Reflexionando desde una cierta actualidad músico-discográfica, Mon Falcón nos lleva el 24 de cada mes a crear a modo de prosopografía una ilimitada red de influencias, multicopismo y ‘revival’ en la que ensaya sobre la falsa filosofía de la música POPular, sobre qué queda del ‘hazlo tu mismo’, quién engaña a los puristas, y sobre todo ¿qué ocurre a nuestro alrededor y por qué? Los falsos predicadores del rock’n‘roll pueden deteriorar la banda sonora de nuestras vidas… así que ustedes verán hasta dónde quieren saber…
The Flaming Lips comenzaron a formarse en 1983 y en 1985 debutaron en el mercado editorial con un EP; desde entonces hasta ahora su evolución es una de las más brillantes de cuantas bandas podamos apreciar, su sonido, su mensaje, su imagen… es incomprensible para alguien que lea en el mismo párrafo que son autores de la BSO de Bob Esponja mientras en sus textos han hablado de fetos e incubadoras humanas, o ver un directo del actual Wayne Coyne trajeado dentro de un globo gigante en su mundo de colorines frente a su estética trash de los años 80. Asi que hoy haremos un resumen de la carrera de esta banda tan peculiar, que desde su Oklahoma City natal (la ciudad peor valorada por los estadounidenses para vivir y la más aburrida) ha encumbrado a Coyne como lider espiritual del planeta indie.
Primera etapa: Su debut de 1985 ya apuntaba por irían los delirios de Coyne. El homónimo The Flaming Lips EP (Pink Dust/Lovely Shorts of Death) destacaba por los extremos, dulces melodías alternadas con gritos altisonantes, siempre para difundir sus surrealistas mensajes, mientras en lo formal el omnipresente sonido pop se ocultaba tras vendavales de puro noise, de distorsión y de una suciedad más propia del garage o del punk que de lo que realmente intuía parecer, y todo rodeado de un envoltorio psicodélico y siniestro por momentos que convertía aquellos cinco temas en un debut brillante (y opinión de quien escribe el “Bag Full of Thoughts” sigue siendo el mejor tema de toda su carrera).
Su continuación fue Hear is it (Restless, 1986) su debut en formato largo, su álbum más duro, más psicodélico y más punk, por lo formal y por el mensaje (temas como “Jesus Shootin’ heroin”, “Man from Pakistan” o “Charlie Manson Blues” serían hoy inviables para el señor Coyne). Oh my Gawd!!!… (Restless, 1987) alterna capas de psicodelia en su concepción más clásica con otras abiertamente ruidista, y Coyne comienza un viaje sin retorno a través de un mundo literario totalmente surrealista, además de la alternancia de temas extensos con otros de un escaso minuto ayudan a transmitir ese caos muchas veces carente de melodía.
Los siguientes son el menor Telephatic Surgery (Restless 1987) y In a priest Driven Ambulante (Restless, 1990) con el que comienza la colaboración continuada con Dave Fridmann (“Mercury Rev”: http://es.wikipedia.org/wiki/Mercury_Rev) que todavía hoy continúa vigente, y que significa un punto de inflexión. No era un gran disco, pero fue muy oportuno y les abrió las puertas a la industria.
En 1992 comienza una nueva etapa, cuando firman con la multinacional Warner. Y al contrario que otros muchos de su generación, el sr. Coyne no hizo otra cosa que dar más vueltas de tuerca en su experimentación, alternando álbumes que poco o nada tenían que envidiar a los mejores Pixies o Jane’s Addiction de la época, con otros totalmente conceptuales que se pierden entre las fronteras entre la ingeniería y la literatura. Esta etapa se abre con Hit to Death in the Future Head (Warner, 1992), un álbum muy divertido, y el más abiertamente pop de su carrera. El punto excéntrico es que termina con una pista de 29 minutos que reproducía todo el álbum acelerado al revés. Casi sin un respiro se publica Transmissions from the Satellite Herat (Warner, 1993) que les sirve para entrar en los cánones de la MTV (“She don’t Use Jelly”), participar en el Lollapalooza y entrar de lleno en el mainstream alternativo norteamericano, hasta aparecer en Sensación de Vivir…
Luego llegó Cloud Taste Metallic (Warner, 1995) en el momento álgido de la escena indie de los USA. Este es posiblemente su álbum más completo hasta entonces, pero fue un rotundo fracaso comercial. Hoy intuimos, con el paso del tiempo, que la ausencia de singles, de un hit que vender hizo que no tuviese el reconocimiento merecido.
