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Sobre el informe PISA y la lectura

Me encuentro con dos reflexiones en la red que me convencen más que las conclusiones dadas por los políticos sobre la espectacular bajada en el nivel de comprensión lectora —e incluso que la explicación del índice del ESEC (estatus social, económico y cultural) que presenta el propio informe PISA—: José Antonio Millán nos lo cuenta en PISA, y los muchos factores de la lectura y Darabuc lo hace en A solo centésimas en el nivel de comprensión lectora. Y es que estos dos escritores y blogueros llevan años preocupándose de verdad de la lectura, y los políticos parece que solo lo hagan cuando cae un mazazo como el mal resultado obtenido por España en el informe de la OCDE.

Ana Lorenzo | 07/12/2007 | En la red |

Comentarios

  1. Francisco
    2007-12-07 19:03

    El problema es mundial.
    La gente lee menos, muchos menos; no lee periodicos y prefiere internet.
    Internet cada dia ofrece menos lectura y mas videos.
    El viejo dicho “una imagen vale por mil palabras” puede acabar casi totalmente con el habito, gozo, de la lectura.
    Es preferible ver un culebron que leer a Corin Tellado.
    Nos estan convirtiendo en sibaritas perezosos; no hace falta leer e imaginar.
    Lo recibes imaginado, masticado y listo para ser engullido.

    Progreso?

    Quiza.

  2. Gonzalo
    2007-12-08 12:27

    Parece que el discurso de Doris Lessing también lamentaba una cierta decadencia de la lectura. Yo no sé a qué atenerme en eso. Tengo la impresión de que se lee en general más, pero que la pura lectura de entretenimiento (los libros baratos de principios de siglo, que aun así daban cabida a muchos escritores buenos, no solo a las Corín Tellado de turno) ha dejado paso a la televisión (coincido con Francisco en eso). Y lo que sí ocurre es que como todo se mide más, tenemos medidas más claras de cuánto se lee o deja de leer. Creo que se lee poco, que valdría la pena que se leyera más, pero que hay parte de optimismo imposible, casi utópico, en eso. Porque mucha gente sabe leer y no quiere. Y a la inversa: los que apreciamos la hondura de un buen libro, no lo cambiamos por mil imágenes. Hay reticencia y resistencia en los dos lados.

    El otro día, al hilo de las grandes campañas pro-lectura, con grandes dispendios publicitarios y de imaginación visual, pensaba que es como querer convencer de que fume al que tiene asma y le repugna el olor. Más valdría fomentar de verdad las bibliotecas escolares y los espacios de intercambio entre lectores, como clubes de lectura (que en algunos sitios funcionan de maravilla y son un auténtico gancho, si no una adicción).

    Un abrazo,

    Gonzalo

  3. Ana Lorenzo
    2007-12-08 16:15

    Creo que hay una cosa cierta en esto de las imágenes —y no es por enfrentarlas a la palabra, que bien se pueden disfrutar las dos cosas— y es que muchos chicos ven la película del libro (en una librería me encontré con un chico que iba a por una lectura obligatoria de la ESO; le preguntó el librero si era ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?; «No, contestó el chico, ese trabajo ya lo hice viendo _Blade Runner_»; para colmo, la peli no le había gustado); y muchos, chicos o adultos, dejan pasar el tiempo frente al televisor, con el messenger, el chat… No tengo nada en contra de las nuevas tecnologías, ni siquiera tengo nada contra la maravillosa terapia de sueño de las cadenas de televisión, que consiguen aburrir y dormir al más pintado por muchos problemas que tenga en la cabeza, pero está claro que el tiempo de que disponemos no es infinito: si a 24 h le quitamos unas 8 para dormir, más o menos 2 para asearnos y comer, 8 más de trabajo (si uno tiene suerte) o estudios, 1 de transporte o más… claramente luego tenemos que elegir: si uno se traga 2 ó 3 h de tele, no encontrará nunca tiempo de leer. No sé, yo recuerdo que me enganchaba a un libro y me reventaba tener que dejarlo incluso para quedar con mis amigos. A mi hija mayor (14 años recién cumplidos) le pasa algo parecido: tengo que regañarla por leer. Lo que a mí me sorprende es que la gente no ande por ahí aislándose en un libro; y no vale decir que no han encontrado ninguno que les guste, por Dios, si hay para todos los gustos.
    Las campañas de lectura, Gonzalo, tienes razón: van a lo populista, a la foto y al cartel. Un fomento de la lectura exige un presupuesto que se mantenga y se comprometa, unos planes, unas infraestructuras: bibliotecas escolares, formación de profesores y utilización de estas bibliotecas (como propone desde hace tiempo Jaime García Padrino), clubes de lectura, etc. Pero eso trae resultados a largo plazo y exige inversiones que, a corto plazo, no dan para una buena foto.
    Un beso.


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