Los días 3 de cada mes repasaremos lo que ha sido y es la ciencia ficción en España y española: los autores, las mejores novelas y los hechos significativos de la literatura de ciencia ficción patria. Alfonso Merelo Solá es ensayista y conferenciante, ha publicado dos libros en colaboración (La ciencia Ficción Española y Franco: una historia alternativa) y uno en solitario (Fantástica Televisión en 2007). Mantiene dos bitácoras: memorando y Desde Tartessos.
Comenzamos este segundo artículo con todos los Films que se estrenaron en las décadas de 1960 y 1970. Son los años en la que la industria cinematográfica empieza a consolidarse y a experimentar un espectacular aumento de títulos y de audiencia. El crecimiento económico, con la apertura al turismo como motor fundamental, conlleva más poder adquisitivo para el español medio y más actividad económica en las industrias de ocio.
Las películas realizadas en España reflejan la vida cotidiana y los cambios sociales que se están produciendo a marchas forzadas. Es el género de la comedia española el que predomina en el gusto del público. Actores como Concha Velasco, Paco Martínez Soria, José Luis López Vázquez, Alfredo Landa o Tony Leblanc copan las producciones de esta década.
Entre tanta comedia costumbrista algunos “osados” realizan filmes de género. Uno de los directores mas prolíficos del género de comedia, Mariano Ozores, dirige y produce en 1963 la película titulada La hora incógnita con el subtítulo de “Dios eligió a sus viajeros”. El guión parte de una idea que surge en Ozores a raíz de la queja que los cubanos expresaban acerca de los misiles de pruebas norteamericanos. Aún no se ha producido la crisis de los misiles pero la guerra fría está en pleno apogeo y los miedos a una guerra termonuclear mundial son patentes alrededor del mundo.
La película cuenta cómo un misil termonuclear, por un error de navegación, va a estrellarse en una ciudad no especificada, que se supone española sobre todo por la ambientación y los personajes. Las autoridades intentan evacuar de la ciudad antes de la explosión, pero por una serie de desafortunadas casualidades, algunos habitantes, 13 curiosamente, no pueden abandonar la misma. La película cuenta con un gran plantel de actores entre los que se encuentran José Luis Ozores, Fernando Rey, Elisa Montes, Emma Penella, Antonio Ozores o Mercedes Muñoz Sampedro. La película parte de unos condicionantes muy similares a La hora final (Stanley Kramer 1959). Contemplamos las consecuencias del desastre que se va a producir y como éste influencia a los protagonistas que se ven abocados a una muerte fija y lo que es peor, a una muerte fijada en un plazo insoslayable que desgraciadamente es conocido por los supervivientes. Sólo podrán huir 3 de ellos de la ciudad puesto que el medio de trasporte del que se dispone es una moto con sidecar. La película, pese a unas buenas críticas, tuvo un desastroso desarrollo en las salas comerciales. En la producción, los hermanos Ozores invirtieron prácticamente todo su dinero lo que supuso un grave varapalo para sus finanzas ya que no se recuperó prácticamente nada en la taquilla. 1966 es el año de estreno de El sonido de la muerte que dirigió José Antonio Nieves Conde. Se trata de una coproducción con American International Pictures que cuenta con un elenco prácticamente español al 100%. José Bódalo, Arturo Fernández, Ingrid Pitt o Lola Gaos son algunos de los importantes actores que participan en este film de muy bajo presupuesto. La búsqueda de un tesoro en Grecia es el desencadenante de la resurrección de una criatura prehistórica que ocasionará muchos problemas a los protagonistas. La escasez de recursos, menos mal que era una coproducción con capital americano, obliga al director a que la criatura sea invisible, así se evita el rodar a la misma. Para suplir esta carencia se hace uso del “sonido” en forma de bramidos de la criatura para crear la atmósfera de tensión y terror. Recurso que se había usado anteriormente en la producción Planeta Prohibido (Fred M. Wilcox 1956) en el monstruo del ID que ataca a la tripulación del Belerofonte. El director comentó acerca del film en una entrevista realizada por Javier Ludeña:«Era una película al estilo Roger Corman, con pocos personajes, pocos decorados y un monstruo… pero con tan pocos medios había que salir adelante de una manera muy técnica e ingeniosa, como en los tiempos primitivos del cine. Todos sabíamos que era un film de serie, sin pretensiones, pero me divirtió mucho hacerla, creo que a todos los directores les gusta hacer una película así por lo menos una vez. Además, resolvió mi acuciante problema económico. Uno debe vivir de su oficio.»
