontramos a Pauline Collins haciendo de enfermera. Y yo le respondía que ella no me estaba hablando de la película sino de la película comparada con el libro.

    Creo que si un libro te gusta mucho más vale no acercarse al cine a ver su adaptación…

  3. Manuel Haj-Saleh
    2007-11-07 13:46

    @ Vicente: Gracias. Sobre “Soldados de Salamina”, no me pareció mal el enfoque dado por Trueba, intercalando las partes de ficción con el pseudodocumental con las entrevistas a los payeses (delicioso el catalán que se oye en ellas, por cierto). Las partes de ficción son, sin embargo, más flojas, porque aunque Ariadna Gil sea uno de mis amores platónicos, se nota y mucho que el papel le viene grande, y Trueba, encima, le da demasiada bola. Es entretenida, no obstante, pero a diferencia del libro, que se lee con gusto repetidas veces, la película no te llama para verla de nuevo.

    @Alberto: has dado un buen ejemplo. Yo leí el libro algunos años después de ver la película, y desde luego tienen poco que ver, ya que en el libro el personaje principal es el Padre Lambert (que no existe en la película, la enfermera de Collins apenas guarda nada de él) y el doctor aparece como secundario con la historia ya muy avanzada, en plan “enviado de la providencia”. En realidad, la película trata al médico de la misma forma, pero la historia gira en torno a él (aparte de Hasari Pal, naturalmente). Sin embargo, me gustaron ambas y creo que Roland Joffé hizo ahí un gran trabajo con el material de Lapierre.

  4. María José
    2007-11-07 13:48

    Yo siempre lo he visto como cosas diferentes. Muchas veces lo que pasa es que el resultado de la adaptación es malo, independientemente de que se parezca o no al libro. Si el resultado es bueno, aunque no refleje bien el libro, da un poco igual. A mí “El resplandor” y “Lolita” me parecen muy buenas, independientemente de los libros.

    Es raro que una película supere un gran libro, como mucho puede hacerse una obra de más o menos el mismo nivel, pero está claro que muchas películas superan libros mediocres. Por ejemplo, “Beltenebros” de Muñoz Molina es un libro sosísimo y la película de Pilar Miró lo mejora notablemente.

  5. Alberto
    2007-11-07 14:04

    A mí eso me ocurrió con El cartero (y Pablo Neruda). La película me parece notablemente superior al libro de Skármeta.

  6. Ana Lorenzo
    2007-11-07 14:58

    A mí me gustaba la serie Misión: imposible, que ponían de noche y mi madre me aficionó a ver, con esa trama y esos trucos que no había quien se creyera, pero que entretenían mucho y con el equipo sincronizado al milímetro para resolver lo imposible. La verdad, que la primera película fuera precisamente la traición y liquidación del equipo fue una decepción. Menos mal que conservaron la musiquita.

    De Harry Potter y los niños… ¿has ido a ver las tres últimas con alguno? Porque los que han leído el libro ponen fatal las películas: no sale el elfo doméstico, claro, así cómo van a explicar tal y cual cosa; no dicen que el padre de tal está bajo el hechizo no sé qué... Y la última, ni te cuento cómo la ponen: pues vaya churro de batalla entre los maléficos y la orden; pues la muerte de Sirius, se entera uno porque lo ha leído, que si no…
    Ahora, de las dos primeras, aunque dicen los niños que está todo resumidísimo, les gustaron el castillo, los actores (sobre todo, Dumbledore, MacGonagall, Snape, Ron, Hermione y Harry) y, ¿adivinas?, la musiquita.

    Yo, confieso que no he leído El código da Vinci , porque no tenía ningún interés en el libro, pero fui a ver la peli; pensé, hombre, siempre tendrá una trama mejor que esas que no tienen ninguna. Bah, no sé, al menos actuaban Jean Réno y Ton Hanks, ah, y Audrey Tatou (bueno, la de Amélie ).

    Ah, y estoy de acuerdo en lo de El cartero y Pablo Neruda. Otra película que me parece genial es Viridiana, mejor que Halma, y conste que me gusta mucho Galdós.

