Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo y Jácaras y mogigangas, así como otros artículos de opinión. Leve historia del mundo se dejó de actualizar en agosto de 2006. Una selección y reordenación de estos textos se ha convertido en un libro, en papel y en pdf: Leve historia del mundo y el cómic Tratado del miedo.
Se acabó. Cien textos y dos años de publicación semanal ininterrumpida creo que son suficientes, para el autor y, sobre todo, para el lector.
La génesis fue sorpresiva y fulminante. Siempre he tenido tanta propensión a lo narrativo como incapacidad para desarrollar las historias que me asaltaban en forma de ideas o proyectos, pero en unas vacaciones en la costa en el verano de 2004 estos microtextos se me instalaron en la mente uno tras otro, y en sólo 3 días había escrito unos 20. De esa oleada apenas se salvaron cuatro, pero quedó fijada la intención y el modo: se trataba de escribir relatos brevísimos, realistas —verídicos—, con un narrador en tercera persona y objetivo, y sensibles, es decir, que en ellos los sentidos fuesen el cristal a través del cuál se asistiese a la narración. No había temática específica, sino que el tópico debía dirigirse hacia los terrenos de lo sensible, hacia historias mínimas, de seres mínimos —todos anónimos—, de lugares mínimos y en un tiempo equívoco, universal en lo posible, historias que revelasen la vida en la frontera entre el individuo y la multitud, entre la subjetividad y la conciencia, entre la visión y el punto de vista; historias en que la ambigüedad fuese la norma, sin moraleja ni moral más allá de la que emanase del suceso. Con alguna excepción creo haber logrado esos objetivos, independientemente del resultado estético o literario. Es cierto que entre las primeras historias y las últimas ha variado el estilo: mi aversión a la narrativa, supongo, han ido escorando los relatos hacia una forma poética en que el lenguaje se hacía con un mayor protagonismo, complicando la forma y acentuando, quizás, todos los objetivos. No sé cuál de esos dos estilos, el inicial o el final, será más valioso, pero en cualquier caso ha sido un viraje inconsciente e inevitable y sigo percibiendo cierta unidad en las cien entregas.
Por último, reconozco cierta insistencia en el desastre, lo macabro, lo patético, la muerte, aunque mi intento ha sido la salvación, aún en los más terribles, por la estética o los sentidos; quizás un paseo por el borde de la muerte que buscaba resaltar lo más hermoso, si lo hubiese.
Gracias a todos los lectores, los silenciosos y los locuaces: me he sentido acompañado y leído, y eso siempre ayuda a mantener en calma la inevitable vanidad.
Vale.
2006-08-31 14:41
No por leves dejaban de ser profundas. Emebedias del misterio de la vida, tus historias me marcaban una huella en forma de interrogante semanal que delataba la fragilidad del mundo. Por ello, gracias, Marcos.
2006-08-31 18:57
Gracias por tu generosidad al ofrecer estos hermosos textos a la curiosidad pública. :)
2006-08-31 22:40
¿Y qué hacemos ahora, los adictos? Ha merecido la pena. Saludos
2006-09-02 06:30
Sí, eso, que hacemos ahora los que nos habíamos acostumbrado a esta pesada levedad de la historia del mundo.
2006-09-12 01:51
Yo que era de los locuaces va a echar menos la silenciosa levedad de tus historias. Lo bueno si leve, dos veces, bueno. Ya se sabe.
2007-11-13 22:36
Mira Marco, apenas estoy llegando y te vas. No se vale. Ya empezaban a interesarme grandemente los escritos de tu cochambrosa mente … y haces mutis.
Favor de reconsiderar.