Revista poética Almacén
Estilo familiar

[Arístides Segarra]

Otros textos de Estilo familiar


Contra el amabilismo

Mi amada niña, se acerca la navidad; de hecho, ya es navidad. Lo dice el nuevo calendario litúrgico-comercial. hace algunos años todavía era posible adelantarse al almanaque y comprar las gambas y el pollo más baratos y meterlos al congelador hasta la fecha precisa. Hoy, ni eso: ha bastado con adelantar la temporada, así que, en cuanto llega a casa la propaganda navideña de Carrefour a mediados de noviembre ya es navidad, ya está todo más caro, ya se ven padres cargados de juguetes imposibles por inútiles, e incluso niños que ya han recibido su pre-regalo de navidad: esa pequeña zarandaja que los padres ofrecen como aperitivo a sus retoños, aumentando así la ansiedad infantil por los regalos.

Los padres se esfuerzan por ser amables. No por actuar cortésmente, sino por ser dignos de ser amados: esa emanación dulzona y liminarmente pútrida que exhalan las mentes antropoides en la cercanía del solsticio de invierno contiene en buena medida un elemento ancestral de protección de la especie. En los orígenes de los buenos sentimientos navideños anida una llamada ancestral al socorro mutuo ante las amenazas invernales (frío, hambre, soledad) que ha permitido la supervivencia de la especie. No lo dudo. Explica también la retracción en el núcleo familiar, y la superprotección paterna. De acuerdo.

Ahora bien, mi niña: recuerda que tus necesidades te hacen débil a los ojos de los demás, y que las utilizarán en su provecho. Si necesitas protección, te ofrecerán seguridad, y así, a través de tu carencia controlarán tu vida. Esta pequeña máxima es aplicable a cualquiera de tus circunstancias, y a cualquiera de tus seres queridos, aun aquellos que, como yo, parecen amarte de forma desinteresada. No te pido que seas huraña, sólo que pienses. Que no te dejes llevar, sino que dirijas. Los buenos sentimientos, el amabilismo, la buena voluntad, el amor, también tienen reverso.

No, no creas que odio la navidad. En cualquier caso no más que las fiestas de cumpleaños infantiles. Bueno, de hecho no más que las fiestas de cumpleaños a cualquier edad. Crecer es un acto íntimo, aunque público, y el estruendo y oropel que envuelve ese acontecimiento te aleja de ti misma, te oculta para tus propios ojos. Pero bueno, ya sabes que tu señor padre se hace mayor, y puede que simplemente chochee.

Sólo una advertencia, chiquilla: únicamente habrá dos regalos por navidad. Uno para tu cumpleaños y otro para reyes. Ya has visto que tengo buenas razones para ello, y por si fuera necesario añado otra: las gambas están muy caras este año.


________________________________________
Comentarios