Cartas desde… es un intento por recuperar el espíritu de las corresponsalías epistolares de la prensa decimonónica, más subjetiva, más literaria, y que muestre una visión distinta y alternativa a la oficial de Agencias.
Manuel Haj-Saleh
Editor de El cuaderno de Otis B. Driftwood
Dicen que el desarrollo de un país se mide por su nivel cultural, de alfabetización y yo qué sé cuántas cosas más. Esto no deja de ser un tópico con hebras de realidad, pero que podría ser aplicable en cierto modo si nos fijamos en la prensa de ese país. No hablo solamente de lo que leen sus ciudadanos, sino también de qué se entiende por tratamiento informativo de la realidad. Conocemos, por la Historia, que la prensa británica o estadounidense son (o han sido) estandartes del cuarto poder, capaces de equilibrar, e incluso de derribar, los abusos producidos por sus gobernantes. Igualmente entendemos así la prensa francesa, añadiéndole un cierto tufillo cultural o “chic” inherente a ese país (otro tópico). Por cercanía conocemos también (y despreciamos) la prensa española, que entendemos como justo lo contrario; esto es, de una sujeción más o menos disimulada a los hilos de los peces gordos, que no necesariamente son los políticos. Pero se habla poco, casi nada, de la prensa o de los medios de comunicación alemanes, más allá de que en ellos se pueda nombrar a España por algo que quizá no nos merezcamos. De ahí el objetivo de este pequeño artículo.
¿Qué leen los alemanes y por qué?, es la pregunta que nos hicimos en su día. Aunque parezca mentira, en un país de casi ochenta millones de habitantes y con semejante nivel de desarrollo no se vende tanta prensa como se podría suponer, ya que la gente prefiere informarse por radio o, mayoritariamente, por televisión. La difusión por internet es también amplia en un país donde el grado de penetración de este medio es casi general, de un modo u otro. De todos modos, quise hacer un pequeño husmeo (ni siquiera merece llamarse investigación) sobre cómo se distribuyen esas lecturas entre la población y cuáles eran las tendencias políticas de los media. Y me encontré con algunos datos más que interesantes, que incluso a los bizarros íberos nos pueden parecer curiosos.
Por ejemplo, que al igual que en el Reino Unido existe una prensa de corte “popular”, de gran difusión fundamentalmente entre la gente más humilde, pero que he podido ver como era leída por señores con traje y corbata [1]. La estrella en estos medios es uno bien conocido, creo: Bild, posiblemente el tabloide más vendido en la Europa continental. Perteneciente al poderoso grupo de Axel Springer, Bild contiene todos los ingredientes que en su día hicieron famosos a los tabloides británicos: grandes titulares en portada, noticias políticas y sociales contadas en pocas líneas, chicas desnudas en contraportada y una tendencia hacia el sensacionalismo que le da su seña de identidad. A cierta distancia le sigue otro, más moderno, denominado L’Express, pero que parte de las mismas premisas. Pueden ver que sus páginas web tienen también una estructura parecida. Como es esperable, estos diarios no tienen una tendencia política concreta (más bien son contra-políticos) y su principal fuente de ingresos son los escándalos, especialmente de los “Promis” (famosos). Exigen, casi, que les concedan entrevistas y atacan la reputación de quien se niega a ello. A pesar de ello, se jactan de ser diferentes a los tabloides del Reino Unido en la medida en que los alemanes pueden exagerar las noticias, pero no se las inventan. Curioso es también el papel que desempeñan en la difusión de la cultura; por ejemplo, “Bild” suele sacar colecciones de libros clásicos o best-sellers, de buena encuadernación, a un precio ínfimo y que se venden aparte del diario (no es necesario comprarlo y permanecen en los kioscos o librerías bastante tiempo).