    Un beso.

  7. Manuel Haj-Saleh
    2007-11-07 16:15

    @María José: Es evidente, por eso las películas basadas en noveluchas suelen tener éxito. Se me olvidó hablar aquí de las novelas y cuentos de Philip K. Dick, un autor que casi siempre ha sido llevado con éxito al cine, principalmente —sostengo— porque sus textos dejaban mucho campo libre a la imaginación de los cineastas. En cuanto a los ejemplos que mencionas, a mí “Lolita” (en sus dos versiones) me ha quitado todas las ganas de leerme ese libro, aunque quizá lo haga algún día. Con “El Resplandor”, el problema fue justo a la inversa: el libro me provocó tanto miedo que en el caso del film, cuando conseguí superar los diez primeros minutos comencé a bostezar porque no me estaba enganchando ni la mitad de la mitad (y el día que se me ocurra diseccionarlo del todo sé que recibiré amenazas de muedte :-)

    @Ana: De Jarri Poter vi sólo las dos primeras y no he leído ninguno de los libros. Quizá por eso la primera me gustó una barbaridad y de la segunda (aburridísima) salí echando pestes del cine. Pero en ambas me dijeron los churumbeles (conocidos) que fueron a verla que eran casi iguales a los libros. Supongo, también, que el placer de ver lo que has “visto” en el libro, influye positivamente en el juicio sobre el film; de otro modo, y sigo chinchando, no me explico lo de “El Señor de los Anillos”. en cuanto a “Mission:Impossible”, la serie no me gustaba mucho (la vi en reposiciones), pero el film creo que gana justamente con ese giro arriesgado que supone cargarte al equipo original, la traición que lo origina, y la composición del nuevo equipo. Por eso decía en el artículo que en estos casos los productores buscan más atraer a nuevo público (ya que es muy difícil conservar al reparto original, y eso es veneno para la taquilla) que a los incondicionales de la serie de años atrás. Por eso no fui a ver “Los Vengadores” :-)

  8. Marcos
    2007-11-07 17:18

    Para mí normalmente ver primero la película funciona como freno para que lea el libro, pero no al revés, y no me digas por qué, pero es así.

    En cuanto a “El resplandor”... vas por mal camino, muchacho, y efectivamente puedo asegurarte que si te metes con Kubrick las amenazas de muerte será lo más leve que recibirás. Y digo más: sin haber leído casi ninguno de los libros en que se basan sus películas, puedo asegurar y aseguro que tiene toda la pinta de ser uno de los mejores adaptadores de la historia del cine.

    Si durmiese la siesta ahora me acostaría.

    Saludos.

  9. Alber
    2007-11-07 17:41

    María José: es raro que una película supere un gran libro, pero a veces pasa.

  10. Alberto
    2007-11-07 18:32

    ¿Kubrick? ¿Ese pelmazo? :P

  11. johnnnylingam
    2007-11-07 18:49

    No soy muy fan de Kubrick, pero El Resplandor me parece una adaptación muy lograda. También me lo pareció Lolita con todos sus fallos.
    Menos mal que fue Bogart el intérprete de Marlowe y no Cary Grant, como le habría gustado a Chandler.

    Contra lo que dice María, son infinidad las películas que superan a los libros en los que se basaron, desde Psicosis hasta Blade Runner pasando por El Padrino. Lo malo es cuando la película se hace a partir de una gran obra literaria, que es cuando vienen los problemas.

  12. Manuel Haj-Saleh
    2007-11-07 20:59

    No, si al final me van a hacer hablar de Kubrick, verás…

  13. Karlaki
    2007-11-08 00:47

    Kubrick, total, para unos cuantros cubros de juguetre que ha diseñadro…

    Menudo pelma.

