Voy a ponerme erudito. Los efectos de la lecto-escritura sobre los individuos y las sociedades humanas han sido motivo de discusión científica desde los años 60, con posturas polarizadas: los partidarios de la Great division, según los cuales la lecto-escritura modifica las estructuras cerebrales humanas y las hace más aptas para la abstracción, hasta el punto de datar el nacimiento del pensamiento abstracto en paralelo con el de la escritura fonética. Y los partidarios de la Soft division, según la cual escribir algo no puede cambiar la representación mental de la cosa.
La Great division ha sido largamente denostada por quienes desde el multiculturalismo mal entendido creían que contenía una condena de los individuos y las sociedades orales, superados, y superadas, por las culturas escritas. Esta creencia supone un exceso de sensibilidad no del todo infrecuente entre la progresía intelectual, puesto que, de hecho, supone el reconocimiento de las sociedades orales como entidades autónomas con paradigmas psicológicos y sociales que en buena medida se explican por las dinámicas establecidas por la oralidad, y elimina la variable “subdesarrollo intelectual” de su horizonte.
Aceptemos una versión harto moderada de la Great division: la cultura escrita contribuye de manera especial al desarrollo de modos distintivos de pensamiento que son transmitidos por la educación sistemática. Dicho con mis palabras, la cultura escrita es el camino a través del cual abandonamos la tribu.
Buena parte de la discusión es recogida por los seguidores de McLuhan en un aforismo que, si bien en tanto que metáfora puede ser útil, en tanto que afirmación es falso: el oído tribaliza, la vista analiza. Alguien poco avisado puede entender, pues, que uno —el oído— contrarresta a la otra —la vista—, y que los medios audiovisuales, por tanto, tendrían una influencia neutra sobre nuestra formalización del mundo y sobre la estructuración del pensamiento. Mentira.
Evidentemente aquello que más me interesa destacar es el desarrollo del pensamiento infantil y su capacitación para el pensamiento abstracto, para el pensamiento disidente. Piaget marcó el camino al establecer que en los niños no sólo aumenta la cantidad de conocimiento a medida que crecen, sino que se desarrolla una epistemología: el desarrollo implica saber más y pensar de manera diferente. Cuando son aún pequeños, los niños adquieren una gran cantidad de conocimientos acerca de sí mismos y de su mundo, pero cuando tienen cuatro o cinco años —¿oído, Irene?— comienzan a comprender cómo conocen el mundo. Esto no es una mera parte del conocimiento; es el desarrollo de una nueva posición para su conocimiento previo. Adquieren una epistemología, una nueva comprensión de las condiciones del conocimiento. Este es, desde luego, el primer paso en una serie de transformaciones. Mucho después, aprenden que no sólo existe una distinción entre lo que saben y lo que creen, sino también que lo que saben es una especie de lo que creen, que aun el conocimiento puede someterse a revisión. En ese punto, podemos decir que han comenzado a pensar teóricamente.
Como pedagogo, Piaget mezcla dos variables: el desarrollo cognitivo natural del niño y el resultado de su escolarización. Si Piaget viviese ahora debería introducir una tercera variable: la influencia de los medios audiovisuales incontrolados en el desarrollo cognitivo del niño.
La observación directa de los usos y capacidades cognitivas de niños, adolescentes y jóvenes que han sido sometidos desde pequeños a medios audiovisuales de transmisión de conocimiento o, llamándolo por su nombre, la televisión, sin contrapartidas y sin control, producen fenómenos cognitivos que ya se habían observado en las sociedades orales:
Ya sé, mi niña, que tu mundo no es el mío. Que tu mundo funcionará con parámetros que yo nunca entenderé, pero acepta este discurso como explicación de por qué tu padre, un 31 de octubre de 2003 te prohibió volver a ver la televisión por la mañana antes de ir al cole, y como consuelo tardío a tus lágrimas de aquel día. No fue sólo porque no te acabaras la leche, abstraída por los dibujos animados.
Gran artículo, muy interesante punto de vista. Tan sólo una duda. Qué quieres decir con "listas abstractas y neutras enteramente desprovistas de un contexto de acción humana"...
Comentado por Chema el 4 de Noviembre de 2003 a las 02:25 PMGran artículo, muy interesante punto de vista. Tan sólo una duda. Qué quieres decir con "listas abstractas y neutras enteramente desprovistas de un contexto de acción humana"...
Comentado por Chema el 4 de Noviembre de 2003 a las 02:25 PM