Este artículo viene a cuento de la Jornada coloquio sobre TICs y usos del tiempo en las empresas que tuvo lugar el 30N en Barcelona y en la que he participado.

Desde el principio me pareció un acierto el planteamiento. Cada vez más, los usos del tiempo se convierte en una preocupación recurrente en nuestra vida cotidiana; y no es para menos, ya que se trata de un recurso limitado y como tal, susceptible de usos alternativos. Tiempo comprometido laboralmente, tiempo para nuestro ocio, tiempo para compatir con las personas de tu entorno familiar, tiempo para el descanso, tiempo para cuidar a otras personas, tiempo para formarse, tiempo para dormir, tiempo para simplemente no hacer nada. ¿Realmente podemos poner todos estos usos alternativos en equilibrio? ¿Las TICs nos lo facilitan o vienen a incorporar otra exigencia más de tiempo? Y a las empresas, ¿cómo les afecta esto en el contexto de crisis actual?

Una de las asignaturas pendientes de las empresas es la productividad; y aunque haya quien no logre imaginarse qué tiene que ver con el uso del tiempo, lo cierto es que a medida que optimizamos la planificación y la calidad de la gestión por objetivos, que conseguimos mayor eficacia de la comunicación – interna y externa -, que mejoramos el clima laboral o la implicación y cualificación profesional de las personas empleadas, estamos contribuyendo a mejorar el nivel de productividad. Pues bien, todos estos factores pueden optimizarse si hacemos un uso más eficiente de las TICs.

La realidad es que apenas un 61% del tiempo de permanencia en el puesto de trabajo es aprovechado de manera eficaz, según las conclusiones de este estudio realizado por la consultora Proudfoot en 2004, sobre un total de 100 empresas de 9 países (incluyendo España). A la vista de estos datos cabe preguntarse ¿pueden permitirse, las empresas en particular y las sociedades en general, seguir derrochando recursos en el contexto actual? Porque de acuerdo con este estudio, el coste del tiempo desaprovechado podría estar alrededor de un 8% del PIB.

En el contexto actual de crisis, la exigencia de una alta competitividad en las empresas, hace necesario apostar claramente por estrategias como la innovación, el emprendizaje y la igualdad en la gestión empresarial.

Las medidas de usos del tiempo que promueven una mejor calidad de vida para las personas que trabajan permiten reducir los gastos, reducir el impacto medioambiental, incrementar la fidelización del talento y la competitividad. Un ejemplo muy evidente es evitar el desplazamiento al lugar de trabajo alguno de los días laborales, algo que las TICs pueden facilitar, a través de la práctica de teletrabajo o flexibilidad espacial. Este tipo de medidas, son muy efectivas en la reducción de costes y en la mejora de la satisfacción de las personas que entre otras cosas, y descongestionan el tráfico – sobre todo si se utiliza el vehículo privado para acudir al centro de trabajo – y orientan a las empresas hacia una política más conciliadora entre las necesidades e intereses de las personas trabajadoras y las necesidades de producción. En España, la cultura del ‘presentismo’ representa una rémora que en ocasiones se agrava aún más por el alargamiento de la ya extensa jornada laboral; una práctica más generalizada entre los hombres que actúa como un mecanismo de discriminación indirecta hacia gran parte de las mujeres. Porque mientras no haya un reparto más equilibrado de las responsabilidades familiares, el margen de flexibilidad en el uso de tiempo de hombres y mujeres no es el mismo, ya que la disponibilidad es mayor para ellos que para ellas.

Pasar de una cultura ‘presencialista’ a una cultura ‘nómada’ en la empresa es un proceso largo que se tiene que planificar coherentemente, sin olvidar que entre ambos modelos de empresa, hay múltiples situaciones intermedias.

Las resistencias al cambio aparecerán, de diferentes maneras; no obstante, cada vez más personas y empresas identifican la importancia de integrar el uso de las TICs, en el necesario cambio de cultura organizacional. Y en este cometido el desarrollo del software libre surge como oportunidad para acompañar dichos cambios, Conseguir organizaciones más horizontales, en las que la ‘inteligencia colectiva’ fluya a través del uso de herramientas colaborativas es un hito para integrar la gestión de los saberes y democratizar las información y el conocimiento en las organizaciones. Se trata de ‘cambiar el chip’ y plantearse nuevos modelos de negocio más acordes con la ‘instantaneidad, fluidez y movilidad’ que caracteriza la economía de conocimiento. Trabajar en red y asumir que los objetivos empresariales pueden coordinarse con el respeto de los derechos humanos y la calidad de vida de las personas trabajadoras será una capacidad factible de desarrollar sólo por algunos liderazgos empresariales, con una visión a más largo plazo. Sí ya sé que pensarán que estos especímenes no abundan, pero como las meigas, ‘haberlos, haylos’.

Y ademas, como dice la propia OIT:

“El desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) brinda un gran número de nuevas oportunidades para las mujeres. Sin embargo, salvo que estas posibilidades se vean respaldadas por la formulación deliberada de políticas capaces de garantizar la participación, la asunción de responsabilidades, la educación y la formación en materia de TIC destinada a mujeres, así como las políticas de apoyo a la familia en los lugares de trabajo en los que se desarrolla la economía de la información, los viejos sesgos vinculados al género persistirán”.

¿Hacen falta más razones para iniciar esta transición?