  14. Rosie
    2007-11-08 12:15

    Debido a mi adolescente afición a la ciencia ficción, debo pertenecer a la exigua minoría que leyó “¿Sueñan los androides con ovejas electricas?” antes de ver “Blade runner”. Pues bien, es mi ejemplo de adaptación perfecta, curiosamente debido a que no sigue la trama, pero en cambio logra captar la “esencia” de la novela (bueno, esencia es muy vago pero creo que se entiende lo que quiero decir). En mi opinión Dick es un autor sumamente “adaptable” no por dejar mucho a la imaginación, sino porque era muy bueno imaginando tramas e ideas totalmente originales. A partir de la idea base, eso si, el cineasta tenía campo libre (por ejemplo Minority report y Desafío total se basan en cuentos cortos). Dejando claro que Dick no es un gran escritor des del punto de vista estilístico, y algunos textos suyos son demenciales (sus problemas mentales y afición a las drogas no ayudaban). Una adaptación no tan buena es Minority report, donde la paradoja temporal que es la base de la trama se soluciona de manera totalmente distinta en el cuento que en la película, y por mi gusto es mas interesante la del cuento (ya salió el topico de “me gustó mas el libro”, lo siento).

    Para acabar, no acabo de coincidir con la lista de filias y fobias, cosa muy normal pues una lista así tiene mucho de personal. Si estoy de acuerdo que lo importante es tener claro que son dos medios totalmente distintos. Por eso no solo de grandes libros se hace malas pelis, sino de textos intrascendentes salen obras maestras (buena parte de la filmografía de Hitchcock lo prueba).

  15. Manuel Haj-Saleh
    2007-11-08 12:57

    Buenas, Rosie.

    Solamente quería decir que no estoy de acuerdo con que Minority Report no sea una buena película (de hecho, me parece que es la última buena que ha hecho Spielberg, porque las que vienen luego son bastante aburridas, cuando no auténticos pufos, y te lo dice un “fan”); es más, posiblemente habría sido peor meter el tratamiento de la paradoja que hay en el libro, ya que es muy poco cinematográfico por requerir (en cine) de demasiada explicación. Ese es el problema, que las paradojas temporales en cine son muy peliagudas y, o bien las haces en forma de cuasi-coña (como en “Regreso al Futuro II”) o te quedan como la eterna pata coja de la mesa (“Terminator 2: El Juicio Final”).

    Dick, en cualquier caso, es muy adaptable. A veces, incluso más adaptable que legible :-)

    Saludos.

  16. perto
    2007-11-08 21:55

    Me ha extrañado no ver referencia en la retahila de tópicos a El nombre de la rosa, es de esos casos en que me encanta la novela… y el libro también. Perdón, quiero decir la película tampoco. Cachis, ¡que no me gustan los dos! ¿O ninguno? Para mí que comparar un libro con su adaptación cinematográfica es como comparar el edificio del Museo del Prado con alguno de los cuadros que hay colgados dentro. Nada que ver, las peras y manzanas de aquella.

    Y por cierto, Lolita es tan infinitamente superior y rica en contenido a la película homónima, que el único atractivo que le veo a ésta es que puedes dormirla. Craso error adaptar novelones de esa categoría: nos dice que el director era un pretencioso cvuando empezó a rodar, y un frutrado cuando acabó. Yo ahora voy a adaptar En busca del tiempo perdido…

  17. Cayetano
    2007-11-08 23:02

    Interesante. Solo señalar que la versión del sueño “El sueño eterno” solo insinúa lo inmoral que es la hija pequeña del coronel (aka putón verbenero) la peli, en mi opinión está dulficada creo por rollos de censura.

    ¿Estaré haciéndome viejo? ¿Nadie recuerda el tercer hombre ?. No sabría decir cual me gusta más, la novela o su versión cine …

  18. Manuel Haj-Saleh
    2007-11-12 00:59

    ¡Cayetano! “El Tercer Hombre” es una de mis favoritas (y no sólo por Alida Valli, que conste). Y uno de los casos en los que me gusta mucho más el film que el libro, aunque sea de Graham Greene. Creo que Welles y Reed le dieron una riqueza, formal y expresiva, de la que el libro carece.

    Perto: es que hay que medirse, incluso con los tópicos. Lo malo de estos artículos es que me tengo que contener para no llenar diez páginas… :-)


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