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Cartas desde el exilio guineano por José Eburi Palé

Cartas desde… es un intento por recuperar el espíritu de las corresponsalías epistolares de la prensa decimonónica, más subjetiva, más literaria, y que muestre una visión distinta y alternativa a la oficial de Agencias.

Febrero de 1969 - el caos y la indefension de 300.000 españoles

por José Eburi Palé

Adios don Juan, las miserias de un inepto

Don Juan Durán Lóriga, primer embajador de Franco en Guinea, abandona esta a finales de febrero de 1.969. Cuentan que en el aeropuerto de Santa Isabel de Fernando Poo, y a punto de embarcar en el avión de Iberia, se encontró con Atanasio Ndongo, ministro de asuntos exteriores guineano, y este le comentó, mientras le estrechaba la mano, que tomaría su ida como una comisión de servicios “temporal”; enigmáticas palabras que cobrarán sentido más adelante. Acaba así la funesta intervención de Don Juan en Guinea, que dejó las relaciones entre los dos países absolutamente irrecuperables y al nuevo país sumergido en el caos y el terror. No se podía esperar otra cosa de un personaje cuya máxima preocupación durante los peores momentos de la situación guineana, fue construirse una piscina privada en su mansión en una de las zonas más bonitas de Santa Isabel.

Fernando Poo, tierra de nadie

Aeropuerto de Bata, 1969
Mientras en Bata se suceden los acontecimientos de la “Guerra de las banderas”, en la isla de Fernando Poo la ausencia de Macías provoca un vacío de control, y las juventudes deambulan por la isla cometiendo toda clase de vejaciones, especialmente contra los nativos Bubis.

Se implanta el toque de queda en las calles y la sociedad civil en Santa Isabel y San Carlos, se organiza lo mejor que puede, en ausencia de planes por parte del gobierno español. En el seno de muchas familias las mujeres y niños habían iniciado el éxodo a España y por lo general muchos cabezas de familia acuerdan pasar las noches en grupo, en casa de amigos y conocidos, esperando a que la luz del día disipara la tensión y el peligro de las doce horas de noche ecuatorial bajo el toque de queda.

Macías da orden de que se entreguen todas las armas a la guardia nacional, conocedor de que en Guinea mucha gente tenía armas de caza habitualmente.
La Guardia Civil hace tiempo que está acuartelada por órdenes de Madrid, al estilo numantino, y el cuartel empieza a llenarse de ciudadanos que huyen del terror. Muchos optan por entregar sus armas deportivas y de caza al comandante de puesto de la G. C. y así evitar su pérdida, gracias a lo cual pudieron recuperarlas en España meses después.
Ese fue el caso de nuestro conocido L. P., lo cual no fue obstáculo para que una mañana fuera detenido por las juventudes de Macías en una calle de Santa Isabel, por el abominable delito de portar en la parte trasera del Land Rover del Servicio un machete.
El machete en Guinea, como en cualquier país tropical, es una herramienta de trabajo imprescindible y cotidiana; máxime cuando el trabajo lo exige. Ese simple hecho le supuso a L. P. pasar 24 horas detenido en las dependencias de la policía y solo gracias a un telegrama de Macías desde Bata, enterado de la situación, fue puesto en libertad.

Santa Isabel, 12-10-68
La obsesión represiva de Macías hace que sus juventudes allanen las dependencias oficiales de la isla, en las que habitualmente existía un funcionariado bubi, y sean desalojados por la fuerza, en muchos casos, apaleados y asesinados unos cientos de metros más allá.
Este es el caso del servicio de Correos, en el que trabajaban cuantiosas personas de etnia bubi. Una mañana el servicio es asaltado por tres Land Rover de miembros de las juventudes y comienzan a maltratar a los funcionarios “aún españoles” del servicio. El jefe del mismo, R. A., sale en defensa de su personal y comienza su pesadilla; uno de los escasísimos episodios de agresión a ciudadanos españoles blancos en la historia de los peores días de Guinea.
R. A. es apaleado, sacado a la calle y atadas sus manos a la parte trasera de uno de los Land Rover. Es arrastrado por el vehículo y su cuerpo es abrasado y erosionado por el pavimento durante cientos de metros. El pavimento de las calles consistía en aquellos días en una capa de gravilla suelta sobre el asfalto caliente.
Cuando el destino, que no la autoridad, calma la situación, R. A. es curado de urgencia y evacuado a España en el primer avión.
Mientras tanto, Don Juan estaría preocupadísimo con las hipotéticas ofensas a nuestra bandera en Bata, el señor Castiella filosofaría en el palacio de Santa Cruz acerca de la batalla de Lepanto, el señor Carrero Blanco comulgaría en su iglesia de la calle de Serrano y Franco tal vez estaría cazando en los montes de Toledo. A Don Manuel Fraga no le imagino actividad.

