Día 11 de marzo, jueves.- A lo mejor y desgraciadamente la tragedia de hoy -182 muertos y mil heridos- ayude a algunos españoles a comprender el dolor, la rabia y la impotencia que millones de americanos sintieron otro día 11, este de septiembre, cuando otra tragedia -2972 muertos- sacudió los cimientos y las alturas de la nación.
Aquel 11 de septiembre, después de haber contemplado la caída de las dos Torres y sintiéndome paralizado, mis sentidos entumecidos, sin fuerza de nada, como vacío, me refugié en la poesía. Y, como llevado por alguna extraña fuerza, fui a leer las “Ruinas de Itálica”, de Rodrigo Caro. Y estos versos me parecieron proféticos:
Sólo quedan memorias funerales
donde erraron ya sombras de alto ejemplo
este llano fue plaza, allí fue templo;
de todo apenas quedan las señales.
Del gimnasio y las termas regaladas
leves vuelas cenizas desdichadas;
las torres que desprecio al aire fueron
a su gran pesadumbre se rindieron.
Horas después de este 11 de marzo voy a buscar, de nuevo, consuelo en la poesía. Y sin saber cómo me encuentro con estos versos de Alberti:
Madrid, corazón de España,
late con pulsos de fiebre.
Si ayer la sangre le hervía,
hoy con más calor le hierve.
....
Madrid, corazón de España
que es de tierra, dentro tiene,
si se le escarba, un gran hoyo,
profundo, grande, imponente,
como un barranco que aguarda...
Sólo en él cabe la muerte.
Poesía, de nuevo, que parece profética o casi, aunque en esta ocasión, los versos sean panfletarios, malos y oportunistas (y en su momento nada proféticos) y, desde luego, mucho peores que los de Rodrigo Caro. Pero que al leerlos con la angustia y la rabia del momento me ayudaron. La poesía, hasta la mala, siempre ayuda.
Día 15.- Me preguntan, nada más entrar en las dos clases que tengo hoy, que les explique la situación en España. Quieren saber qué es ETA, quiénes son los que gobiernan y quiénes son los que han ganado. Sienten un interés por España como jamás lo habían tenido. Y me doy cuenta, una vez más, de lo difícil que me va a resultar responder a todas estas preguntas y la responsabilidad e importancia que tiene un educador y, sobre todo, que importante y vital es la posición ideológica de cada uno. Si yo hubiera sido del PP hubiera cargado las tintas sobre el PSOE o viceversa. Pero yo soy demócrata y siempre voto por los demócratas. Aun así, pensando que soy imparcial, he sentido dudas de cómo explicar la situación. He apuntado que no se ha votado “libremente” porque muchos lo han hecho con el corazón y con la emoción (y con rabia y desprecio) pero no con la cabeza. Les he recordado, de paso, lo viscerales, emocionales y dramáticos que podemos llegar a ser los españoles. Y que, a mi entender, el grupo Al quaida puede estar orgulloso porque no sólo ha matado a muchos inocentes, la mayoría de ellos trabajadores, sino que han conseguido que un grupo terrorista fuera el ganador de las elecciones, como muchos periódicos americanos apuntaron.
Luego hemos hablado de la lección del día: Octavio Paz. El libro de texto que usamos no dice la fecha de la muerte del autor de El laberinto de la soledad. Cuando la he escrito en el encerado (3-15-04) una alumna me dice que me fije en la fecha de hoy y en la de la muerte. Y una vez mas leemos, un poco aburridos de hablar de política, estos fragmento del poema “Callar” que tanto les impresionan: “Entre lo que veo y digo, / entre lo que digo y callo, / entre lo que callo y sueño, / entre lo que sueño y olvido: la poesía”.
Día 16.- Después del 11 de septiembre del 2001 aparecieron en el metro varios carteles relacionados con la seguridad ciudadana, con el estado psicológico de los ciudadanos, de elogio a la policía, carteles oficiales o privados, legítimos u oportunistas. Hubo uno en el metro que decía: “If you see something, say something. If you see a suspicious package or activity on the platform or train, don’t keep it to yourself”. No sé si el anuncio desapareció o yo lo olvidé, pero hoy he vuelto a encontrarme con él cuando iba a trabajar e iba leyendo un artículo en el periódico sobre lo fácil que es atacar una estación de metro.
“A lo mejor y desgraciadamente la tragedia de hoy -182 muertos y mil heridos- ayude a algunos españoles a comprender el dolor, la rabia y la impotencia que millones de americanos sintieron otro día 11, este de septiembre, cuando otra tragedia -2972 muertos- sacudió los cimientos y las alturas de la nación”.
Esta frase es equívoca e injusta, tremendamente injusta. Cambiemos los términos de la comparación, y comprobaremos que la ecuación no funciona para muchos ciudadanos de occidente, incapaces de ver el mundo y el sufrimiento si no es desde “su” perspectiva. Probemos así: “A lo mejor y desgraciadamente la tragedia de hoy –182 muertos y mil heridos– ayude a algunos españoles a comprender el dolor, la rabia y la impotencia que millones de iraquíes sintieron otro día –el 20– del mismo mes –marzo– de hace un año, cuando otra tragedia –¿Cuántos muertos sumamos ahora? ¿Cuántos niños mutilados? ¿Cuántas bombas de racimo?– sacudió los cimientos y las alturas de la nación”.
