Libro de notas

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De ventrílocuos impostores por Mon Falcón

Reflexionando desde una cierta actualidad músico-discográfica, Mon Falcón nos lleva el 24 de cada mes a crear a modo de prosopografía una ilimitada red de influencias, multicopismo y ‘revival’ en la que ensaya sobre la falsa filosofía de la música POPular, sobre qué queda del ‘hazlo tu mismo’, quién engaña a los puristas, y sobre todo ¿qué ocurre a nuestro alrededor y por qué? Los falsos predicadores del rock’n‘roll pueden deteriorar la banda sonora de nuestras vidas… así que ustedes verán hasta dónde quieren saber…

The Sonics. El retorno de los modernos trogloditas

Muchos dirán que The Sonics fueron una de las mejores bandas de todos los tiempos. Pero eso es mucho decir. No todos están de acuerdo. Hubo una vez unos Sonics que probablemente fueron, son y serán el mejor grupo de la historia de la música popular. Pero hubo varios Sonics, diversas versiones de sí mismos y otras que no eran ellos: los auténticos, los aún mejores y los falsos, los que que ya no eran los Sonics (puesto que a muchos les interesaba la continuidad de unos Sonics aún sin super-sónicos).

Su sonido, próximo al rock’n’roll más clásico de la década de 1950, evolucionando el rhythm’n’blues de un modo casi herético en su época, sus ritmos repetitivos, los excesos, los gritos… en plena década de 1960 sonaban más primitivos que cualquier otra banda anterior, al mismo tiempo que fueron la primera banda ‘moderna’ de la segunda mitad del siglo. Hablar de los Sonics es hablar de rock troglodita, de proto-punk, de actitud, de energía. Hoy en día hablar de los Sonics son palabras mayores, su reconocimiento es absoluto, pero en los años 60 los Sonics tan sólo querían ser ellos mismos aún cuando había quién quería que los Sonics fuesen de otra manera. El mundo no estaba preparado para esta banda y ahora han vuelto para darse un más que merecido homenaje, gira norteamericana, y desde el pasado mes en Europa, estarán en España en Bilbao y en el Primavera Sound

The Sonics – Ampliar
Desde finales de los 50 el entorno de Seattle fue la base de una particular revolución del rock’n’roll. Un auténtico hervidero de bandas caracterizadas por sus salvajes reinterpretaciones de la música de los 50, mezclando rythm’n’blues y rock’n’roll… la esencia de la música negra del sur llevada al delirio por blancos del extremo noroeste. Bandas como The Kingsmen, The Roamers, y cientos más, pero sobre todo The Fabulous Wailers, conformaban una escena tan salvaje que se dió en llamar The Northwest 60’s Punk Explosion. Sí amigos, desde antes de 1960 se comenzó a gestar la música con actitud, el hazlo tú mismo, la provocación, los excesos sobre escenario, etc.; de todas esas bandas The Sonics fueron sus mayores representantes. Los más salvajes, los más sucios y los que adelantaron la auténtica actitud punk. Así comenzó su leyenda.

Todo comenzó en 1960, en Tacoma, cerca de Seattle. Larry Papyra comienza a tocar la guitarra inspirado por las dos grandes bandas locales: The Fabulous Wailers y The Roamers. Junto con su hermano Andy (bajista) formó los The Savage Young Sonics, que al margen de los dos hermanos mantuvieron una formación muy inestable hasta 1963, momento en que se incorpora Gerry Roslie como teclista. La formación se consolidó definitivamente con Rob Lind y Bob “Boom Boom” Bennett. Nacían The Sonics: Roslie con una garganta negroide que gritaba en lugar de cantar, Rob Lind al saxo, Larry Papyra y su fábrica de riffs de guitarra tan salvajes como pegadizos, Andy Papyra al bajo y el bestial “Boom-Boom” Bennett y su incontrolable batería.