El panico y la supervivencia

Tras los sucesos de Bata, comienza el éxodo de familias españolas, blancas y negras.
La vida normal no es posible en Guinea. La actividad comercial es inexistente y la inseguridad más absoluta campa por las calles.

Crucero Canarias, días de la evacuación
Comienza el éxodo a España, sobre todo de mujeres y niños, mientras los cabezas de familia intentan aguantar en el territorio aferrándose a una esperanza de cambio.
Los aeropuertos se convierten en un hervidero caótico de refugiados que esperan los vuelos de Iberia como única salvación. El despegue de los aviones es atropellado. Hay personas que vuelan con lo puesto, dejando allí toda su vida, sus enseres, sus recuerdos y sus bienes. Hay casos en los que algunas personas, con el pretexto de ayudar a subir las escalerillas del avión a alguna mujer cargada de niños, no vuelven a salir de él con la complicidad de la tripulación de Iberia, salvando así su vida. Muchos aviones, vuelan con el doble de su capacidad máxima de pasajeros y como siempre en nuestro país, la improvisación es omnipresente. Gracias a las iniciativas y el sentido moral de personas concretas, como es el caso de los miembros de la Guardia Civil y las tripulaciones de Iberia, se salvó la vida de infinidad de gentes; nunca por la labor de nuestro gobierno ni de sus representantes.
Guinea es un caos absoluto y si se pueden relatar casos y situaciones dramáticas sin fin, la tragedia real, amarga e imperdonable, es la de la inmensa mayoría del pueblo guineano.
Pueblo inocente, confiado y ajeno a las manipulaciones políticas de una panda de inmorales a los que les importaba un bledo su destino.

Los guineanos blancos y cierto número de guineanos negros, contaban con la tabla de salvación de una cierta vinculación con “la península” y tenían ahí una vía de escape de urgencia. Los ciudadanos de los poblados del bosque profundo de la isla y el continente, quedaban a su suerte, abandonados por la que se hartó durante siglos en denominarse “madre patria”, sin posibilidad de escape alguno ante una situación que les superaba y en manos de un paranóico del que muchas veces ni habían oído hablar, Francisco Macías.

La guardia civil, situacion kafkiana

El caso de la Guardia Civil, durante los episodios que se relatan, es objetivamente digno de reflexión y admiración sin paliativos.
La situación administrativa en la que quedó el cuerpo tras el día 12 de octubre aún no he sido capaz de ubicarla con exactitud, supongo que porque es imposible. Teóricamente, queda en Guinea como cooperación de España en materia de seguridad nacional en el nuevo país; situación ambigua donde las haya y que de inmediato originó infinidad de conflictos.
Un cuerpo armado se rige por una jerarquía de mandos y en ese punto nada estaba claro.
La realidad es que nunca estuvo a las órdenes directas de Macías como podría suponerse, y ni ellos mismos conocían el límite de sus prerrogativas, salvo por instrucciones mediante telex improvisados desde Madrid, según los acontecimientos se producían.

Al margen de las reflexiones jurídicas o administrativas, la Guardia Civil en esos días de terror actuó más con el corazón y un sentido moral que en base a marcos jurídicos inexistentes. Esto llevó a más de uno de sus miembros a caminar por la cuerda floja, pero gracias a su arrojo personal salvaron la vida a miles de ciudadanos españoles, blancos y negros, que nunca lo olvidarán.

