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El último partido de George Best por Javi Martín

Genial con el balón en los pies, ocurrente ante los micrófonos, seductor dentro y fuera del campo, George Best sigue jugando cada mes su último partido en Libro de Notas. Javi Martín, autor de esta columna, solía fantasear con emular las andanzas del genio de Belfast. Enfrentado con la cruda realidad, ahora se conforma con escribir apasionadas historias sobre el mundo del deporte. Su hígado lo agradece.

La Copa Artemio Franchi, precursora de la Confederaciones

Comienza hoy la Copa Confederaciones, una competición que disputan cada cuatro años los seis campeones de cada una de las confederaciones de la FIFA más el campeón del mundo y el país organizador. El torneo lleva disputándose desde 1992. Las primeras ediciones se jugaron en Arabia Saudí con el nombre de Copa Rey Fahd, en honor a Fahd bin Abdelaziz, entonces jefe de estado del país islámico. Él fue el impulsor del torneo, contando pronto con el apoyo de la FIFA, atraída por el olor del dinero y la posibilidad de expandir el fútbol más allá de sus fronteras históricas, siguiendo el ejemplo de la Copa Intercontinental, que venía jugandose en Tokio desde 1980.

Aquel primer trofeo lo disputaron los campeones de la Copa América (Argentina), la Copa de Oro de la Concacaf (Estados Unidos) y la Copa de África (Costa de Marfil), más Arabia Saudí como país anfitrión, con victoria para la selección sudamericana.

Fue en la tercera edición, jugada en 1997, cuando adquirió el definitivo nombre de Copa Confederaciones y se estableció el actual sistema de ocho equipos repartidos en dos grupos. En 2005 se terminó de asentar la competición tal y como hoy la conocemos, con periodicidad cuatrienal y ubicación en el país que un año después ha de albergar el Campeonato del Mundo, algo que ya se había ensayado en la edición de 2001, que tuvo lugar en Corea y Japón.

El objetivo de esta Copa Confederaciones, tratar de designar al mejor equipo entre todos los continentes, de forma paralela al Mundial, ya fue en cierta forma ensayado anteriormente en otro efímero campeonato: la Copa Artemio Franchi.

Aquel trofeo, también conocido como campeonato intercontinental de selecciones, llevaba el nombre del que había sido presidente de la UEFA desde 1972 hasta 1983, fecha en que murió en un accidente de tráfico. La primera edición de la Copa Franchi se disputó en 1985. Dado que entonces el fútbol africano y asiático se encontraban en pañales, y que Europa y América del Sur eran los dos continentes con verdadera dimensión futbolística, se diseñó el torneo como un enfrentamiento directo entre el campeón de la Eurocopa y el de la Copa América, copiando en cierto modo el formato de la Copa Intercontinental, que enfrentaba a los clubes campeones de ambos continentes desde 1960.

Así que Francia, como campeón de Europa en 1984, y Uruguay, que había vencido en la Copa América de 1983, se enfrentaron el 21 de agosto de 1985 en el Parque de los Príncipes parisino, a partido único, para dilucidar cuál era el mejor equipo de ambos continentes, y por ende, del fútbol mundial.

El equipo francés era, en esencia, el mismo que había derrotado a España un verano antes en la final de la Eurocopa, a pesar de la lesión de Tigana. Platini seguía siendo la gran estrella y Giresse, Luis Fernández y Rocheteau, sus escuderos. Por parte uruguaya, la referencia era Enzo Francescoli, el joven mediapunta de 23 años que militaba en River Plate.

El encuentro fue dominado por el equipo galo, que a los cuatro minutos de juego ya se había adelantado, con gol de Rocheteau. A los doce minutos del segundo tiempo, el delantero del Nantes José Touré marcó el 2-0 definitivo. Francia inauguraba así el palmarés de la flamante Copa Artemio Franchi, un campeonato nacido con voluntad de continuidad y periodicidad cuatrienal, cuyas ediciones se deberían disputar alternativamente en suelo europeo y americano.

