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Debajo
de un olivo fructuoso
por do se van mil vides retorciendo,
con gran lujuria vide estar hodiendo
a una dama un galán furioso.
Ella los pies al cielo luminoso tiene,
con que en los lomos le va hiriendo,
y con dulces meneos va haciendo
se encienda más el fuego lujurioso.
Y al derramar la esperma y regucijo,
dijo el galán: " Mi vida, pues acabo,
si puedes di aceituna" y quedó mudo.
Ella, que sin compás menea el rabo,
Acei..., acei..., acei..., aceite dijo,
que decir Aceituna nunca pudo.
Anónimo.
Manuscrito de hacia 1610.
Ilustración: María Titos.
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