Guardia Civil en Guinea
Como norma general y hasta el último momento, la G. C. siempre tuvo órdenes drásticas de Madrid de no hacer uso de la fuerza “bajo ningún concepto”. No contentos con ello, Madrid permitió que el cuerpo entregara a Macías gran parte de su armamento, a mediados de febrero de 1969.
De esta forma, el dilema moral de los mandos del cuerpo es profundo. Han de presenciar una situación criminal y caótica, sin poder intervenir en absoluto. No solo eso, sino que en plena crisis, reciben la orden de acuartelarse a toda costa.
Cuando la situación en Bata se agrava, tras la crisis de las banderas, tanto el cónsul de España, como el embajador han de abandonar el continente desde el aeropuerto.
Parece que en este caso la orden de acuartelamiento es suspendida excepcionalmente.
Nuestro cónsul y nuestro embajador hacen el recorrido hasta el aeropuerto bajo un cordón de la G. C. que va desde la residencia consular a las pistas, y que se va replegando a medida que la comitiva avanza.
Acto vergonzoso que altera la sangre de los miembros del cuerpo, simplemente cumplen tajantemente las órdenes de proteger a semejantes individuos, mientras el resto del territorio es una trampa mortal para ciudadanos españoles, blancos y negros, absolutamente desamparados y desprotegidos.

A finales de febrero, comenzó el éxodo de ciudadanos españoles, pero la capacidad de evacuación era insuficiente. Mucha gente no tuvo otra opción que refugiarse en el cuartel de la G. C. para salvar su vida, gente de todas clases y etnias, mujeres, niños y hombres.
El cuartel de Santa Isabel está desbordado, y se plantean los problemas típicos de un asedio en toda regla al estilo de Numancia o Massada.
La G. C. sigue con la orden de no intervenir ni salir de los cuarteles.

El aprovisionamiento de víveres, comienza en un principio sin problemas, pero un cierto día Macías decide dar una vuelta más de tuerca y prohíbe el suministro.

Cuartel de la GC, marzo del 69
Durante la noche sobre todo, grupos de las juventudes de Macías merodean tras los muros del cuartel, situación que se resuelve disparando al aire y con la huida en tropel de una panda de adolescentes presa del pánico, como no podía ser de otra forma.
Voy a evitar dar nombres, aunque no me faltan ganas, porque sería un acto de justicia y reconocimiento de méritos, hacia personas que hubieran merecido un homenaje público, si este país no fuera el que es y sus políticos una consecuencia directa de ello.
Cuando la situación es más crítica el comandante de puesto del cuartel de la G. C. de Santa Isabel toma una decisión, contraviniendo las órdenes ya mencionadas. Una mañana, pertrecha un par de Land Rover, se acompaña de media docena de miembros a su mando y a toda velocidad se dirige al palacio del gobierno, en la Plaza de España.
Los dos Land Rover frenan estridentemente en la puerta principal del palacio y los miembros de la G. C. toman inmediatamente posiciones.
La guardia del palacio desaparece a la carrera en cuestión de segundos.
El comandante, acompañado de dos o tres miembros de su confianza, sube las escalinatas y entran de inmediato en el despacho de Macías. Este se queda lívido y el comandante le encañona con su pistola en la sien. «Sr Presidente, si vuelvo a tener impedimentos para el suministro de víveres en mi cuartel, del que dependen cientos de vidas, la próxima vez que entre en su despacho, disparo».
Salieron del palacio a la misma velocidad y regresaron por las calles desiertas, al cuartel.
Toda la operación, no duró más de siete o diez minutos.
No volvió a haber problemas de suministros ni de acosos, al cuartel de la G. C. y este episodio nunca fue contado por escrito, ni por supuesto confirmado por nadie oficialmente.
Fue contado posteriormente por alguno de sus protagonistas a amigos personales, alguno de los cuales me honro en conocer.

Así fue como en Guinea se pudieron salvar muchas vidas y así fue como nuestro gobierno y su camarilla de intelectuales pasaron mientras tanto el rato.
La gente era torturada y asesinada por Macías en las calles, los poblados y el puro bosque. Mientras, algunos filibusteros se dedican a pergeñar cábalas en la línea de la más pura novela picaresca española, como es el caso de la opereta del asunto del Banco de Guinea, tratando de engañar al incauto Macías. Nuestros políticos también se dedican mientras tanto a sus más altos cometidos, como protestar airadamente por si tenemos uno o tres “trapos” ondeando en tal o cual edificio, o construyéndose una piscina en su mansión de Punta Fernanda.
De Manuel Fraga, nunca más se supo, bueno, él si supo, supo muy bien a donde quería mirar, e ir.

