Otros quince días de guerra en la tele, amigas, amígdalas, y Borja, mi perro salchicha, está aprendiendo a no mearse en la carísima alfombra que cubre el suelo de la estancia donde está mi pantalla de plasma, enorme y envidiable. El señor Delegado del Gobierno Imperial en Espéin, d. José María Aznar, dice que vamos ganando; Borja y yo estamos de acuerdo. Diputados de su partido preguntan a miembros de la oposición qué se siente perder la guerra. En otras palabras, qué se siente estar excluido de la ciudadanía espeinola; Espéin, esa diputación del Imperio.
Esto me avisa de que somos poseedores de una tecnología punta muy exportable. Se trata, como ya habréis adivinado, hábiles personas lectoras que sois, de la TEJ: la Trepanación, Extirpación y/o Jibarización de la masa encefálica sin que las funciones motoras básicas se vean afectadas. Esta valiosa tecnología permite al diputado de turno ir por ahí completamente descerebrado sin que se note mucho. La única contraprestación, claro, se da cuando hablan. Entonces puede que sí que se note. Pero muy poquito.
La razón por la que esta tecnología me entusiasma tanto es que resulta utilísima en política y en televisión, dos actividades paralelas. Si nos dedicamos a exportarla y repartimos la riqueza entre todas las personas con DNI espeinol, ¡SEREMOS MILLONARIOS!
Claro que luego tendremos que abrir las fronteras a los inmigrantes para que vengan a currar. Si no, ¿quién administrará nuestras cuentas millonarias, quién aceptará el pago con efectivo o tarjeta, quién nos representará en el Parlamento? Porque evidentemente, si los políticos ya se han hecho ricos, que para eso es para lo que se entra en política (según el ministro de trabajo), y se han hecho trepanar el cerebro precisamente para poder pertenecer a un partido, no podrán hacer su trabajo en el Parlamento, que consiste en apretar el botón adecuado (ardua tarea la de no equivocarse) cuando la presidenta de la cámara llama a votación.
Otra cosa que hemos visto en la tele estos días es que nos estamos quedando sin corresponsales en Bagdad. Después del disparo adrede que mató a tres periodistas, entre ellos al cámara de Tele5, José Couso, Donald Rumsfeld avisó que aquello era un aviso de lo PELIGROSO que puede resultar querer ser testigo de sus acciones. Hasta ahora, los periodistas eran testigos protegidos; hoy ese programa se ha quedado sin financiación. Si vas de testigo, estás indefenso: la mafia puede pillarte cuando quiera. El sr. Delegado del Gobierno Imperial repitió la consigna, tal y como viene en su contrato. Ahora, ya no hay opinión pública, ni dedo con que señalar. Enhorabuena.
También vimos, Borja y yo, el numerito de la estatua de Saddam. Siempre nos ha gustado el cabaret, la revista, el último programa de variedades con el que La Primera intenta fructuosamente practicarnos la TEJ, supongo que para que seamos millonarios felices. En este caso un norteamericano chino encapuchó la cabeza del dictador iraquí con el trapo de guerra del Imperio, las barras y estrellas, los rayos y centellas, símbolo único de la única verdad que a partir de ahora podrá mostrar mi pantalla de plasma. Borja se acordó mucho, y me lo hizo saber, de la última escena de Cabaret, la peli de Bob Fosse, cuando el chaval sale y canta “El mañana me pertenece”.
Ahora la Delegación del Gobierno ha cogido por los pelos la táctica de acoso moral que venía perpetrando la oposición y le ha dado la vuelta: condenen ustedes enérgicamente al régimen dictatorial de Cuba, dicen. Y estoy totalmente de acuerdo. Incluso creo que la Delegación del Gobierno debería empezar por poner ejemplo: debe romper relaciones diplomáticas con Cuba, ¿verdad, Borja? Y no sólo eso: debería obligar a TODAS las empresas espeinolas a abandonar la isla. Debería prohibir todos los vuelos de Iberia a Cuba y debería castigar, con inspecciones fiscales y otras tácticas de amedrentamiento a los espeinoles y espeinolas que en su pasaporte lleven un sello de entrada o de salida de ese país. Esas son las armas en el haber de la Delegación; que las utilice.
Un defensor vuestro, enérgicas amigas, y aunque no pertenece a ninguna oposición, da el primer paso: Condeno enérgicamente todas las ejecuciones de personas por los estados (o grupos organizados con una conciencia de estado), sean esas personas culpables o inocentes, condenadas por crímenes políticos o comunes, vivan donde vivan. Y para que no se me tilde de tibio (ya sabéis que soy ardiente en todo, amigas), condeno especialmente, y porque los acontecimientos recientes lo exigen, al régimen castrista por la condena a muerte y el fusilamiento de esos tres terroristas o personas desesperadas.
Hasta la quincena que viene.