Los Bravos fue un grupo musical muy famoso en la década de 1960. Liderados por Mike Kennedy, el vocalista cuya aportación era cantar en inglés (aunque era alemán y se llamaba Michael Volker Kloger), disfrutaron de varios éxitos como “Black is Black”, “Los chicos con las chicas”, “I Don’t Care”, o “Bring A Little Lovin’”.
Siguiendo la estela de The Beatles, este famoso grupo español es llamado para protagonizar películas. En 1967 se estrena Los chicos con las chicas (Javier Aguirre) y en 1968 la película que vamos a comentar a continuación titulada Dame un poco de amor. La dirección de este film corre a cargo de Jose María Forqué y de Francisco Macián en todas las escenas de animación. Se trata de una comedia musical con elementos de ciencia ficción en la que nos encontramos con una trama protagonizada por una especie de Fu Manchú castizo. En el metraje se intercalan diversas actuaciones de Los Bravos, encabezadas por el tema “Bringin Your Loving”. En la secuencia de animación final, la secuencia más brillante de toda la película, Los Bravos se convierten en superhéroes, probablemente los primeros hispanos en la pantalla, que se enfrentan a enemigos sacados directamente del la historieta. Esta secuencia de animación estuvo dirigida, como ya indicamos anteriormente, por Francisco Macián en un alarde técnico que mezclaba imágenes reales con dibujos animados. Es una de las secuencias de efectos especiales más interesantes de la industria hasta la época. Macián patentaría esta técnica con el nombre de “technofantasy”.
Los sesenta terminan sin nada más que aportar al género y nos adentramos en la década de 1970 que es una de las mas fructíferas en cuanto a la producción de género fantástico en general. Es el género del terror, con el añadido y aliciente del incipiente “destape”, el que prácticamente copa el género. Los mitos clásicos son reinterpretados en clave hispana y Drácula, el hombre lobo (con Paul Naschy a la cabeza), El doctor Frankenstein o los zombis van haciendo su aparición en nuestras pantallas. Son producciones con escaso presupuesto, y muchas de ellas con nula imaginación, que se pasan en los programas dobles de cines de barrio y en las pantallas veraniegas.
En clave de ciencia ficción comenzamos nombrando la comedia interpretada por Tony Leblanc: El astronauta. En 1970 y aprovechando la odisea del Apolo 11 al pisar la Luna, Javier Aguirre realiza una película que narra las aventuras de unos “pícaros” intentando crear una especie de NASA a la española, tan española que se denomina SANA (Sociedad Anónima de Naves Aeroespaciales). Los protagonistas, cuyas respetables profesiones van desde la mecánica de coches hasta la fontanería, construyen un cohete que pueda llevarlos hasta la luna. Como es natural fracasarán y aterrizaran en pleno rodaje de un spaghetti western en Almería. La bufonada es agradable de ver, más que nada por lo divertidas que resultan las imprecisiones, inconsistencias y tonterías sobre la ciencia astronáutica.En el mismo año se estrena Trasplante de un cerebro que dirige Juan Logar. Como su propio nombre indica se trata de las consecuencias del trasplante de un cerebro y la incapacidad del trasplantado para adaptarse a su nuevo cuerpo. Un juez, se somete a un experimento para salvar la vida, un trasplante de cerebro. La intervención resulta un éxito pero surge el problema cuando el juez no se reconoce a sí mismo, ni reconoce su entorno familiar, ni a sus amigos ni su profesión, es otro ser en otro cuerpo que no corresponde al cerebro. Se mezclan así los recuerdos y pensamientos de los dos seres, lo que le producirá un indudable shock que le llevará a pensar en la muerte como vía de solución a sus problemas.
La siguiente incursión hispana en el género es la película de 1972 Pánico en el transiberiano. Dirigida por Eugenio Martín, esta película es una mezcla de géneros que se ve muy influenciada por el relato La Cosa o más probablemente por su trascripción fílmica El enigma ¿de otro mundo? Efectivamente, el famoso tren transiberiano circula desde Vladivostok hacia Moscú portando en su interior un extraño fósil milenario. Desgraciadamente para los viajeros, éste fósil resucitará y comenzará a asesinar pasajeros. El ser es un extraterrestre que busca la manera de abandonar la Tierra. Como ya dije, la película se nutre de El enigma ¿de otro mundo? en varios componentes: el claustrofóbico ambiente del tren, el extraterrestre y la lucha por la supervivencia. Con un elenco internacional, entre los que destacan Christopher Lee o Peter Cushing, el film se convierte en unos de los mas interesantes referentes de la ciencia ficción española de la década.