Una vez que había saboreado el éxito tan de cerca, Coyne no pudo resistir la tentación de dar la nota, necesitaba escapar del estereotipo de banda alternativa norteamericana de los 90, y busca retorcer el concepto de álbum; es entonces cuando desarrolla el ‘Parking Lot Experiment’ que consiste en 40 caches reproduciendo en sus radiocasetes piezas compuestas para la ocasión, cuya reprodución simultánea debería dar origen a una sinfonia perfecta, y lo fue. Así se gestó Zaireeka (Warner, 1997), que consiste en plasmar el mismo concepto en formato de álbum, esta vez editando cuatro CDs de 8 pistas cada uno, que deberían ser reproducidos simultáneamente para el disfrute casero.
Terminados los juegos, vuelven al estudio en serio, y tan en serio. El cambio fue rotundo, y el resultado fue The Soft Bulletin (Warner, 1999) que abre una nueva etapa en su carrera, y que casi todos los medios encumbraron como mejor álbum del año. Básicamente ralentizaba los tiempos y sustituía el elemento noise por arreglos orquestales, creando una obra de pop preciosista, de pop adulto (no confundir con aburrido) con piezas que abarcan desde el clasicismo épico a la vanguardia sonora de fin de siglo. Pura emoción de principio a fin.Para la continuación nos ofrecieron su álbum más conceptual: Yoshimi Battles the Pink Robots (Warner 2002), para el que recuperan numerosas pinceladas de noise y psicodelia, pero que nunca volverían a ser las mismas. Fridmann se convierte en un miembro más de la banda, y la electrónica toma protagonismo. Se multiplican los efectos, las máquinas parecen trabajar por sí solas en un ejercicio casi perfecto en el que los elementos acústicos se ensamblan con las programaciones de un modo natural. Pero para completar el concepto faltaba la parte visual. Sus conciertos se convirtieron en un auténtico derroche escénico: globos de colores, peluches gigantes y decenas de, muñecos, robots y artefactos de broma para recrear el mundo de Yoshimi. Es entonces cuando surge la catarsis colectiva.
