Pobrecitos, venden su voto, han perdido su yo auténtico.
El hambre les ha hecho olvidar quienes son. Alejandro Jodorowsky

Domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes…6 de julio. Aún permanecemos extraviados los mexicanos, las mexicanas, hermanit@s amables de todo el mundo y queribles de todas las naciones, con excepción de cuando nos queremos quedar a vivir ahí. Ahora somos los perros callejeros de las nacionalidades. A uno que otro nacionlista se le va a caer el perineo con esta frase. Sin embargo, creo que ya hemos adquirido madurez ciudadana. Ya tenemos motivos más serios por los cuales estar enojad@s y mantenernos en la cancha internacional en un lugar notable, que ya no sea por las notas sobre la violencia y el narcotráfico.

Primero, no dejaré de anotar que el recién electo presidente de México, gobernó el estado con mayor número de feminicidios superando en todos sentidos a Ciudad Juárez, que en cuestiones de víctimas, para muchos activistas ya es cero cool. Sino cómo justificar cientos de libros fabricados, periodistas inflamados, premios acomodados y bueno, habrá que enfatizar que los feminicidios de México no son marca registrada en Juárez: es una epidemia nacional.

Segundo, los mexicanos y mexicanas debemos estar preparados para el periodo de balas y de sangre, que ya es un lugar común en gran parte del país. Nadie se queja, porque se encuentra demasiado ocupado en llevar una vida normal y en esto se incluyó a las elecciones. Muchos lo aprovechamos como el periodo de paz. Considerando que hace una semana mi hija se quejaba de una balacera en mitad de la noche.

Tercero, pese a los pronunciamientos y a los resultados electorales en México, creo que todos se han precipitado: no se han acabado todos los conteos. Quizás éstos devengan en los mismos resultados previos. No creo que el PRI haya hecho dejado muchos rastros y creo que que si hay trampa, se va a enterrar en el mismo hoyo en donde tenemos 70 años de memoria y de historia con el priismo.

Yo voté por Andrés Manuel López Obrador y optar por él fue difícil. Pese a que le respeto y reconozco mucho, no le creo nada, aunque he estado segura de que actúa de buena fe y convencimiento. Yo jamás he votado por la derecha y en el PRI estaba un candidato que desde el principio de los tiempos ya había ganado. Pese a la simulación había esperanzas. Esa parece ser la historia de México.

Nunca se había visto tan sucio el truco de algunas elecciones, pero al menos nos dejó saber que la inmensa mayoría en México es la que decide el futuro de todos: lo más pobres de los pobres, quienes vendieron sus votos por diferentes tarifas. A algunos todavía ni les pagan…

La población urbana clasemediera y usuaria de las redes sabía por dónde iría la historia mexicana, pero creo que muchos estaban perfectamente seguros de un milagro o un revés de las encuestas que siempre dieron como vencedor a Enrique Peña Nieto.

Este es el primer texto que le dedico a las elecciones y creo que aún después de todos estos días tras las elecciones, no sé qué decir, más que los hilos sueltos que ahora muestro, como crónica de unos comicios.

Cabe también la nota alegre de que fueron las elecciones más copiosas y de mayor participación de la historia democrática de México, y también que, me pareció haber detectado alegría. La gente parecía feliz de tomar su lugar.

A través de mi vida han pasado gobiernos priistas y los panistas y he vivido todas las crisis económicas de fin de siglo. Todavía falta mucho.