En sus comienzos eran un combo instrumental en el que Roslie tocaba el piano eléctrico, pero a comienzos de 1964 comenzó a cantar, al tiempo que los ritmos se aceleraban y las melodías se hacía mucho más contundentes. Los Sonics estaban preparados y a pleno rendimiento, pero la cuestión era otra: ¿estaba el mundo preparado para los Sonics? Su ‘descubridor’ fue Buck Ormsby, bajista de los Fabulous Wailers y propietario de una discográfica, Etiquette Records, que editaba a bandas locales. Pero en aquel momento Ormsby buscaba algo distinto, quería tener una discográfica única, y para eso tenía que encontrar bandas únicas. Cuando escuchó a The Sonics, supo que aquella era su banda. Un sonido sucio, un cantante que gritaba y unos tipos que se volvian locos encima del escenario. Casi de inmediato publicó su primer single, todo un clásico del repertorio de la banda, una joya: The Witch, incluyendo una versión de Little Richard, Keep a Knockin’, en la cara b, En noviembre de ese año, el single se había convertido en el más vendido del noroeste del país, sin embargo no podía ser radiada, excepto en pequeñas emisoras locales y en horario nocturno.
Su segundo single fue Psycho, sobra decir que superó al anterior en absolutamente todo. Su éxito no paró de crecer, y su ritmo de trabajo se convirtió en frenético. Comenzaron a preparar su primer Lp, un gran reto, pero ellos sabían lo que querían, lo que querían sus seguidores y sabían como hacerlo, además Ormsby buscaba algo sorprendente a bajo presupuesto.

Grabaron los temas del álbum en dos pistas, con los micros detrás de los músicos y los amplificadores al máximo para obtener un sonido distorsionado y agresivo que les había hecho famosos. El resultado fue Here are the Sonics, toda una declaración de intenciones. Los Sonics estaban aquí.

Dos épocas: Etiquette vs. Jerden.

Here Are the Sonics (1965, Etiquette Records)
Explosivo, directo, crudo… pésima producción con un resultado brillante. Primitivo y genial. El perfecto disco de garage de la época. Su repertorio sencillamente inigualable, versiones de r’n’b super-aceleradas como Roll Over Beethoven de Chuck Berry, Do You Love Me? de Berry Gordy Jr., Money y la recreación del Have Love Will Travel de Richard Berry. Recuperaron sus dos primeros singles The Witch, y Psycho ya avaladas por el éxito, y como novedades dos cañonazos: Boss Hoss e Strychnine... ¿está claro no?, todos sabemos de que hablamos, uno dos mejores álbumes de la historia del rock’n’roll (si no el mejor).

Boom! (1966, Etiquette Records)
Un título tan expresivo como el primero. Sigue la misma estructura, la mitad son versiones, vuelven a Richard Berry y su Louie Louie, a Bill Halley y sobre todo a Little Richard, la mayor inspiración de Roslie. Prueba de ello son Let the Good Times Roll, Hitch Hike, Jenny Jenny o Skinny Minnie. Las originales tan incendiarias como He’s Waiting (¿quién va a ser? ¡¡¡Lucifer te espera!!!) y Cindirella. Sí, este disco otra colección de super hits, y otra obra maestra de algo que nadie había hecho antes.

Con este segundo álbum el nombre de los Sonics comenzó a sonar por todo el país y durante 1966 giraron como teloneros de los Beach Boys, The Kinks, The Byrds, The Lovin’ Spoonful, de Ike and Tina Turner y hasta de James Brown y eso les sirvió para firmar con una de las discográficas de mayor prestigio del momento: Jerden Records. Eso suponía muchas novedades: un gran contrato, distribución y giras nacionales, trabajar con productores profesionales en grandes estudios y además el deslumbrante Hollywood. Los cinco norteños llegan a los estudios Gold Star para trabajar con el prestigioso productor Larry Levine. Se acabó la libertad de la banda, se acabó lo de sobrecargar los amplificadores a su gusto, se acabó la suciedad y el descontrol. El resultado fue un álbum mucho más pulido: Introducing the Sonics, con el que la discográfica pretendía presentarlos a todo el país, y para ello la banda salvaje debería ser amansada para el gran público. En propias palabras de Roslie ...una puta basura….