Macías pierde los papeles
Macías ha jugado sus cartas; sus inmensas limitaciones y su mente enferma han optado por la ruptura de relaciones con España, por un simple arrebato de ira y a lomos de su ignorancia política.
Expulsado el embajador y el cónsul españoles, Macías se pasea con una pistola al cinto por las calles de Bata. Su desequilibrio es mayúsculo y en el paroxismo de la paradoja, se dedica a visitar las casas de las familias de españoles blancos que aún residen en la ciudad, garantizándoles, rogándoles, que no abandonen Guinea.
Pretende razonarles que contra ellos no hay ningún problema, que son el sostén de las empresas guineanas, que les aprecia como guineanos de toda la vida y que siempre contarán con el apoyo, protección y garantías, suyas y de su gobierno.

_____________

La mayoría de fotos aportadas, provienen del fondo fotográfico de: http://www.raimonland.net/

José Eburi Palé | 25 de septiembre de 2007

Comentarios

  1. Eli
    2007-09-27 21:29

    De la lectura de este último artículo y algún otro anterior, me surgen algunas reflexiones.
    O el Sr. Eburi exagera y amplifica, consciente o inconscientemente.
    O el sistema judicial de este país tiene el encefalograma plano, especialmente la Fiscalía del Estado.
    Sucesos más lejanos en distancia y más ajenos moralmente a este país, han propiciado búsquedas de responsabilidades a nivel internacional, promovidos desde España.
    Eso sin hablar de la censura implícita y la desinformación del ciudadano medio.
    No entiendo nada

  2. Rober
    2007-09-28 18:13

    No acabo de creérmelo. Me parece surealista.

  3. Cayetano
    2007-09-28 18:42

    Bueno, como posiblemente no tenga otra oportunidad quiero felicitar al autor de estas cartas, aunque tengo algunas objeciones.

    Para empezar tengo mis dudas de que exista en ese pais (dentro o fuera) un conjunto de individuos capaces o capacitados de organizar ese pais sin caer en la tentación del mangoneo y el reparto de la miseria entre las tribus, etnias o castas diferentes a las suyas.

    Con cosas como éstas o sea comunicación directa con Dios (parecido a Bush) dificilmente puede esperarse que la situación de los ciudadanos guineanos levanten cabeza.

    Tengo información de primera mano de lo que sucede allí. Dejando a un lado la afición de muchos a culpar de todos los males al imperio español (muy útil tambien en la propaganda de la dictadura), hay cosas de las que no se habla.

    La corrupción no solo está generalizada entre el gobierno y la población de guinea, tambien entre muchos políticos exiliados.

    El futuro de Guinea es muy negro, aunque me consta el esfuerzo de muchas personas dentro de Guinea por mejorar la capacitación técnica e intelectual de sus habitantes. Tarea callada, muy arriesgada y peor vista por exiliados y gobierno corrupto.

    El proceso de desconolización no justifica todos los males de Guinea Ecuatorial, influyen la ignorancia, los sentimientos de pertenencia a una casta o etnia, el calor, la humedad, etc, etc,

    Pero me consta, como muchos paises africanos, que es un pais surrealista.

  4. Eburi Palé
    2007-10-01 23:16

    Estimado Cayetano.
    Escasísimas objeciones a tu comentario en lo que respecta a Guinea HOY, evidentemente está bien razonado e informado.
    Pero las cartas de esta serie, se centran en la reciente historia conjunta de Guinea y España hasta el momento de su independencia, y en ese sentido si hay algún matiz que rescatar.
    La actitud de España con Guinea en esas fechas fue cobarde y vil, porque se concedió a esta una independencia, servil con EEUU, ordenada por estos, precipitada en tiempo e improvisada en la forma. El petróleo de guinea se descubrió en 1964 y esa fue su sentencia de muerte.
    El abandono moral y económico de España, propició que, precisamente lo mejor del pueblo guineano en cuanto a formación, preparación y mentalidad, fuera torturado y asesinado por un demente, que dejó al país retrotraído nuevamente al neolítico.
    No se dio a la población negra ni a la blanca, ninguna opción, amparo, ni seguridad.
    La situación actual de Guinea es la que es y relativamente bien conocida en todo el mundo.
    Pero.
    La responsabilidad de España en eso, es flagrante y considerablemente alta.
    La responsabilidad de España en los impunes asesinatos masivos de Macias, es absoluta.
    La responsabilidad de España en al abandono y desamparo de un colectivo de españoles blancos, abandonados a su suerte y despojados de sus bienes, arraigos y propiedades, sin ninguna opción ni alternativa, es absoluta.
    La entelequia de cómo sería una Guinea de hoy, si la actitud de España hubiera sido responsable y honesta, queda desgraciadamente en el reino de las hipótesis y las cabalas.
    Posible y desgraciadamente, no sería muy diferente, pero al menos, nuestra hoja de servicios estaría limpia y sobre todo, se habrían salvado MILES de vidas de guineanos negros y algunos blancos
    Saludos

