Antonio Méndez Rubio
Si me acompañaras de estruendos y amaneceres
te alumbraría la fecundidad de tu vientre tal cual una incierta mirada
no me abandonara al beneplácito de la complicidad de los periódicos
ni desgarrara como depredadores con su presa la libertad de la palabra
para con este mundo impreso en celuloide
resumido en acto de traición maravillosa y bastardeado a un idéntico tiempo
¡oh, libertad como capitán, capitán, capitán! ¡eres la covachuela de los poderosos sin más
ni más!
o en tu justa vara ajusta el justiprecio del reparto desigual
que si todos esos parios ahí revolcados entre vuestras márgenes de fotos y encuestas
de estadísticas
allegados hasta el más de los remotos ricachones de los hogares de sáudano y la vasija
del tresillo y las cortinas
los parias no interesan ni conmueven mucho más sino la mercancía sino cuando mueren
o se mueven en masa
un enjuto de la tierra para más señas pobre se lame las heridas de su carne que son
el hambre en silencio de huesos amojamados
erráticos
amartilleados
por la vida y el hambre y la no paz
de los días
la paz de los pueblos se mide por el rumor de los cementerios
la paz, el pan, la palabra
migajas tan sólo del banquete de occidente
oídos sordos al clamor silencioso de quienes carecen de todo
como fábula preñada de ruido y sables y furias contadas por dementes sin sentido
(hamlets de callejeo diario por poner un ejemplo bastardo)
para cuando el diálogo deje de ser cosa de pocos ajustada a su propio idioma
para cuando la fraternidad no sepa de fronteras ni metales
ni quepa en las palmas de una sola mano tan levemente
para cuando la tolerancia sea el cáliz de todas las pieles del mundo
todavía y por siempre las palabras conteniendo a los sables de las espadas
porque no hubiera mayor negocio global sino canjear fusiles por bolígrafos
acorazados por cámaras, supersónicos galanes del cielo por micrófonos
sordinas informáticas como un clamor silencioso que viene aupándose
y dar así sentido a tantas vidas y tantas muertes que aguardan todavía una espera
que no se haga de rogar inútil por más tiempo
aniquiladas por el plomo social de la metralla de lo vivo lo humano
de lo muerto lo extraño
una fértil virilidad ya no de cañones ni metralla sino enseres de imprenta
intranquilizando las malas conciencias
haciendo hablar allá donde las palabras enmudecen
sospechando de la realidad siempre mentirosa
reproduciendo el duende mágico de la vida en su casi inabordable extensión
de sopa de pobres arrumbados a la mesa de los discutidores
esperanza para una rebelión y aviso para navegantes en mares de papel
Como cuando se respira la nitidez matinal
aislado y en plena montaña
hincho los pulmones de ti
con el único propósito validado de vaciarme de mí
como desescribir de día y volver sobre las huellas
del pasado en esta oscuridad de palabras
voy tintando la noche con imposibles de neón
como si avanzar para retroceder
como si destruir para crear
como si proyectar para imaginarte
pero sobre todo como si meditar para mencionarte
entre los pliegues rugosos del papel con la voz de tu garganta
y la niebla de los días dando paso al sol de la madrugada
en ese imposible de tinta
tan extrañamente mistérica
con tus detalles y fulguraciones
que llenan una sola vida
un ser inerte que despierta a la realidad
al teñirme de ti
en esa premonición constante
de suspiros contra suplicios
Sólo ahora lo puedo saber:
el lenguaje es una piel
que se ajusta incontrolable
al avance de tu voz
desde tu garganta rumor de mar adentro
Para Antonio Méndez Rubio que escribió este poema durante la nochevieja de 2001 en Cucalón, junto a la UEPV
Anochecía temprano
porque la niebla se había abalanzado encima nuestro
esbozando un valle esquivo a cualquier mirada
y llegábamos del paseo en procesión
entró retardado hacia la masía
y su pupila húmeda miró absorta una última vez
repensó sus pasos y dijo pensativo:
-¡A ver! ¡Qué impresionante! ¡Voy a ver!
Desandó sus pasos
se asomó al borde del precipicio donde comienza el valle
a sus pies el valle cegado definitivamente con mirada calma
y sentenció:
-No se ve nada
Hubo un silencio agudo de atardecer
mientras su silueta se disolvía en la niebla
sus gafas se empañaban en el vaho frágil del atardecer
pienso en la vida la niebla la vida el valle nublado
Por el envés de las paredes y disfrazadas
vamos viviendo vidas de hormigas sigilosas
trepando oquedades y guareciendo la oscuridad
de abajo a arriba y de arriba abajo
subimos y bajamos y volvemos a subir
cuando en la casa vieja la viga es un manjar
la carcoma una simple impostura al vacío
por cuanto tiene de mostración al mundo
y quienes nos habitan ajenos se muestran festivos
como si el ceremonial de ascenso y descenso
no fuera con ellos
tan próximos tan ensimismados tan entusiastas
del orden que celebran
pero aquí estamos con el incordio que no conocemos
conviviendo sin saberlo
en plaga insobornable
buscando nuestra redención diaria
cuando ellos se sienten tan seguros allá abajo
nosotras trepando muros y desconchando por dentro
pues nuestra acción es el testimonio mudo del tiempo
y su límite no tiene fronteras sino la madera
por muy infalibles que se crean ellos
aquí devorando virutas y trancos
para demostrar el otro orden infalible de las manivelas del reloj
ajenas a todo invisibles para nadie impertinentes como hormigas
traslúcidas
socavando el viejo orden del mundo
procreando y ensanchando sus rutas por la vieja casa
y antes de que abandonemos el viejo caserón derruido
por la ruta de las paredes adentro invisibilizadas proclamamos
nuestro reino de existencia
fatales como un derrumbe
letales para lo humano y lo divino
nosotras las termitas con nuestra misión histórica
comiendo y subiendo y bajando
y trasegando incordios y procreando
impertinentes ante el orden humano
que se creía infalible hasta que amenazara ruina el edificio
y hubieran de abandonarlo
Para qué el desangelado orden del atrezzo
la extraña realidad del fingimiento
la caja que se funde en un negro repentino
los devaneos provisionales sobre las tablas
y esas bambalinas que se apropian del total de la luz y sus recortes
si al irrumpir en escena nos quedamos ciegos
de desespero
nublados de sin respuestas
perdidos entre la tinta salvaje de las letras
si nadie fue capaz a lo largo de la representación
de darnos cuenta
de rastro alguno
de nuestro creador
Su poesia me reconcilia con la vida cuando parece q todo es sinsentido, por unos minutos, me encuentro con almas amigas en la distancia en las q se refleja una forma de mirar a la vida.
Un saludo y mis felicitaciones
Comentado por IreneJB el 21 de Diciembre de 2003 a las 08:51 PM