Libro de notas

Edición LdN
Cartas desde Buenos Aires por V.V.A.A

Cartas desde… es un intento por recuperar el espíritu de las corresponsalías epistolares de la prensa decimonónica, más subjetiva, más literaria, y que muestre una visión distinta y alternativa a la oficial de Agencias.

Cuatro patas

por Roger Colom

En los últimos meses Argentina se ha metido en una crisis política y económica de esas que uno siempre dice, bien cómodo en su sofá, que se podían haber evitado. La misma comodidad indica que no es demasiado tarde: sólo hay que formular una política de estado. Lo que voy a hacer es levantarme del sofá, llegar hasta el bar de la esquina y comentar esto con mis amigos de la hora del aperitivo, como cualquier lunes después de una intensa jornada futbolística. Por comentar, me refiero en realidad a un monólogo. Es lo que uno hace cuando el ego se le aburre.

La política de estado, digo mientras me traen la cerveza, debe tener cuatro patas: educación, sanidad, comunicaciones y energía. Como la de cualquier país, claro, pero con la diferencia de que aquí, por el momento, hay dinero y oportunidad política. El dinero viene de las retenciones que hace el gobierno a las exportaciones agrícolas, más o menos en torno al 40%; la oportunidad viene de que la presidenta, Cristina Fernández, todavía está a tiempo de convertirse en líder del país, con una mayoría favorable en el poder legislativo.

Vamos por partes. Primero las grandes empresas agroindustriales. Se quejan de que se está perdiendo la oportunidad de ayudar a crecer el país, aprovechando los altos precios de los mercados internacionales, porque las retenciones les quitan las ganancias. No me lo creo. Las retenciones tienen dos metas; la primera es que algo del dinero de esas exportacines se quede en el país y no vaya a los paraísos fiscales o a otras inversiones; la segunda es que el mercado interior, ya bastante inestable por la terrible inflación, se vendría abajo con los precios internacionales: habría hambre de verdad. La queja que sí es válida viene de los gobernadores de las porvincias cuya industria es primordial mente agrícola: de las retenciones sólo reciben un 10%, mientras que el resto se queda en el Gobierno de la nación. Y ahí está la jugada, digo yo sonriendo sin despegar el codo de la barra.

Ese dinero se podría utilizar para reforzar las cuatro patas de la política de estado que estoy tratando de contar. La primera es la educación. Hacen falta escuelas y personal docente. A montones y en todo el país. Colegios, universidades, escuelas técnicas, de todo. El país necesita gente formada en todas las profesiones y en todos los oficios. Además, esa gente no debería tener que venir a la capital para formarse, sino permanecer en sus pueblos y ciudades, y ayudarlos a crecer. Entonces, un plan nacional de construcción y equipamiento de escuelas no vendría nada mal. Y eso tiene que venir acompañado de un aumento salarial de los docentes bastante fuerte, para retener a los mejores. También se podría armar un plan en el que jóvenes de distintas disciplinas pudieran ir a las provincias durante algo así como cuatro años a dar clase. Ahí se encontrarían con que la vivienda la tienen pagada y podrían ahorrar ese dinero para cuando terminaran el servicio. A los jóvenes provenientes de la capital les vendría bien porque al terminar podrían decidir quedarse en la provincia donde han estado trabajando, irse a otra o volver a la capital; en cualquier caso tendrían un pequeño capital con el cual empezar. Si quisieran permanecer en la docencia tendrían suficientes puntos como para poder escoger destino.

La segunda pata es la sanidad. El país está falto de hospitales y clínicas a un nivel tercermundista. Mucha gente de la provincia de Buenos Aires llevaba años utilizando los servicios municipales de la capital (autónoma), hasta que el gobernador de la ciudad decidió que eso se había acabado. Igualmente, muchas otras personas vienen del interior a tratarse en los hospitales porteños, el peor centralismo. Aquí se podría adoptar un programa similar al de la educación: exportando personal médico a las provincias con buenos incentivos. Una de las razones de este tipo de planes es evitar el flujo de gente hacia el Gran Buenos Aires. Descentralización: lo que en Argentina se llama federalismo. Pero no puede haber federalismo si no hay una política real de infraestructuras.