El 2005 fue un año revisionista, editaron Fearless Freaks un filme documental con sus 20 años de historia y diversas pistas de audio para poder disfrutar de varios documentales en uno, y por supuesto con su respectiva banda sonora en directo. Pero además fueron protagonistas de una entrega de las series Late Night Tales (Azuli/Cool Pool, 2005) que se dedica a pedir a una banda que seleccione sus mayores influencias para publicar una compilación al gusto; pero además The Flaming Lips incluyeron un tema propio, una versión de “Seven Nation Army” de los White Stripes (que ya habían publicado exclusivamente como cara b de un 12’’ en vinilo), saturada de bocinas, ruidos industriales y con una peculiar distorsión de guitarras, mientras Coyne dirigía el experimento a través de un megáfono, y que junto con sus sucesivos remixes terminó haciéndose más popular a lo largo del planeta que la original.La historia continúa, pero a partir de aquí nos encontramos a Wayne Coyne por encima del bien y del mal. Está en la difícil situación en la que todo el mundo alaba cualquiera de sus creaciones, y eso no es nada bueno. Al año siguiento publica At War with The Mystics (Warner, 2006) precedido por una excesiva campaña de promoción, en la que Coyne aparecía con toda la parafernalia militar propia de un pais en guerra (que lo era) y en la que afirmaba haberse inspirado en los Black Sabbath para componer el álbum… evidentemente nadie creyó lo segundo, pero el aspecto visual no gustó mucho a quien no comulga con las tesis del Partido Republicano de los USA, por muy irreverente y mordaz que fuesen las declaraciones con que acompañaba a las imágenes… un juego ambiguo en un momento poco adecuado que casi nadie supo interpretar, si es que había algo que interpretar. Pero al tema: el álbum era muy irregular. Los últimos trabajos de la banda eran casi perfectos, con un alto nivel, pero se le escapaba algo, toda su creación se concentraba en crear un álbum de principio a fin, y una vez que el público y la crítica te adoran, quien te paga quiere sacar más, y es que la emisoras de radio emiten canciones, los video-clips se hacen para vender singles y los locales y clubs reproducen dichos temas, y en los últimos álbumes no los había. Esta vez sí lo consiguieron, había temas que independientemente funcionaban muy bien, pero falló el concepto del álbum, que semejaba una sucesión de rellenos entre algunos buenos temas. Precioso y elaborado, pero muy irregular.
Ahora vuelven con Embryonic (Warner, 2009) como su obra cumbre. Empecemos diciendo que se vende como una edición doble (2 cds) cuando la duración total es de 70 minutos. Esto no indica mucho aprecio por quien lo compra, en estos tiempos de crisis de la industria, pero ya hemos dicho que hay quien está por encima del bien y del mal. Desde luego es un álbum arriesgado, y muy atrevido en cuanto a su planteamiento. Es una nueva banda sonora de nadie sabe qué. Como en los viejos tiempos se alternan temas sucios (esta vez mucho más sucios de lo habitual) con auténticas nanas de cuna, intensos guitarrazos y una percusión novedosa en su carrera, miles de sonidos y unas bases que lo dominan todo, entre numerosos pasajes ambientales, con la voz de Coyne siempre distorsionada que es contestada por coros brillantes. He de reconocer que me gusta, me encanta, pero como en el anuncio televisivo, no lo entiendo. Es esencia pura de The Flaming Lips, eso sí, pero no entiendo las colaboraciones innombrables, ni el alarde del metraje. 18 cortes, de los cuales casi la mitad son ejercicios formales sin fondo alguno, pura técnica y pericia en la producción sin nada que aportar, que restan valor conjunto a las grandes composiciones que también contiene, estamos ente una obra que de reducirse a 11 o 12 temas sería fantástica, pero con la estructura que presenta, hay que decirlo, no lo es. Y a estas alturas de la película resulta más que sospechoso.
Lo dicho, me gusta, pero no lo entiendo. Quizás haya que esperar a su siguiente trabajo para darle sentido y contexto a este, o quizás releyendo las Crónicas del Hype averiguaremos donde está hoy en día Wayne Coyne.
O hay alguien ahí que me lo pueda explicar?
Webs:
Discografía:
* 1985: The Flaming Lips EP. * 1986: Hear it is. * 1987: Oh my Gawd!!! * 1989: Telephatic Surgery. * 1990: In a Priest Driven Ambulance. * 1992: Hit to the Death in the Future Head. * 1993: Transmissions from the Satellite Heart. * 1994: Providing Needles. * 1995: Clouds Taste Metallic. * 1997: Zaireeka. * 1999: The Soft Bulletin. * 2002: Yoshimi Battles the Pink Robots. * 2002: Finally the punk-rockers are taking ACID (1983-1988) * 2002: The Day Shot a Hole in the Jesus EGG (1988-90) * 2005: Fearless Freaks * 2005: Late Night Tales (VV.AA.) * 2006: At War with the Mystics. * 2008: Christmas on Mars BSO. * 2009: Embryonic.