  5. Rober
    2007-10-09 16:23

    Yo creía que el asunto de los GAL era todo un escándalo.
    De ser verdad estos hechos, está claro que el tiempo transcurrido no exime de responsabilidad a los que permitieron que estas cosas ocurrieran, con el agravante de haberlas ocultado a la luz pública, tanto tiempo.
    Yo particularmente no tenía ni idea y me parece entre otras cosas, absurdo, creo que sería bueno hacer limpieza general y levantar alguna que otra alfombra.

  6. Loe
    2007-10-20 17:40

    No he oído hablar en mi vida de este asunto.
    Curiosa historia y u poco increíble su falta de trascendencia.

  7. maria
    2011-10-07 18:11

    mis padres, dejaron alli toda su vida, el gobierno se a desentendido de nosotros despues de 40 años seguimos esperando, mis pobres padres ya fallecidos se encontraron sin nada, vinimos con lo puesto llegamos a barajar un dia de marzo, recuerdo el frio y la lluvia de ese dia, sin nada a espensas de la familia, muy duro llegamos a madrid procedentes de bata, en el ciudad de toledo hasta santa isabel, y de alli en un avion de iberia, no nos cobraron nada, porque nada teniamos, tambien me acuerdo que cada vez que permitian que subieramos a un barco, tenian que darles una barcaza de fruta, y los hosbres segun iban embarcando les daban una bofetada, no me lo han contado yo lo he vivido, quien no lo crea, es asunto suyo, hay mas que podria contar, un salido

  8. Emealvarez
    2013-02-01 20:05

    Esta página de nuestra historia fue bastante vergonzosa, lo se por haberla vivido y sufrido abordo de crucero Canarias, cuando el gobierno de España, nos mando salir urgentemente para aquel pais, para prestar auxilio a todos los españoles y guineanos que lo necesitaban en aquel momento, sin embargo, estuvimos alli sin entrar en el puerto mes y medio, pasando hambre y calamidades, para nada, pues, no saltaron a tierra ni el grupo de asalto de boinas verdes que precipitadamente habían embarcado en las palmas de gran canarias. Eso si, después de cuarentaicinco días llegamos a las palmas con todos los guardia civiles que en Guinea estibieron durante muchos días acuartelaos. Cuando desembarcaron en el puerto de las palmas, se organizó un desfile impresionante, pero, que aún no se lo que celebrábamos, por que, a decir verdad, con aquella bajada de pantalones por parte del gobierno español, era para echarse a llorar o tirarse por la borda.

  9. José Eburi Palé
    2013-02-01 21:20

    Solo le pido a la providencia que, algún día, llegue a mis manos alguna información fiable que demuestre que nuestro gobierno de entonces, no solo actuó por cobardía y sumisión al tio Sam, si no que además, alguno o algunos de sus miembros, presuntamente, engordaron sus cuentas en Suiza.
    Sería un correcto broche y una rigurosa explicación de como fue posible que ocurrieran estos hechos.
    También, sería una lección a aprender que demostraría que en nuestro triste país, no hay nada nuevo bajo el sol.

    Nunca agradeceré lo suficiente a ldn, su soporte y apoyo para difundir esta miserable y bochornosa página de la historia de la reciente España, desconocida por la mayoría.
    Gracias Emealvarez por tus datos aportados y tu colaboración

  10. José Luis Rodríguez Jiménez
    2013-10-23 13:20

    Soy Profesor de Historia en la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid), José L. Rodríguez Jiménez.

    Estoy preparando un estudio sobre la evacuación de españoles en Guinea. Me gustaría hablar con protagonistas de esta historia.

    Agradeceré contactos a mi correo en la Universidad: jose.rodriguez@urjc.es

  11. José Eburi Palé
    2013-10-23 13:48

    Tomo nota de su correo.
    Contactaremos.

    Saludos


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