Francisco Serradilla y Alexis Santos
Requisitos para ejercer de Autonauta
Hay que poner mucho cuidado a las maniobras de los demás: estresados, furgonetas, camiones y, especialmente dada su peligrosidad, autobuses y coches de basura. Téngase presente que si nos insultan están en un error, ya que vamos por el carril más lento y respetamos claramente las limitaciones de la Jefatura de Tráfico.
Especial atención a los tramos que, por su topología, resultan más arriesgados yendo a baja velocidad: tramos de carril único en los que sin duda se nos agolparán atras los ansiosos, incorporaciones a otros tramos de cosmopista, grandes rectas, etc.
Particularmente inconvenientes son los desdoblamientos en dos cosmopistas cuando, guiados por un objetivo prefijado (aunque conviene no tenerlo al ejercer de autonauta), nos vemos obligados a tomar la cosmopista de la izquierda. Piénsese por ejemplo en el tramo de la N-IV que une la M-40 con la M-30: si venimos desde la M-40 habiendo salido junto a la carretera de Valencia y deseamos tomar la M 30 en dirección oeste (hacia, digamos, Pirámides), no tenemos más remedio que abandonar el carril de más a la derecha puesto que este carril nos desviaría irremediablemente hacia la M 30 dirección Valencia, que es precisamente de donde venimos, y esta grave decisión nos llevaría a entrar en un desgraciado bucle infinito que acabaría en pocas horas con el combustible de nuestro automóvil. Claro que siempre podemos optar por repostar en la gasolinera que hay junto a la Escuela de Informática. Estas maniobras de desdoblamiento hay que abordarlas con sumo cuidado.
Hay algunas horas del día que son mejores que otras para ejercer de autonauta. Una muy buena hora es al atardecer, preferiblemente cansado de trabajar pensando todo el día. Los reflejos se relajan, el cuerpo se deja atrapar fácilmente en esa especie de caída por la pista hacia ninguna parte. Y si tenemos suerte podremos ver el sol enrojecido caminando hacia la otra cara del planeta, dulcemente, como un autonauta más.