Si cambiamos de tercio y nos adentramos en la prensa seria, estoy seguro de que algunos de los nombres sí les van a sonar. En este sentido, yo diría que el más famoso de los diarios es aquél que Carrascal nunca sabía pronunciar: El Frankfurter Allgemeine Zeitung [2] o “FAZ” es toda una institución en este país y su prestigio e independencia está fuera de dudas. Sin embargo, no tiene tanta difusión como los tabloides por el hecho de que intencionadamente se dirigen a un público de cierto nivel cultural. Los mismos alemanes me dicen que tiene un lenguaje demasiado complicado y a éste que escribe le costó lo suyo leer y comprender sus artículos sin un diccionario a mano. El “FAZ” tiene a gala ser un tanto tradicional en su presentación y siempre ha mantenido el mismo diseño en su portada, que nunca [3] tiene imágenes. Su independencia no excluye el tener tendencia política, y tanto sus editoriales como sus columnistas son mayoritariamente de tinte conservador. Pero no es un diario exclusivamente político; su sección de Economía es casi lectura obligada si se quiere estar bien informado y suele estar financiada por los propios empresarios. Igualmente es muy reputada la sección de Cultura, que en Alemania se conoce por Feuilleton y en la que escriben personajes del mundo de la cultura, autores y escritores muy conocidos. Hasta la estética de esta sección está muy cuidada, como parte de su identidad. Al igual que hace, por ejemplo “El País”, publican libros por entregas y cuidan mucho la redacción de sus artículos.
El Süddeutsche Zeitung o “SZ”, editado en Múnich, es algo más social-liberal que el “FAZ” aunque tiene una estructura muy parecida y se orienta a un público similar, si bien la imagen que presenta es mucho más moderna y sí muestran imágenes de la noticia del día en portada. Es algo más sencillo de leer (aunque no mucho) y sus editoriales y columnas suelen ser bastante buenos, ácidos, irónicos a veces en exceso. En el terreno político intentan ser algo más neutrales y cuentan como principal activo su “Feuilleton”. El “SZ” es directa competencia del “FAZ”, aunque no sea tan conocido como éste.
Pero no es la fama la que da lectores: lo más habitual en Alemania es que los diarios locales superen a los regionales en ventas, aunque muchos de estos periódicos tengan una difusión que va más allá de su zona primaria de influencia. Por poner un ejemplo cercano al autor, se destaca el Kölner Stadt-Anzeiger, cuya sección de ofertas de empleo, que se publica los sábados, es conocida en prácticamente todo el estado de Renania del Norte –Westfalia. No supera, sin embargo, a la mucho más famosa y difundida del “FAZ”, también sabatina.
Porque esa es otra característica de los diarios en el país de las salchichas: no se publican los domingos [4]. Consecuentemente, es el sábado el día “estrella” de la prensa, con ediciones mucho más amplias, suplementos culturales, revistas semanales y una cobertura informativa y de opinión más detallada, habitualmente para revisar las noticias de la semana. Huelga decir que es el día en que más prensa se vende, igual que los domingos en España. Además de esto, existe un tipo de prensa más minoritaria (o quizá no tanto) que tiene la particularidad de salir semanalmente. El periódico más conocido en este sector es, sin duda, Die Zeit (El Tiempo), que cada semana presenta una colección de artículos más bien densos en los que se analizan en profundidad los temas más importantes que han sido noticia en esos siete días. Serios y con un nivel de redacción muy alto, también tienen una sección cultural que cumple estos cánones a rajatabla, lo que le convierte, casi, en un periódico para gourmets.
Quisiera completar este recorrido por los rotativos alemanes haciendo un somero repaso a otros medios de comunicación conocidos, sin entrar en mucho detalle, apenas para mostrar el espectro que cubren y cómo se ven reflejadas las diferentes tendencias:
Y para terminar, una corta mirada a las tres revistas políticas que más se leen en Alemania, que, salvando las distancias (las comparaciones siempre son odiosas, para nosotros, claro), podrían asemejarse a nuestros “Tiempo”, “Tribuna”, “Época”, “El Siglo” y otras. Son:
Y hasta aquí llego, sin haber tenido más tiempo para ampliar la investigación y averiguar, por ejemplo, por qué las revistas satíricas no son demasiado populares en este país. Les comentaba al principio que la mayoría de los alemanes, sin embargo, se informan por televisión, siendo el medio más popular el “Tagesschau”, o telediario de las cadenas públicas, de seguimiento masivo. Su independencia está fuera de toda duda, ya que separa perfectamente la información de la opinión, que siempre va una vez terminadas las noticias (el “Kommentar”). Después, por decirlo de una manera burda, la audiencia “se desperdiga” por el resto de canales. Aunque el hecho de que no haya publicidad desde las seis de la tarde y la calidad de los programas a esas horas deja un buen segmento de espectadores junto a las cadenas estatales. No se entusiasmen: pagan canon por ello y no es precisamente barato. Pero como decía Michael Ende (alemán, claro), esa es otra historia y ha de ser contada en otra ocasión.