Sin embargo, a pesar de lo planeado, hasta 1993 no volvió a disputarse. Los problemas de fechas, las dificultades económicas y el hecho de que la Copa América se empezara a jugar cada dos años a partir de 1987, mientras que la Eurocopa lo hacía cada cuatro, complicaron la viabilidad del proyecto. Estaba prevista una segunda edición en 1988, a disputar en tierras uruguayas entre el equipo charrúa, campeón americano en 1987, y la selección que resultara campeona en la Eurocopa de 1988, a la postre Holanda. Sin embargo, aquello no prosperó.

En 1989 se disputó un partido entre la selección brasileña, campeona de la Copa América aquel mismo año, y Holanda, campeona europea en 1988. La FIFA no concedió carácter oficial al partido, por lo que la victoria de Brasil en aquel duelo intercontinental ante una Holanda lastrada por las bajas de Rijkaard, Van Basten y Gullit, a los que el Milan no permitió viajar, no acarreó título alguno.

Por tanto, la segunda Copa Artemio Franchi se disputó oficialmente el 24 de febrero de 1993 en el Estadio José María Minella de Mar del Plata. Argentina, campeona de América en 1991, recibía a Dinamarca, sorprendente triunfadora en la Eurocopa disputada en Suecia en 1992, a la que había llegado con una invitación de última hora por la exclusión de Yugoslavia. La selección de Alfio Basile acudió con su equipo de gala, donde se incluian Simeone, Batistuta, Caniggia y un Maradona que desafió al Sevilla para poder jugar el partido. En las filas danesas no estaba Michael Laudrup, que había renunciado a la selección un año antes, siendo su hermano Brian y el guardameta Schmeichel las máximas figuras.

Empezó marcando Dinamarca, con un autogol del defensa argentino Néstor Craviotto en el minuto 12, pero en la segunda parte Claudio Caniggia igualó el marcador. Así se consumieron los 90 minutos y la posterior prórroga. En la tanda de penaltis se impuso Argentina, con actuación destacada del portero Goycoechea, que, atajando dos lanzamientos, confirmó su fama de especialista en parar penaltis ganada en el Mundial de Italia 90.

Se puede considerar el amistoso que Brasil y Alemania jugaron en el Estadio Gottlieb-Daimler de Stuttgart (actual Mercedes Benz Arena) en marzo de 1998 como el epílogo de este torneo, aunque, al igual que había sucedido en 1989, careció de oficialidad. En algún palmarés de la Copa Artemio Franchi se incluyen ambos partidos, con su correspondiente asterisco. En 1998 un gol de Ronaldo dio la victoria al campeón sudamericano sobre el campeón europeo. Para entonces la Copa Confederaciones ya estaba rodada y creciendo, con tres ediciones disputadas. De la Copa Artemio Franchi nunca más se supo. Quedó para la historia como una anomalía, una idea de tantas, interesante pero fallida. Francia y Argentina pueden presumir de poseer un trofeo exclusivo.

Documentación:
Copa Artemio Franchi – Wikipedia
Hemerotecas ABC y El Mundo Deportivo

Javi Martín | 15 de junio de 2013

Comentarios

  1. enric
    2013-06-18 11:50

    qué curiosa la historia, no tenía la verdad ni idea de dónde ni de cuando venía lo de la copa confederaciones, de hecho creo que me enteré de su existencia la última vez que España la disputó, cuando cayó contra Estados Unidos en semifinales si no recuerdo mal.

    Este año daré todo mi apoyo desde Valencia para que podamos ganarla y disfrutar del título que nos falta :)

  2. Miguel A. Román
    2013-06-18 14:01

    Pues a propósito de esta “copa confederaciones”…

    A mí es que me sigue pareciendo una pachanga. Pachanga de lujo pero pachanga.

    Como enric yo ni me enteré que existía dicho trofeo hasta la última ocasión, y no sabía ni que era un torneo oficial, creí que era un amistoso publicitario.

    No veo en la calle ni la milésima parte de expectación que para otros eventos, pese a que en esta ocasión se han multiplicado los anuncios y los medios lo han proclamado con insistencia. Una presentadora televisiva el otro día se refería como “el único título que se nos resiste”… teniendo en cuenta que solo se ha intentado una vez, tampoco me parece el verbo apropiado, de lo que deduzco que hay “órdenes” de forzar la máquina.

    Y dudo mucho de que en los países no asistentes siquiera se hayan enterado.

    No sé si es un problema de fechas o de prestigio, pero de momento: pachanga.


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