Que la vida es un viaje solo de ida, es un asunto sobre el que no voy a teorizar.
La certeza de mi diario de viaje, se ha ido afianzando al ordenar mis tomas fotográficas, notas, recortes dibujos… materiales donde queda la marca de mi lucha diaria, cuando intento entender y entenderme (que me entiendan es otro cantar) y que después, al visionarlos, reconsidero. Me gusta verlos y ordenarlos pasado el tiempo, ya que la distancia me aporta una mezcla agridulce entre lo que hubo y lo que hay, quiero creer que menos pasional.
De este sentimiento nace “Pasajero sin retorno”, que estructuro en dos colecciones de lo que pasa por toda mi vida y que no solo son fotos:

• Las fábulas. Breve relato ficticio, ni prosa ni verso, con intención didáctica frecuentemente manifestada en una moraleja final, y en el que pueden intervenir personas, animales y otros seres animados o inanimados.
• El caminante. En cuanto al mero hecho de recorrer mi viaje diario, en su más amplio significado.