Cambiemos Iraq por Somalia, o Chile, o Vietnam, o Palestina... Y por favor, dejemos de contar muertos. Un solo muerto es ya causa suficiente para “el dolor, la rabia y la impotencia” . Estamos en guerra. Hay bombas que recorren caminos de ida y vuelta. ¿Somos tan ciegos que nos negamos a ver? ¿Cómo no reconocer que el mundo, el país, la ciudad, el barrio, la calle, el tren, el edificio en el que vivo es hoy más inseguro que hace un año, cuando a una pandilla de descerebrados se le ocurrió invadir un país en “mi” nombre, en nombre de “mi” seguridad y de “mi” libertad?
No. El dolor, la rabia y la impotencia ya estaban ahí antes, mucho antes que los 11-S y 11-M. Sólo que, vistas de lejos, eran como virtuales. Pero ahora huelen a carne requemada. Y ese olor espanta. ¡Claro que espanta!
Pese al desacuerdo, no puedo dejar de reconcer mi deuda con Hilario Barrero. Su literatura es un goce estético, y reconforta leerlo en Almacén cada quince días. Considero que esa misma admiración que le profeso no debe ser óbice –más bien debería ser la causa– para manifestar mi profunda discrepancia con este artículo.
No me demoro más, aunque me quedo pensando en lo injusto de considerar mi voto como emocional, y por ello, menos libre. Nada más lejos de mi percepción. Pero este comentario ya se extiende demasiado...
Un saludo
Amigo Ximo: He intentado contestarle en privado, pero cuando "cliqueo" en su nombre y apellido no me sale ninguna cuenta de correo.
De todas maneras, le agradezco el mensaje tan sentido y tan suyo y lo siento si herí su integridad política. Algo debe de tener ese primer párrafo que usted comenta cuando, en otra web, --de una manera más violenta y agresiva-- fue objeto de crítica. Tambien Marcos Taracido me escribió un correo en el que me apuntaba, como él solo sabe hacerlo, clara y llanamente, que aunque le gustaba parte de mi colaboración, había varias ideas que no le gustaban nada. Es más: se aventuró a criticar el estilo de algunos párrafos diciendo: "Por cierto, tu columna de este mes... me ha gustado, como era de esperar, el día once y el 16. Pero no me gusta, como suponías, cuando hablas de los atentados y se lo explicas a tus alumnos. Pero no me gusta no por las opiniones que viertes (que no comparto pero respeto), sino
porque estilísticamente parece algo forzado: parece fuera de la linea de tus diarios, parece que estás incómodo escribiéndolo. Es sólo una
opinión." Yo ya me había puesto en guardia escribiéndole a Taracido y diciéndole que sabía que no le iba a gustar parte de la columna. No olvidaba que iba a ser publicada en Almacén...
Asi pues me imagino que la culpa es mia, por no saber expresar mis angustias y mi rabia y por hablar de Nueva York en estos tiempos revueltos. Debo aprender la lección que yo mismo enseñó a mis alumnos: en clase no se puede hablar de religion, de sexo o de política. Así que me dedicaré a lo que sé y me aplicaré el refrán que ahora más que nunca parece estar de rabiosa actualidad: "Zapatero", a tus zapatos.
Le agradezco, tambien, el comentario que hace de mis columnas. Uno, a veces, piensa que no le lee nadie, o casi nadie. Valga una cosa por la otra.
Un saludo cordial,
hilario
Estoy dando un paseo y visitando a los amigos. Toc, toc. Ahora frente a la puerta de la casa de Hilario.
¡Buenos días!.
Te he leido, os he leido. Y he mirado más allá del cementerio donde "apenas quedan las señales". A mí me gusta leerte porque te siento vivo (aunque hables de muertos) y escribes para los vivos, para sentirse vivos. "entre lo que callo y sueño" presencias de amigos.
¿Tapar el hoyo con odios? ¿Porqué no dejarlo así?. Vacío. Si acaso una bellota, tierra, humedad y milagro: Roble.
Pero
"La ciudad huye en un galope de palabras
"Tiene miedo a las tenazas del árbol
Un abrazo,
Amigo Cayetano:
Leerte nos trae la esperanza.
Menuda alegria! Y ademas un 15 de abril!
Tu presencia, aunque moderada, nos dice que ya empiezas a mejorarte y es un dia de felicidad al saberte por aqui de visita. No haces falta que toques, la puerta esta abierta.
Tu nombre y tus palabras han iluminado este rincon.
Bienvenido!!!
Mejorate y vuelve que te necesitamos.
***Pos-mortis.***
Pobres gentes , pobres de nosotros //
pobres todos los que heredamos //
de la inmunda avaricia //
todas y cada una de las cosechas //
de la súper _Nación,//
de un ex_alcoholico,//
sentado en el trono de un Mundo-Global.
Ahora y en la hora //
de nuestra propia muerte//
a mayor gloria de la Unión //
Viva crimen, y a vivir //
del Saqueo Universal.//
Pobre gente, pobres de nosotros,//
despojados de toda dignidad //
como la peste,pasarán a la historia//
como la autentica re_encarnación del mal.
Que se podía esperar...solo robo y muerte.
Alaharon.Madrid 20/04/04