Reflexionando desde una cierta actualidad músico-discográfica, Mon Falcón nos lleva el 24 de cada mes a crear a modo de prosopografía una ilimitada red de influencias, multicopismo y ‘revival’ en la que ensaya sobre la falsa filosofía de la música POPular, sobre qué queda del ‘hazlo tu mismo’, quién engaña a los puristas, y sobre todo ¿qué ocurre a nuestro alrededor y por qué? Los falsos predicadores del rock’n‘roll pueden deteriorar la banda sonora de nuestras vidas… así que ustedes verán hasta dónde quieren saber…
Vivir de las glorias del pasado es algo muy habitual en esta era musical que nos toca vivir. Si partimos de que todos los regresos, o casi, se deben al vil metal, debemos establecer además numerosas categorías: hay quienes vuelven de un modo descarado y se arrastran por el escenario, como si su sola presencia compensase la ilusión y el desembolso económico del público, otros fingen volver a ser amigos para dar una imagen de pego y cumplir, hay otros que realmente aún tiene mucho que decir y mucho que enseñar, y compensan con creces la espera. Pero además hay un sinfín de casos para dar de comer aparte. Esta semana han estado de gira por España Living Colour, que estarían directamente en otra categoría. Con su nuevo trabajo bajo el brazo (tras un primer intento de regreso a la actualidad en 2003) ha quedado claro que no tienen nada nuevo que decir en cuanto a su mensaje o su propuesta, pero si mucho que ofrecer y enseñar en lo técnico y además en lo humano, elemento realmente extraño en este circo de vanidades.
Y me explico. Living Colour son realmente extraños en todos los sentidos. Una banda de negros (perdón otra vez, de afroamericanos) haciendo rock duro es una anomalía histórica, no debería ser así, pero lo es, igual que Bad Brains abrieron la lata del hardcore. Que una banda de negros con estilo inclasificable toque asiduamente en el CBGB de New York (templo de punk estadounidense) también es extraño, que pase por allí Mick Jagger y decida producirlos, también. Y que todos sus trabajos en su etapa original fuesen éxitos de ventas millonarias más. Y que ahora, 20 años después, tras un concierto de dos horas y media se bajen del escenario para saludar durante 45 minutos a casi todos los asistentes de uno en uno… definitivamente no son normales, y por eso hoy se merecen unas cuantas lineas.
Living Colour comienza a conformase en los primeros 80 entorno a Vernon Reid, un británico en New York (de origen caribeño, sino ya no serían afroamericanos, no?) un joven y virtuoso guitarrista ávido de experimentación, forma su banda con la que irá deambulando por los clubes de la ciudad con una formación cambiante. Finalmente se asentan otros dos virtuosos de academia, el baterista Will Calhoun, y el bajista Muzz Skillings, formando un trío con base de free jazz espacial que rápidamente cambia al hard rock con ramalazos punk en medio de sus improvisaciones. Reid se hacía cargo de las voces hasta que conoció a Corey Glover, e impresionado por su amplio registro vocal le incluyó automáticamente en la banda. Las composiciones de Reid fueron asentándose y ordenándose mientras su fama crecía por toda la ‘Gran Manzana’, dejando el submundo underground para ser asiduos en la programación del mítico CBGB. Allí les vio Mick Jagger y decidió que el mundo tenía que conocerles. De inmediato les invitó para grabar su álbum en solitario de aquel mismo año (Primitive Cool, Atlantic 1987), producirles su debut discográfico y llevárselos de gira con los Rolling Stones. Y por muy extraño que parezca, dicho y hecho. Reid y Calhoun participaron de su disco, Jagger grabó su maqueta, se encargó de su fichaje por Epic y produjo dos temas del álbum, y al año siguiente se los llevó de gira con los Stones por todos los USA para el show Steel Wheels. Así de fácil.Pero además de un inesperado padrino, Living Colour tenían canciones, mensaje y una actitud que conectaba directamente con el público. Su música era muy compleja, habitualmente se les etiqueta como una banda de funk-metal, pero eran unos músicos de free jazz, que enloquecían con los ritmos funk, la velocidad de punk y la contundencia de hard rock, si a eso sumamos la capacidad vocal de Glover para las melodías soul y los los graves agresivos tenemos a algo así como la banda total. Así se convirtieron en unos de los abanderados del crossover, aquí mal llamado fusión, que ya habían comenzado la colaboración de Ántrax y Public Enemy, pero que Living Colour y sus colegas Fishbone llevarían a su máximo esplendor. La conexión entre ambas bandas se remonta a sus inicios, ya en 1985, Vernon Reid funda junto al periodista Greg Tate y el productor Konda Mason una iniciativa sin ánimo de lucro para que los jóvenes músicos afroamericanos tuviesen una plataforma musical independiente dedicada al rock (nadie esperaba en aquel momento a un negro haciendo rock, por lo tanto no había oportunidades), se llamaba Black Rock Coalition y estaba enfocada a todos los chavales de barrio para formarse en cualquiera de sus vertientes, y se encargaban de gestionar y mantener una especie de centros culturales donde creaban bibliotecas, locales de ensayo y estudios de grabación, pero también editaban y distribuían los splits y buscaban actuaciones en clubes. Como podéis imaginar se creó una escuela única, entre otras muchas cosas allí nació en afropunk, pero esa ya es otra historia. En la otra punta del pais, Los Ángeles, existía el mismo problema, así la banda Fishbone se unió a la iniciativa y creo un nuevo centro de la BRC.