Juan Antonio Barden se implica en una producción para televisión (1973) que adapta una novela de Jules Verne; La isla misteriosa. Partiendo de la base de que la propia novela contiene elementos genéricos de ciencia ficción, Barden incorpora muchos gadgets en su extenso film. Omar Shariff interpreta el papel del capitán Nemo en una historia que recrea, con muchas libertades, la novela original.Odio mi cuerpo, es una película estrenada en 1974 y dirigida por Leon Klimovsky que emplea la temática del trasplante de cerebros, esta vez traspasando el del un hombre al cuerpo de una mujer. Mientras que en las comedias, este hecho la trasposición de géneros, resulta de lo más divertido, Klimovsky efectúa un recorrido “serio” por los tópicos sociales del macho. Como protagonista tendríamos la oportunidad de ver a Alexandra Bastedo (recordada por su aparición en la serie Los invencibles de némesis).
Un año después Pedro Lazaga realizaría Largo retorno en la que se desarrolla una historia de amor “inmortal”. Efectivamente, una mujer, a consecuencia de una grave e incurable enfermedad, es sometida a un tratamiento de hibernación que la mantiene a alejada de la vida durante 40 años. Al recuperarse, encontrará esperándola a su amante de antaño con la particularidad de que él ha envejecido con el curso natural del tiempo, mientras que ella no. La película trata de reflejar este salto generacional y la dificultad de esta relación que ya no está sostenida ni siquiera por la pasión.
El hombre perseguido por un ovni fue dirigida en 1976 por Juan Carlos Olaria con guión de él mismo. En plena ebullición de los temas extraterrestres de la década, el filme desarrolla el tan traído tema de la abducción extraterrestre. En este caso un escritor es perseguido por extraterrestres que quieren secuestrarlo. Como le ocurría a David Vincent (Los invasores) no es creído por nadie y se verá abocado a la desesperación. La película aprovecha también elementos de destape para darle un poco mas de “vidilla”. Y es que en aquellos años era raro que no se incluyera alguna escena de ducha o de cama, aunque parezca un tópico de Pepe da Rosa.
Entra en escena en el año 1976 un director que realizaría bastantes de las películas de ciencia ficción que se han producido en España: Juan Piquer Simón. Su primera incursión en el género es una adaptación de la novela de Jules Verne, Viaje al centro de la Tierra. La película, pese a sus defectos, es una interesante aproximación al fantástico con elementos de ciencia ficción como lo son la ciudad atemporal que aparece en el metraje. En palabras del director: “El elemento fantástico siempre me ha gustado porque abre muchas posibilidades creativas. El personaje de Jack Taylor sirvió también para modernizar la historia sin perder la fidelidad al original”.La década culmina con una película que presenta la primera incursión de un superhéroe en la filmografía española —si descontamos el skecth de los Bravos en Dame un poco de amor—: Supersonic Man. En realidad esta película es un puro tebeo de superhéroes, sin mas pretensiones que el divertir. El héroe es un extraterrestre que llega a La Tierra para defenderla del mal. Es el mismo esquema que Superman aunque en esta ocasión llegará en edad adulta. De la película dice su director Piquer Simón:
«Debido al éxito de Viaje al centro de la Tierra recibimos algunas ofertas para hacer más películas con efectos especiales. La mas divertida fue una propuesta Italo- americana para hacer “Capitán Electric”. Lo primero fue cambiarle el nombre que me sonaba a electrodoméstico. Elegimos el de “Flash Man”. Al poco recibimos de protesta de la productora de Dino de Laurentiis por la similitud que tenia con el titulo de su proyecto de hacer “Flash Gordon”. Cambiamos otra vez por el de “Supersonic Man”. Y así empezó la aventura. Recordaba una película que me impactó mucho de niño. “El Capitán Marvel” que se transformaba al pronunciar la palabra Shazan. Es más difícil encontrar a un actor que sepa actuar y sea un cachas. Utilizando a dos actores evito este problema. Yo nunca me he reído que la gente no identifique a Superman héroe con Clark Kent. Unas simples gafas no les cambia en nada».
(Continuará)