Nota póstuma: Me dejaba en el tintero una cosa curiosísima de los medios de comunicación teutones porque no sabía dónde encajarla, referida a las entrevistas. ¿Sabían ustedes que, cuando se hace una entrevista a alguien importante, el entrevistado tiene derecho de rectificación? Esto es, se le manda la entrevista ya realizada antes de que se publique, por si el sujeto de ésta quiere rectificar, añadir o suprimir algo de lo que haya dicho en ella. No es una imposición legal, sino una norma no escrita que todos los periódicos cumplen de forma tácita… sí, estimados lectores, la cumple incluso “Bild”. Nos queda mucho que aprender en España, pero detalles como éste muestran que, en lo relativo a la prensa, aún seguimos en la guardería.
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[1] Hay que decir que esto es un dato relevante: en Alemania no es tan habitual como en España usar el traje y la corbata como vestimenta habitual de trabajo, salvo que tengas trato directo con clientes. Pero eso es otra historia.
[2] Significa, literalmente “Periódico general de Frankfurt”.
[3] Este “nunca” tuvo dos excepciones, sin embargo: el 9 de noviembre de 1989, con la caída del Muro de Berlín, y el 11 de septiembre de 2001, día de la tragedia de las Torres Gemelas en Nueva York.
[4] Con algunas excepciones, como “Welt am Sonntag”, si bien su difusión es limitada, ya que la mayoría de los puntos de venta cierran los domingos y lo más habitual es encontrarlo en aeropuertos o estaciones de tren.
[5] Sozialdemokratische Partei Deutschlands, partido socialista de Alemania
2006-03-23 20:32
El fenómeno de la prensa “popular” europea, inglés y alemán en concreto, es curiosísimo, cuando menos. Que países que entendemos, sobre todo Alemania, como el no va más de la civilización y la cultura, lean masivamente periódicos que hoy en día siguen ofreciendo tetas y sensacionalismo barato es absolutamente chocante, y no tiene una explicación sencilla más allá de esta: la supuesta civilización germana no es más que un tópico manido y viejo.
2006-03-23 21:17
Tiene otra explicación aún más simple: en España, ese tipo de prensa la representa (sin tetas, que para eso está la tele) el “Marca” o el “As”. Para lo demás, hay tomates, salsas rosas, atuslados, diariospatricieros… Es que no se lee.
Lo de deducir de ello que lo de la civilización germana es un tópico manido y viejo… pos no llego a reproducir con qué esquema mental se llega a esa conclusión partiendo del hecho de que existan tabloides. Yo le sugeriría una estancia allí, si no lo ha hecho y tiene la oportunidad, y comprobará que ni es tan tópico, ni es tan manido, ni es tan viejo.
Saludos.
2006-03-23 22:10
Hola, guapas. A mí, como sabeis, me interesan todos esos fenómenos de masas. Voy a presentar una conclusión premeditada: Sospecho que los países en los que los tabloides tienen grandes tiradas (tipo UK o Alemania) son los mismos que tienen grandes números de lectores. Lectores a secas. La curiosidad humana es lo que es. Podemos observar que esos mismos países tienen tiradas importantes de lo que se llama literatura culta. Y también podemos sospechar que el día en que en Espéin tengamos un lectorado culto verdaderamente amplio, tendremos también un lectorado de tabloides enorme.
Chao
2006-03-25 07:17
Estoy de acuerdo, cada sociedad tiene lo que se merece. O mejor dicho, tiene lo que merece. Aún así creo que en España hay varios vacíos de prensa. No existe una prensa que trate la política de manera independiente (no hay), ni tampoco prensa creativa de calidad. Son vacíos que llenarían a muchísimos lectores, suficientes para “rentabilizar”.
2008-12-04 16:34
Cuando vivia en Alemania, me encantaba leer el Bild Zeitung de vez en cuando. Especialmente el edcion de domingo por que habia un poco de todo.
2008-12-30 09:31
Creo como la lógica del mercado indica, que que hay para todos los públicos en todos lados. El hecho es la penetración que tienen estos impresos precisamente por sus inclinaciones claras y por ende influyen en la opinión.
Para un observador no alemán inquieta más conocer esa visión e interesarse por qué y cómo están viendo el mundo allá, otra perspectiva de la actualidad.
Un ejemplo de esto es la versión SPIEGEL ON LINE cuyo tratamiento de la fotografía y no hablo de peso de imagen sino del trabajo de fotógrafos es solo un ingrediente para detenerse a mirar, leer. El que lee es a su vez “leido” ¿Cómo lee el mundo a lo aleman?