Al margen del altruismo, Living Colour y Fishbone abrieron un nuevo camino, con dos vertientes distintas pero fundamentales para mucho de lo que vino después. Los californianos jamás alcanzaron el éxito de los neoyorkinos, pero con los años siguen siendo una banda de reconocimiento mundial, sin embargo en aquel momento eran demasiado duros para el público negro, y demasiado festivos para los blancos, aunque con los años su vertiente de ska y raggae ganó cada vez más presencia y siguen a un buen nivel. Sin embargo Living Colour tenían un ideal un poco más claro y centrado, quizás de ahí su éxito.
Pero volvamos a 1988. Living Colour publican su debut Vivid (Epic) y todo el mundo se engancha a su propuesta, mensajes con denuncia social y política, ritmo funk y contundencia rockera salpicados de delirios free jazz y melodías soul y pop les convirtieron en el grupo revelación de aquel año, recibiendo el Grammy al mejor grupo de Hard Rock en directo además de vender unos cuantos millones de copias de la mano de los ‘Cult of Personality’ y ‘Glamour Boys’, sus dos singles de éxito, el rap de ‘Funny Vibe’, las contundentes ‘Desperate People’ o ‘Middle Man’, la fantástica versión de ‘Memories Can’t Wait’ (Talking Heads) o el guiño ‘What’s your favorite Colour, baby?’.
Casi sin descanso tras su propia gira y la que hicieron con los Stones dan a luz a Time’s Up (Epic, 1990), un álbum que daba aún más rienda suelta a las posibilidades de la banda, pero que quizás no resulta todo lo completo que cabría esperar. Hay más cortes experimentales y más eclécticos, y más provocativos, lo cual quizás no fue del todo bien comprendido. Los cañonazos ‘Pride’ y ‘Type’ funcionaron a la perfección, el tropicalismo de ‘Solace of You’ amplió registos inimaginables y ‘Love Rears its Ugly Head’ se convirtió en uno de los singles del año, pero tanto interludio daba demasiada pausa al álbum, y el tema ‘Elvis is Dead’ no fue muy bien comprendido, cuando Jagger, Maceo Parker o Little Richard colaboraban en él. ‘Information Overload’ o ‘This is the Life’ eran dos temas que adelantaban por donde irían los siguientes tiros, mucho más oscuros.
Cuando hablamos de bandas superventas cuesta entender que vender más de un millón de discos no se considere un éxito, pero así fue, y aún así recibieron nuevamente el Grammy al “Best Hard Rock Performance”, y es que sus directos continuaban siendo imparables. Pero comienzan los problemas en la banda y Skillings decide abandonar por diferencias musicales. Será sustituído por otro monstruo del bajo, Doug Wimbish, que debutará con el grupo en la grabación del Ep Biscuits (Epic, 1991) con descartes del anterior y temas en directo, en los que convierten el ‘Burning of the Midnight Lamp’ en un raggae hipnótico y el ‘Talking Loud and Saying Nothing’ de James Brown en casi un ejercicio de improvisación.
Con la nueva formación (que dura hasta hoy) se enfrentan a su nuevo álbum Stain (Epic, 1993) mucho más duro y oscuro, más contundente en la forma y en el fondo, con guitarras más pesadas y tiempos más lentos o más acelerados, y mensajes más reivindicativos: ‘Auslander’ en clave hardcore como ‘Mind in your own business’ o ‘This Little Pig’, y la zeppeliniana ‘Leave it Alone’, solo ‘Bi’ y ‘Nothingness’ mantenían el eclecticismo puro en su ritmo, y aún así sus ventas crecieron nuevamente, y es que eran otros tiempos y con ese disco alumbraron lo que luego recogerían bandas como Rage Against the Machine y toda su estela. Con este nuevo éxito toda la banda decide dedicarse a sus propios proyectos, se separan como Living Colour con el listón muy alto, pero siempre colaborando entre ellos en sus trabajos individuales.
La carrera más destacable es sin duda la de Vernon Reid, casi siempre contando con sus anteriores compañeros, con más de una decena de discos publicados y una veintena de obras enormes de otros desde la producción.
El regreso se produce oficialmente en 2001 y en 2003 presentaron un nuevo trabajo Calideoscope (Sanctuary, 2003) y a la infinidad de recopilatorios y directos que le siguieron hoy tenemos The Chair in the Doorway (Megaforce ,2009). Son dos trabajos correctos que pretenden actualizar su sonido en ambos momentos y siempre experimentando nuevas posibilidades técnicas. Dos trabajos como excusa para volver a girar alrededor del mundo, lo cual es una gran noticia. Volver sin más pretensiones que dar lecciones técnicas y estilísticas a las nuevas generaciones, puesto que resulta evidente que su mejor momento creativo en la música para las masas ha pasado, pero su buen hacer underground no… y por eso siguen aquí. Volver sin complejos, versionando a quién quieran y poniéndoselo difícil a quienes quieran versionarles a ellos. Volver para hacernos corear diez minutos Elvis está muerto mientras nos interpretan el ‘Houng Dog’ en clave espacial. Volver para agradecernos la asistencia en cada show. Está claro que han vuelto para pasárselo bien, y nosotros más.
Ya ni siquiera preguntan al público cual es su color favorito. Estaba claro antes de empezar: Living Colour!!!.
Discografía: – Vivid (1988) – Time’s Up (1990) – Biscuits (1991) —EP— – Stain (1993) – CollideØscope (2003) – The Chair in the Doorway (2009)