Introducing the Sonics (1966, Jerden Records)
Jerden retoma sus dos primeros singles The Witch y Psycho, y nuevos temas como Maintaining my Cool, Nightime, I’m a Rolling Stone, I’m Going Home o la divertida Dirty Old Man. Y como no, versiones de Little Richard ( Rama Lama Lu ). Los Sonics seguían siendo los Sonics, pero los USA estaban sufriendo la invasión del nuevo r’n’b británico (*Them!*, The Pretty Things, The Kinks...) y la compañía quería que los Sonics fuesen así. El grupo asimiló muchas influencias británicas y de la psicodelia, pero Jerden no les dejó grabar como ellos querían. El resultado fue un buen disco y sobre todo con muy buenos temas, pero estaban hechos de otro modo y con muchos arreglos posteriores. Con ello los Sonics perdían todo su poderío, pero ante todo perdían el control sobre su música que ahora no era primitiva, ni descontrolada, sino mucho más sofisticada.

Sin que ellos lo supiesen todo cambiaba a su alrededor. En los siguientes singles los teclados de Roslie eran más psicodélicos y su voz más templada, más suave y melódica, cambiando totalmente su registro y grabando incluso baladas. La última publicación de la banda fue Any Way the Wind Blows (1967), una joya del álbum de debut de Frank Zappa con The Mothers of the Invention (1966), pero que nada tenía que ver con los Sonics. Lo que antes sería un trallazo acelerado ahora era una reinterpretación casi exacta del original. Algo estaba mal, y ya no tenía solución. Tras este single la banda tocó fondo. Bob Bennett abandonó el primero, quería que su banda fuese como antes, o incluso más blues, y no comprendía las imposiciones de Jerden. Roslie, el más temperamental de todos juró que los Sonics estaban muertos y disolvió la banda. Sin embargo Jerden fué sustituyendo a todos los miembros de uno en uno. Los auténticos supersónicos volvieron a sus estudios o se incorporaron a otras bandas. Mientras, Jerden mantuvo vivo a su engendro y publicando hasta finales de 1969.

La auténtica formación de los Sonics volvió a reunirse en 1972 para realizar un concierto en el Seattle Paramount, recogido y publicado por su discográfica original Live Fanz Only (1973, Etiquette Recs.). La guerra estaba abierta entre las dos disqueras y la respuesta de Jerden Records no se hizo esperar: editó y re-editó. En primer lugar fue Introducing the Sonics, reeditado como Maintaining my Cool, que incluía varios bonus. Luego se sacó de la manga una colección de temas perdidos a modo de álbum completo: Fire & Ice! (rare & unreleased electro-phonic tonics!).
Entonces, Ettiquette apostó fuerte, donde más duele, y publicó Psycho-Sonic, un solo disco que recogía los dos primeros álbumes de la banda además de alguna cara-b y directos, una joya insuperable. La guerra entre los dos sellos por el legado de los Sonics sigue hoy en día, pero siempre con la primera discográfica con más que ganar al poseer el mejor repertorio de la banda.

Pero volvamos a los auténticos protagonistas de nuestra historia. El mundo que les tocó vivir no supo comprenderles, la industria tampoco… si en muchos aspectos fueron una banda adelantada a su tiempo, también fue la primera banda en verse sometida a una discográfica con grandes intereses comerciales que coartaba su creatividad e impedía su trabajo, pero también fue una de esas bandas en las que la lucha de egos hizo estragos. Roslie y los hermanos Papyra no se hablaron durante casi 30 años. En fin, son y serán los mejores, pero también fueron la primera de las grandes bandas en sufrir todos los excesos y cometer los errores que una y otra vez se han repetido en la historia de la música.

Discografía Oficial – 1965: Here are the Sonics. – 1966: The Sonics… Boom. – 1966: Introducing the Sonics.

Recopilaciones: – Psycho-Sonic (‘Here are the Sonics’ + ‘Boom’ + bonus) – Maintaining my Cool (‘Introducing The Sonics’ + bonus) – Fire & Ice (The Lost Tapes) – The Jerden Years (1966-1969) [Maintaining my Coll + Fire & Ice] – Live Fanz Only (Live 1972) – Busy Body!!! Live In Tacoma 1964” (Norton, 2007)

The Witch:

Have Love Will Travel:

Strychnine:

Boss Hoss:

You’ve Got Your Head on Backwards:

Psycho (montaje: “Psycho a Go-Go”)

Mon Falcón | 24 de abril de 2008

Comentarios

  1. Guillermo
    2008-12-09 23:36

    Excelente.!! , muy bién relatado


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