La tercera son las comunicaciones. Lo que está claro es que hay que cablear (o poner antenas) todo el país para que todo el mundo tenga teléfono e internet a precios asequibles. Sin telecomunicaciones, está claro, salir del agujero, crear nuevas empresas, nuevas industrias, resulta cada vez más difícil. También hacen falta carreteras y ferrocarriles. Pero sobre todo ferrocarriles. En los 90 la gran red de ferrocarriles que tuvo Argentina se desmanteló. Había paridad entre el dólar y el peso, y el petróleo estaba barato. Jauja. Ahora hasta Estados Unidos está pagando su mala política en este aspecto. Los trenes gastan menos combustible y ensucian menos el medio ambiente. Además, el transporte de personas y mercancías resulta más eficiente. Los ferrocarriles, como elemento articulador del país, deben estar subvencionados. En lugar de subvencionar, de una forma u otra, el transporte individual, hay que hacerlo con el colectivo. Además, esta es otra forma de bajar los precios de los productos agrícolas en su camino a las ciudades. (Últimamente se habla aquí de un tren bala entre Buenos Aires y Rosario, pero ese es un gasto para ricos; lo que hace falta no es una línea bonita y eficiente, sino una red que llegue a todo el país).

Cuarta pata: energía. Con las enormes extensiones de que disfruta la Argentina, no estaría nada mal invertir en energía solar y/o eólica. Ver qué planes tienen en Alemania o Japón y trabajar por liberarnos, por lo menos parcialmente, del petróleo y del gas, cada vez más caros. En Alemania, donde tienen un buen plan de ayudas para que esta industria se ponga en pie, hasta los norteamericanos (que no lo tienen) están invirtiendo. ¿Por qué no promover ese tipo de inversión aquí? Como es una industria en ciernes, todavía tiene un gran componente de I+D, por lo que necesita cientos, miles de ingenieros y aporta empleos con buenos salarios. Las empresas extranjeras que están experimentando en este campo vendrían y crearían industria en un país que la ha perdido en buena medida; y eso con el añadido de todas las industrias aledañas, que probablemente serían nacionales. Si Argentina no puede con los actuales precios del petróleo, tampoco es que le vaya demasiado bien con la energía eléctrica. Este puede ser un camino.

Esas son las cuatro patas que hay que reforzar. Y quizá habría que añadir una quinta: la investigación. Hoy en día ya nadie puede construir un país, sacarlo adelante, sin invertir fuerte en la infraestructura que hace falta para la ciencia. Y esto no tiene que ver sólo con evitar la fuga de cerebros endémica en Argentina, también es cuestión de atraer cerebros. Pasar de un país que exporta talento a uno que lo importa. Esa, no cuesta nada decirlo, es la verdadera señal de que un país puede crecer y enfrentar el futuro.

Todos estos proyectos evidentemente darían trabajo en la construcción, en la industria, en el comercio y en el transporte. Y este, creo, es el tipo de “políticas electorales” que hacen falta. Con una buena publicidad para cada proyecto y para todo el conjunto, no veo por qué la gente no va a votar al partido en el Gobierno. También es importante que un gobierno, cuando hace cosas para la gente, le recuerde a esa gente lo que ha hecho. Si las cosas le van bien, lo más probable es que la presidenta salga elegida para un segundo mandato. Eso le da siete años y medio, empeznado ya, para poner todas estas políticas de estado en marcha. Además, ¿qué mejor forma de silenciar a la oligarquía del agro que una serie de planes y proyectos reales para la articulación del país? ¡Incluso se les podría invitar a participar!

Ahora tengo la boca seca, he hablado mucho. Me pediré otra birra, y luego vuelvo a casa: mi sofá me espera.

Roger Colom | 13 de mayo de 2008

Comentarios

  1. DIEGO ALEJANDRO DUARTE LADINO
    2008-07-30 05:24

    ESO NO ERA LO QUE BUSCABA PRESISAMENTE


Textos anteriores

-
Cuatro patas [13/05/08]
-
Tirar el dinero [22/04/08]

Ver todos

Librería LdN


LdN en Twiter

Publicidad

Publicidad

Libro de Notas no se responsabiliza de las opiniones vertidas por sus colaboradores.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
Desarrollado con TextPattern | Suscripción XML: RSS - Atom | ISSN: 1699-8766
Diseño: Óscar Villán || Programación: Juanjo Navarro
Otros proyectos de LdN: Pequeño LdN || Artes poéticas || Retórica || Librería
Aviso legal